Creo que nadie con un gramo de sensibilidad puede concebir una imagen más desgarradora que la de un niño condenado a muerte. Lo insólito es que este gobierno ya ha dado pruebas horrendas de que no hay en él esa micromedida de compasión por quienes están amenazados en edades tan tempranas.

Lo inadmisible es que: desde el poder no se miren esos rostros y esos ojos; no se escuchen los llantos desgarradores de padres y madres; y se olviden tan pronto las voces perdidas en una amnesia prematura y criminal. “Le pido, señor presidente, que nos ayude con las quimioterapias en el hospital Federico Gómez. No me quiero morir, yo estoy luchando cada día contra esta enfermedad para salir victorioso”, clamaba en el video viral aquel niño. A lo que el desde entonces inexistente secretario de Salud, Jorge Alcocer, respondió que no pasaba nada si no se les suministraba sistemáticamente la dosis de anticancerígenos a los pequeños pacientes; que podían esperar porque después de todo no se trataba de emergencias médicas.

La ignorancia de las autoridades de Salud es monstruosa. La 4T nos ha querido hacer sentir que los niños con cáncer son pocos casos aislados y una especie de accidente genético muy lamentable, pero que no tiene remedio, como si fuera un destino fatal. Nada más falso: en México, cada cuatro horas fallece un niño o niña por cáncer, siendo la segunda causa de muerte infantil, solo superada por accidentes. Según reconocen las propias cifras oficiales, cada año 7 mil menores de 18 años enferman de algún tipo de cáncer. Sin embargo, hay dos incontrovertibles verdades científicas: el cáncer infantil es una enfermedad que cualquier niño o niña puede desarrollar; se origina cuando las células del cuerpo se dividen en forma anormal y continúan su reproducción desordenadamente afectando cualquier parte del organismo; este padecimiento no se puede predecir, pero SÍ SE PUEDE CURAR EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS. Todo depende del diagnóstico oportuno, los cuidados adecuados y la #ActitudNoMeRindo tan admirable en estos niños.

El problema es que el brutal recorte del año anterior a todos nuestros sistemas de salud —que se intentó paliar con el “anillo al dedo” del coronavirus— provocó un desabasto generalizado y nunca visto de medicamentos cruciales como vincristina y metotrexato, entre otros.

Algo inaceptable si consideramos que el rubro “niños con cáncer” no representa ni la diezmilésima parte de un presupuesto nacional cada vez más devorado por Dos Bocas, Santa Lucía y el Tren Maya. Por esa negligencia inexplicable y por aquella frase de la familia presidencial —tan ofensiva que no quiero acordarme— es que la 4T puede quedar marcada para siempre.

Hoy la indignación se llama Evan Omar, quien murió a los dos años a consecuencia del cáncer, agravado por las negativas a sus quimioterapias en un hospital del Seguro Social en Monterrey, lo que provocó su muerte el 26 de diciembre de 2019. Antier, sus padres presentaron ante la Fiscalía General de la República una demanda por homicidio contra el Director del IMSS, el Secretario de Salud y el mismísimo Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien jamás ha tenido el mínimo rasgo de humanidad para recibirlos y mucho menos buscarlos.

Es probable que responda que es un complot de los conservadores y los neoliberales. Por favor, que alguien le diga que no lo haga. Por el bien del país, de nuestros niños y de él mismo.

Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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