“Por amor”, responde sin vacilar cuando al atardecer, frente al mar, le pregunto: ¿por qué salva sábalos?

Hija de madre veracruzana y padre español, de piel caoba curtida por el sol, acento costeño y manera de hablar franca, Gabriela evoca más a la primera que al segundo. Sus dos hijos aún no nacían cuando hace siete años, en medio de una profunda depresión, tomó la decisión de empezar a hacer lo que hoy considera su misión en la vida: rescatar con sus propias manos a los sábalos que se varan en el lodo de los manglares de Xcalak.

Gabriela con sábalos en manglar de Xcalak. Foto Gabriela Miravete
Gabriela con sábalos en manglar de Xcalak. Foto Gabriela Miravete

Xcalak, remoto y peninsular poblado pesquero de 436 habitantes en Quintana Roo en el Caribe mexicano, cerca de la frontera con Belice. Sus vecinos son la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an y el Parque Nacional Arrecifes de Xcalak, ese maravilloso lugar que cumple 23 años este lunes, 27 de noviembre, y en donde hace un par de años con mi familia buceamos entre diminutos nudibranquios multicolores, manatíes, tortugas marinas y corales.

Cuando uno está aquí no piensa en guerras o invasiones, ni en trenes, refinerías o aeropuertos y mucho menos en políticos demagogos o elecciones para elegir a los mismos de siempre. Cuando uno está aquí lo único que importa es la mar.

En temporada de secas, de mayo a julio, día a día, durante siete años, Gabriela se ha subido a su camioneta para dirigirse al manglar. En donde entre aire, agua y lodo quedan atrapados millares de sábalos juveniles que ella rescata con sus manos y devuelve vivos al agua en una zona más profunda. El sábalo (Megalops atlanticus) es un pez amenazado cuyas poblaciones están disminuyendo. Verde azulados plateados saltarines bocones voraces escamosos gigantes de dos metros y 160 kilogramos que viven medio siglo.

Sábalos en Xcalak. Foto Gabriela Miravete
Sábalos en Xcalak. Foto Gabriela Miravete

Los sábalos migran a lo largo de la costa y son muy codiciados en la pesca deportiva de captura y liberación (“catch-and-release”). Los juveniles toleran variaciones amplias de salinidad y temperatura, y sus vejigas natatorias vascularizadas les permiten respirar aire y adentrarse en zonas costeras con bajos niveles de oxígeno, en donde hay menos depredadores y poca competencia por alimento. Tal vez esta sea una de las razones por las que se arriesgan a vararse en el manglar…

…hasta que Gabriela llega al rescate.

Nos dijo que en una de las últimas temporadas de secas rescató 1,480 sábalos juveniles en los manglares de Xcalak. Hasta que se cansó de contarlos, o quizá ya no quiso pensar en ellos sólo como números. Según lo que nos dijo, y a ojo de buen cubero, calculo que tal vez haya rescatado unos 7,000 sábalos en siete años. Pareciera que sin los sábalos Gabriela no puede vivir y que sin ella los sábalos tampoco.

Pero también rescata sábalos en la pesca deportiva, lo que no es nada fácil. “Un día les dije a los pescadores: al sábalo hasta en la pesca deportiva de captura y liberación hay que saber sacarlo, con cuidado, con amor para no descabezarlo,” nos dice Gabriela. “Se burlaron de mí. ¿Será que porque soy mujer no me escuchan?”, agrega.

Sentados al atardecer, frente al mar, hipnotizados la escuchan Juan, pescador de Punta Allen y Pablo, pescador de María Elena, dos poblados pesqueros de la región.

El sábalo, la palometa (Trachinotus falcatus), el macabí (Albula vulpes) y el róbalo (Centropomus undecimalis) son las especies más apreciadas por la pesca deportiva de liberación en los bajos del Parque Nacional Arrecifes de Xcalak. Cada año turistas nacionales e internacionales gastan miles de dólares en esta pesca y contribuyen al bienestar de la comunidad: empleando a pescadores/guías de pesca locales, alojándose y alimentándose en hoteles y restaurantes.

Para tener una idea de la derrama económica propiciada por este tipo de pesca consulté un  que analiza las principales localidades donde se practica en Quintana Roo: Holbox, Isla Blanca (Cancún), Cozumel, Bahía de la Ascensión (Punta Allen), Bahía del Espíritu Santo (Punta Herrero), Bahía de Chetumal, Mahahual e Xcalak. El estudio calculó que esta actividad les generó 45 millones de dólares y aseguró 1,674 empleos en 2019.

Y no puedo dejar de preguntarme: ¿cuántos sábalos capturados y liberados en esta millonaria pesca deportiva son los mismos que ha rescatado con sus manos Gabriela en los manglares de Xcalak? “Lucho por el derecho de estos peces a vivir, pero sé que sola no puedo hacer mucho. Educar a los niños es el gran tema,” remata a manera de despedida cuando llega su hijo de unos cuatro años, cabello largo y ensortijado cual pequeño Poseidón.

“Esto es tan pero tan increíble que debe ser cierto”, atina a decir Juan, pescador de 

Xcalak-Mahahual, 21-22 de noviembre de 2023

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS