A la memoria de mi fraterno,
Héctor Suárez

¿Quién nos ha robado el mes de abril y antes febrero y marzo y ahora mayo y junio y hasta octubre y tal vez el 2021?

Las palabras huecas, los oídos sordos, las frases sin sentido, las cadenas de mentiras, los mismos rostros hasta la náusea, los mensajes cruzados, la pandemia por decreto, el semáforo del absurdo, el imperio del caos, el triunfo del desorden, el mundo paralelo del poder y las promesas rotas.

Los obsesivos días interminables, el miedo inseparable, los hartazgos disimulados, el fastidio como una loza, los amores a distancia a ver si te haces la prueba, los amores en corto ¿ya te hiciste la prueba?, el sentido del amor, el sentido del humor, el sentido de la muerte, la paranoia como una constante, las nuevas medias caras, las certezas de la incertidumbre, las conversaciones agotadas, el reino de la sospecha, la mano hecha celular, el whats omnipresente, el twitter enfermizo, la infamia de las redes, el futbol de antaño, las películas memoriosas, los libros luminosos, el futuro oscuro, las lágrimas prematuras, la ira que asciende, cuenta hasta diez, mejor hasta cien, o hasta mil o hasta los diez mil muertos que ya llevamos.

Las calles vacías, los lugares de la nada, el sonido de tus pasos. Los bares sin risas, los teatros sin palabras, los besos en pantallas, los estadios mudos, los templos sin plegarias. La opresiva sensación de orfandad. La dolorosa convicción de que estamos solos. Un año perdido. Un año de soledad.

Las señales son inequívocas: el gobierno está de fuga, o de gira, es lo mismo; el gurú inentendible, reinventando la realidad, el país pintado de rojo, de alarma y de muerte. Y eso que lo peor está por venir. Según los ahora tan odiados científicos, en este caso los de nuestra UNAM, “la peor parte de la epidemia de coronavirus en México, llegará hasta el 27 de junio. La curva de contagios por Covid 19 está en crecimiento y faltan semanas para que llegue a su pico máximo, según las predicciones matemáticas elaboradas por el Instituto de Física”. El mismo estudio establece que a pesar de estar en fase 3, los mexicanos relajamos hasta en un 10 por ciento el llamado a “quédate en casa”. En este punto baste recordar –sin necesidad alguna de adjetivos- las primeras expresiones del presidente López Obrador minusvaluando la pandemia y el hecho de que hasta ahora jamás se le haya visto con cubrebocas, que su vocero sólo se ha puesto unos segundos y nunca reconoció su utilidad. Aunque ahora los estamos importando por millones.

Concluyendo, el pronóstico es que la epidemia del coronavirus podría durar entre 160 y 200 días (de cinco a seis meses y medio) en los que podríamos llegar a cifras escalofriantes: 1 millón 768 mil casos entre ocultos, asintomáticos y sintomáticos, de los que resulten 126 mil confirmados; muchos más que los 91 mil que se habían previsto. Y, aunque no lo menciona, un número de muertos que otras prospectivas estiman en al menos 50 mil. Aun así, el vocero López-Gatell establece ahora que “a partir de hoy las medidas de mitigación de la epidemia estarán bajo el control de los estados”. Lo dicho: el gobierno de la 4T decreta que su pandemia y sus muertos han terminado. Los que vengan ya no le corresponden. Porque siempre tendrá otros datos.


Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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