Hace un par de meses expresé mi temor de una ruptura en el Pacto Federal debido a la rebeldía de siete gobernadores al negarse a aceptar el brutal centralismo del actual gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Hoy ya son diez los de la recién bautizada Alianza Federalista: Javier Corral, de Chihuahua; José Rosas Aispuro, de Durango; Enrique Alfaro, de Jalisco; Silvano Aureoles, de Michoacán; Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; José Ignacio Peralta, de Colima; Miguel Ángel Riquelme, de Coahuila; Jaime Rodríguez, de Nuevo León; Diego Sinhué Rodríguez, de Guanajuato, y Martín Orozco, de Aguascalientes.

Todos en franca ruptura con el gobierno lopezobradorista, aunque se haya disfrazado de “salida” de la Conferencia Nacional de Gobernadores, porque ésta ya ha perdido su fuerza original para procurar un esquema tributario justo.

En una respuesta a la afirmación sistemática de que AMLO obtuvo en el 18 una abrumadora mayoría de 30 millones de votos, lo que lo faculta a imponer su modelo a ultranza, los reunidos antier establecen que solo estos diez estados suman más de 39 millones de mexicanos, que representan el 31 por ciento de la población total del país. Todavía más: al segundo trimestre de este caótico año, la nueva alianza ha representado una Inversión Extranjera Directa de más de 3 mil millones de dólares, que significan el 40 por ciento del total nacional; las exportaciones registradas por este grupo al mismo periodo ascienden a más de 55 mil millones de dólares, el 60 por ciento del país; y con 7 millones 800 mil empleos representan 40 de cada 100. Y en lo que pareciera una reedición del viejo apotegma de un norte trabajador y productivo y un sur flojo y atrasado, nos recuerdan que en su territorio el Producto Interno Bruto per cápita es de 195 mil 740 pesos, mientras que en el resto del país es de 161 mil 775 pesos.

Pero, además de las cifras, otros dardos salieron desde Chihuahua hacia el corazón político de la nación: “no hay interlocución con el presidente López Obrador”; “no se vale desdeñar o descalificar a quienes no piensan como él”; “el estás conmigo o estás contra mí, amenaza las libertades”; “tenemos derecho a defender nuestros pueblos y nuestras entidades”; “nosotros también fuimos electos”; “la centralización de las decisiones hace daño a México…se trata de un virus que ha detenido el avance de las regiones del país y de la propia nación en su conjunto”; “quieren despedazarnos y atizar la división nacional y se clasifica a los mexicanos según se coincida o no con lo que hace o dice el gobierno central”.

Si temíamos a la balcanización. Resulta que está tocando o hasta tumbando la puerta.

Otra ruptura que tal vez no parezca tan significativa en datos y estadísticas, pero profundamente ominosa, es la ejemplificada en las madres que han tomado las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el Centro Histórico de la Ciudad de México. El presidente ha reprobado el vandalismo, pero no se ha condolido ni con las víctimas, ni con padres y madres que por miles representan el dolor y la incertidumbre de sus hijas muertas, violadas, torturadas o desparecidas, Frente al cual solo han tenido la fría respuesta de una señora Piedra, tan inútil como surgida de la ilegalidad.

Una lástima y una vergüenza histórica que ante las emergencias nacionales, estemos tan enfrentados y llenos de odio.

Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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