Un porcentaje incógnita de la ciudadanía no ha decidido por quién votará este 2 de junio.

Diversas encuestas sugieren que el porcentaje de personas que todavía no decide por quién votará para la Jefatura de Gobierno de la Cd. Mx. oscila entre el 6.9% y el 20%.

Se trata de un universo de electores que en realidad ya tomaron su decisión y simplemente se guardan de revelarla.

Sin embargo, si la mayoría de los que aún no deciden al final eligen una misma opción, pueden dar competitividad o hacer girar las posiciones de quienes puntean por la Jefatura de Gobierno y la Presidencia de la República.

¿Pueden hacer algo las candidaturas, sus partidos y coaliciones para convencer a los indecisos?

Las personas que no han decidido o se cuidan de confesar por quiénes votarán se sienten abrumadas por el mar de mensajes que reciben de los medios y las redes sociales, también de familiares, amigos y conocidos que han tomado partido y buscan convencerles.

Esto activa en ellos un mecanismo conocido como “reactancia psicológica”; es decir, la tendencia a rechazar los mensajes o indicaciones de los demás, al asumirse como un esfuerzo por limitar su libertad personal.

Les es muy importante sentir que pueden tomar su decisión de manera libre, sin someterse a la presión de familiares, amigos o candidatos.

Insistir en convencerlos puede tener el efecto contrario, porque una de las formas en que se busca recuperar la sensación de libertad personal es girando a la posición contraria de lo que nos presionan a hacer.

Por eso los llamados de algunas candidaturas para que sus simpatizantes convenzan a familiares o amigos puedan hacer sentir más presionado a quien todavía no decide su voto.

Lo cual entonces puede ser contraproducente, predisponiendo a mejor recuperar la sensación de que se controlan las decisiones propias.

Una ruta táctica para las candidaturas es que los mensajes dirigidos a indecisos implica que dejen de decirles qué hacer ¡vota por mí¡ y comenzar a plantearles preguntas.

Los estudios de Jonah Berger de la Universidad de Pennsylvania muestran que las preguntas cambian el foco de atención del votante, que siente que lo presionan para tomar una decisión.

En lugar de pensar en rechazar un mensaje que le dice lo que debe hacer se enfoca en buscar la respuesta a una pregunta.

Algunos estudios apuntan a que las preguntas activan un mecanismo conocido como “elaboración instintiva”, por lo que al menos por unos instantes, el cerebro no puede evitar concentrarse en responder a una pregunta.

Las preguntas son especialmente efectivas con personas propensas a la reactancia psicológica porque la respuesta es elaborada por ellas mismas, no impuesta por otro.

Sin embargo, para la mayoría de los candidatos y partidos en todo el mundo resulta difícil dejar de decir al votante lo que le conviene hacer para comenzar a plantearle preguntas.

Se puede lograr empatía por medio de preguntas que resaltan que deben estar hartos de que todo el mundo intente convencerlos; luego resaltar sus propuestas como una de las opciones entre las que pueden elegir libremente y finalmente, resaltar que confía en que los indecisos tomarán la mejor decisión si tienen la oportunidad de pensar sin presiones,

Los candidatos que defienden la libertad de elegir de los indecisos tienden a ser bien valorados por ellos.

No presionar o insistir hace que aumenten sus probabilidades de ganar su voto.

Los candidatos que logren dar este paso en México pueden todavía captar a un número importante de indecisos y acaso dar una sorpresa.

Pueden dar una lección a quienes están acostumbrados a vivir de la política.

Y entonces sí, la imprevisibilidad de la voluntad de electores indecisos abre la puerta directa a sí tendremos una Presidencia débil o fuerte después del 2024, con mayor o menor legitimidad constitucional para recrear las bases de gobernabilidad del país desde su mandato.

Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012). Es especialista en temas de sistema político electoral y seguridad pública.

José Antonio Dorantes es consultor en comunicación, relaciones públicas y manejo de crisis, con especialidad en el desarrollo de mensajes para activar cambios de percepción en el ámbito político, el cuidado de la salud y las finanzas personales. Tiene una certificación en Digital Marketing por la Columbia Business School y una certificación en Leading Change in Organizations por el Massachusetts Institute of Technology.

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