Nos cuentan que en San Lázaro comenzaron los madruguetes, fintas y maniobras distractoras para arrancar el debate sobre la reforma eléctrica que se quiere acelerar desde la Presidencia de la República. Tan es así que los propios diputados del PRI no sabían bien a bien en cuál de esas categorías caía la presentación de una iniciativa sospechosamente parecida a la del mandatario Andrés Manuel López Obrador pero suscrita por el legislador hidalguense priista Marco Mendoza Bustamante . Hubo reuniones, “team-backs” y cuchicheos no solo de los tricolores sino también con sus compañeros del PAN y el PRD para saber de qué se trataba. Al final, Mendoza unió a la bancada de su partido, pero en su contra, y tuvo que retirar su proyecto. Sin embargo, nos hacen notar que difícilmente se puede creer que se trató de un espontáneo que se fue por la libre porque es nada menos que vicecoordinador de la bancada y cercanísimo al coordinador Rubén Moreira . Aquí no hay paso sin huarache en esta discusión, nos dicen.

Senadores con alto voltaje

Mientras en la cámara baja se desataron los sustos y las iniciativas fantasma, en el Senado nos cuentan que Morena y sus aliados ya velan armas para lo que consideran el debate más importante de la legislatura. Por lo menos los más rudos, que no andan muy en sintonía con el coordinador Ricardo Monreal , le dicen a quien quiera oírlos que ellos esperan que la minuta de la reforma eléctrica llegue de San Lázaro el 13 o 14 de abril, y que por la vía del fast track, se analice y se apruebe antes de que concluya el periodo ordinario de sesiones. Aseguran que ya hubo suficientes foros y análisis del tema por lo que no hay que retrasar su votación. Pero, nos hacen notar, que no necesariamente creen que vaya a ocurrir así, sino que quieren dar la impresión de que el bloque opositor no resistirá los amarres con liderazgos priistas clave, que habrá grietas y el Presidente tendrá su ley. En suma, esto apenas empieza y, nos advierten, en cualquier momento los amagos y salidas en falso se pueden convertir en codazos y patadas bajo la mesa, sobre todo de priistas contra priistas y morenistas contra morenistas.

La visibilidad trans y los pleitos de partido

Mientras en Estados Unidos el gobierno de Joseph Biden anunció medidas concretas para la comunidad trans, en México el día de la visibilidad acabó con un sainete en la Cámara de Diputados. Nos cuentan que luego de que Gabriel Quadri decidió seguir su disputa con la diputada Sandra Luévano y le llamó “señor”, su compañera María Clemente llevó la protesta hasta la tribuna y hubo jaloneos y empujones al panista Santiago Creel , quien presidía la sesión y le tocó pagarla sin deberla ni temerla. Nos hacen ver que, cosa rara en esa cámara, hubo consenso de todos los grupos parlamentarios de que no tendría que haberse llegado a eso y, cosa aún más rara, todos los coordinadores ofrecieron disculpas por lo ocurrido. Incluso en la bancada morenista que coordina Ignacio Mier , nos dicen, hubo un fuerte regaño para Clemente, quien de plano se declaró independiente en respuesta. Nos cuentan que entre Mier y Clemente había diferencias previas, por aquella postura de la legisladora a contrapelo de su partido para exigir recursos para el tratamiento de personas con VIH, que estuvo a punto de tumbarle al coordinador la aprobación de la miscelánea fiscal para 2022. ¿Será que el día de la visibilidad trans sirvió de pretexto para saldar viejas rencillas internas?

Y la paridad de género, otro pretexto

Nos hacen notar que pese a la felicidad en el equipo de Salomón Jara porque el Tribunal Electoral ratificó su candidatura por Morena a la gubernatura de Oaxaca, magistradas y magistrados también ordenaron a ese partido político que revise su esquema de paridad de género para elegir a sus aspirantes, porque no debe destinar posiciones a mujeres en sitios en donde la ventaja es menor. Lo que se ve venir es que el INE se verá obligado a revisar el proceder de Morena en ese rubro y por si faltaran pretextos para la tensión entre los consejeros y el partido oficial, la paridad de género seguramente traerá más reclamos, acusaciones y descalificaciones a la autoridad electoral.