Actualmente en el mundo existen dos corrientes ideológicas de personas que están en contra de aplicarse la vacuna y las que están a favor.

Por un lado existen los extremistas radicales que alertan a la población del peligro inminente de ponerse la vacuna y sufrir una modificación genética que nos convierta en seres “transgénicos”.

Por el otro lado hay otra corriente fanática que alerta sobre la maldad de ponerse una vacuna creada a través de células de fetos abortados.

Y por último existe la corriente de científicos, investigadores y doctores que desmienten todas las teorías conspirativas y alientan a la población a vacunarse para protegerse del COVID.

A partir de enero que comenzó la aplicación masiva de la vacuna, comenzaron a surgir teorías de conspiración de todo tipo, desde aquellos que afirmaban que les inyectarían un chip con GPS para estar controlados y monitoreados por las potencias mundiales, hasta aquellos que señalan que es un peligroso ensayo genético con consecuencias irreversibles para en la salud.

Vacunas Inmorales

Existe un ala radical de la iglesia católica que cuestiona la ética y la moral de aplicarse la vacuna ya que son tipo HEK 293, es decir vacunas probadas y fabricadas con células de fetos abortados en los años 70.

Algunos jerarcas de la iglesia católica como el Obispo Athanasius Schneider han condenado el uso de la vacuna por “promover el aborto” y afirma que: “Sospecho que satanás y el gobierno mundial obligarán a todos incluso a la iglesia a aceptar el aborto de esta manera, y por lo tanto debemos resistir, incluso debemos aceptar ser mártires”.

El Obispo Joseph Strickland señala que: “la vacuna no se produce moralmente… niños por nacer murieron en abortos y luego sus cuerpos fueron utilizados como muestras de laboratorio, insto a todos los que creen en la santidad a rechazar una vacuna producida de manera inmoral… No extenderé mi vida utilizando niños asesinados”.

Según las evidencias respecto a los fetos abortados, la Dra. Pilar Calva en su conferencia “Juicio ético vacunas COVID” muestra declaraciones del Dr. Alex Van Der Eb en una audiencia con la FDA diciendo: "la mujer quería deshacerse del feto, el padre no era conocido, se solicitó el aborto", y en otro reporte de la FDA: "el feto era normal no había nada malo, las razones del aborto eran desconocidas para mí", aquí constata que fue un aborto provocado.

Otras investigaciones señalan que también se utilizaron fetos abortados naturalmente.

No obstante al consultarse con el Vaticano contestó: "Todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces pueden utilizarse con la conciencia tranquila, con la certeza de que su uso no constituye una cooperación formal con el aborto del que derivan las células utilizadas en la producción de las vacunas". El Papa Francisco ya recibió su segunda dosis de vacuna.

Finalmente la pregunta a los teólogos morales; si el feto fue abortado de manera natural sin haber sido provocado ¿sería una vacuna moral?, si es así ¿habría dos tipos de vacunas?, la de abortos provocados ¿inmorales? Y las de abortos naturales ¿morales?

Es tan absurdo este debate que el día de mañana cuando salgan vacunas 100% de origen animal los ambientalistas, defensores de animales y veganos no se van a vacunar y van a protestar contra ellas, y otras religiones van a decir: “si las células del animal son kosher sí me vacuno, si no son kosher entonces son inmorales”. ¡Por Dios!

Vacuna

Básicamente la vacuna contiene un pedazo del virus que se le llamada ARN mensajero, éste se inyecta y se introduce en las células, la célula recibe el mensaje de reproducir la proteína del coronavirus, entonces los anticuerpos (defensas) responden y así es como nos mantiene protegidos.

Experimento Genético

Según un video del dr. Steven Hotze señala categóricamente que no es una vacuna en absoluto, sino una peligrosa “terapia genética experimental” donde los humanos somos los “conejillos de indias”, porque son un riesgo para la salud más peligroso que el mismo COVID, ya que se inyecta un ARN mensajero en las células y éstas empiezan a producir la proteína del coronavirus, asegura que es algo absurdo para alguien que está sano portar un ARN extraño en su cuerpo.

Señala que el cuerpo comenzará a producir anticuerpos contra ese virus y no hay modo de saber durante cuánto tiempo las células lo producirán, y el sistema inmune estará sobrecargado y tendrá que luchar contra esas proteínas virales que el cuerpo no para de fabricar, y lo más grave es que no tiene interruptor de apagado y no se saben sus consecuencias a largo plazo, por lo que al tiempo se verán los daños graves a la salud y las muertes.

Él recomienda la inmunidad de rebaño, es decir no vacunarse, no usar mascarillas, no parar labores y contagiarse y que el cuerpo forme sus propias defensas.

Termina diciendo que todo esto se trata de control, poder y dinero para los políticos.

Al respecto sus absurdas afirmaciones ya fueron desmentidas por instituciones y científicos reconocidos, la FDA ya lo había amonestado por vender productos piratas para tratar el COVID con el que estafaba a las personas.

Y el científico Grant McFadden aseguró que las vacunas no son una terapia genética porque “no cambian el ADN de las células huésped y no pueden alterar los genes de las células de quien la recibe".

En cuanto a la falsedad que no tiene un interruptor de apagado, la Universidad de Cornell aseguró que “el cuerpo es un interruptor de apagado natural para cualquier ARNm. Hay enzimas en el cuerpo que degradan el ARNm todo el tiempo y en unos días desaparece”.

El científico Stephen Johnston tampoco la considera así porque “una terapia génica es cuando se introducen genes para reparar un defecto genético, y éstas vacunas están destinadas a prevenir, no a tratar una enfermedad".

Transhumanos

Si esto los sorprendió, todavía hay una teoría más indignante que circula en internet, que quiere infundir terror en la población, viene de una doctora argentina llamada Chinda Brandolino.

En su conferencia afirma con toda vehemencia que: “no es una vacuna, porque no se inyecta el mismo germen que produce los anticuerpos, entonces lo que se aplica es un experimento transgénico en humanos” y señala que cuando las personas son transgénicas (organismos genéticamente modificados) se convierten en “transhumanos” (es decir dejan de ser humanos por naturaleza y se convierten en personas modificadas artificialmente; mitad humano, mitad artificial) y asegura que les va a suceder lo mismo que a los animales transgénicos que son patentados por empresas porque tienen un gen que no pertenece a su especie y son obtenidos o modificados en laboratorios.

“El genoma humano no se puede patentar porque es producto de la naturaleza, pero si está alterado genéticamente se patenta, entonces con la vacuna modifican el genoma y es una persona transhumana por lo que legalmente ante el derecho internacional serían propiedad de la patente. Pero lo más dramático de todo, es que por ser transhumana no será considerada humana con los derechos humanos que conocemos”.

¿Así o más inhumana esta doctora? Infundir terror en la población con información manipulada no es sano, ni ético, ni moral, ya que hay millones de personas vacunadas que sí pueden creer esta maldad y sentirse transhumanos, y los no vacunados así también los podrían considerar.

Perversa propagación de neo-racismo.

Tiempo atrás declaró que el virus había sido creado y esparcido intencionalmente en la población para inyectarles un chip y convertirlos en antenas, hoy concluye que de esta manera nuestros nuevos dueños serán los laboratorios porque son los creadores de las patentes, y tendrán el dominio de los seres humanos para reinar sobre la nueva “transespecie” que viene.

Toda una novela Nazi de ciencia ficción.

Afortunadamente las instituciones científicas más prestigiadas del mundo ya han desmentido estas calumnias vergonzosas.

Investigadores del King's College London publican una profunda investigación científica donde aclaran y desmienten estas falsas conspiraciones:

Primero hay que entender la base del gen humano:

El ADN se encuentra en el núcleo de la célula y constituye el material genético de los seres vivos.

El ARN es el mensajero del ADN, extrae su información y lo transmite a los ribosomas.

Entonces los científicos aseguran que: “Las vacunas de ARN no pueden alterar nuestro ADN, ya que el tiempo que permanece en las células es muy corto”, en horas reproduce la proteína y es desechado. Además “el ARN no llega a encontrarse nunca con el ADN, porque hay una separación física entre ellos; el ADN se encuentra en el núcleo de la célula y el ARN en el citoplasma”.

Si por alguna razón “el ARN viajara al núcleo y se pusiera frente a nuestro genoma, tampoco pasaría nada, porque la secuencia de ARN de la vacuna no puede integrarse en el genoma. Para ello el ARNm tendría que convertirse en ADN lo cual solo es posible mediante una enzima especial denominada transcriptasa reversa”.

Y terminan diciendo: “Si realmente se descubriera la forma de modificar nuestro genoma simplemente inyectando secuencias de ARNm sería un gran avance en el campo de la terapia génica”.

En resumen “no hay ninguna evidencia científica en base a lo que conocemos sobre biología molecular que indique que el ARNm usado en las vacunas pueda tener la capacidad de alterar nuestro genoma”. Aquí lo pueden consultar: (https://theconversation.com/no-las-vacunas-de-arn-frente-a-la-covid-19-no-modificaran-nuestro-genoma-151812

Para aquellas personas que estaban temerosas o convencidas de que las vacunas fueran un experimento génico en humanos, un chip controlador, o un producto del aborto, aquí tienen las respuestas científicas a todo ello. Aunque falta mucho por perfeccionar las vacunas para hacerlas más eficaces, la mejor manera de ganar la batalla al COVID es seguir las medidas de mitigación y aplicarse la vacuna.

Analista Internacional.

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