El triunfo de Joe Biden en las recientes elecciones presidenciales celebradas en Estados Undos , impone la necesidad de establecer una nueva agenda de telecomunicaciones , en la cual, los siguientes temas podrían resultar prioritarios: regulación de precios y neutralidad de la red, disponibilidad y asequibilidad de la banda ancha, reforma tributaria, leyes antimonopolio.

Sin embargo, la principal pregunta que en estos momentos se formula la prensa especializada en la Unión Americana, es si Biden efectivamente emprenderá las acciones necesarias para revertir la eliminación de la neutralidad de la red.

Para ello, la administración del presidente Biden tendría que recuperar el control sobre la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), la cual hoy se encuentra en manos de comisionados identificados con los intereses del Partido Republicano. La operación política sería tan compleja como delicada.

Durante el gobierno del presidente Donald Trump, los demócratas objetaron las políticas impulsadas por Ajit Pai, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones en Estados Unidos (FCC), quien es identificado como el principal promotor de la eliminación de la neutralidad de la red en la Unión Americana.

Para promover la eliminación de la neutralidad de la red, Pai argumentó que las regulaciones realizadas por la administración del presidente Obama desalentaban la inversión en el desarrollo de redes de banda ancha e inhibían la innovación.

Las regulaciones que impulsó la administración del presidente Obama al Título II de la Ley de Telecomunicaciones de 1996, respondían al propósito de asegurar que los proveedores de servicio de Internet no obstruyeran o ralentizaran el tráfico en sus redes según el nivel de los usuarios, el tipo de tráfico o el contenido.

El 14 de diciembre de 2017, los cinco comisionados de la FCC deliberaron sobre el destino de la neutralidad de la red en Estados Unidos.

En una cerrada votación, con tres votos a favor -de comisionados identificados con el Partido Republicano-, y dos en contra -comisionados identificados con los demócratas-, la FCC determinó revertir las reformas emprendidas por la administración del presidente Barack Obama.

El voto decisivo que estableció la diferencia, precisamente fue emitido por Pai, quien es considerado como “la persona más odiada en Internet”.

La derogación de la neutralidad de la red ha estado en vigor durante tres años. Si bien las velocidades de Internet de banda ancha, la inversión y la competencia han mejorado, particularmente en las grandes y medianas ciudades en la Unión Americana, en un amplio número de comunidades rurales los servicios de internet siguen siendo limitados y deficientes.

Para los proveedores de internet, las comunidades rurales dispersas en el extenso territorio estadounidense representan una gran inversión y un pésimo negocio.

Sin embargo, la rápida expansión de las redes 5G podría contribuir a resolver una parte del problema. 5G permite disponer de redes efectivamente ubicuas, universales y de alta velocidad.

El futuro de la banda ancha se perfila en el imaginario de nuevas generaciones de redes inalámbricas, no en las instalaciones alámbricas tradicionales. Las bondades inherentes a la innovación han mermado las obsesiones regulatorias.

A través de la FCC, Pai ha concedido un decidido impulso al Plan 5G FAST, una política integral para el espectro 5G, el despliegue de infraestructura y la modernización de la regulación . La FCC ha aumentado la disponibilidad del espectro, ha reducido y eliminado algunas regulaciones onerosas y obsoletas, y ha desarrollado políticas para acelerar el desarrollo de la infraestructura.

Roslyn Layton, experta en el tema de la neutralidad de la red -en su revisó el estado de la neutralidad de la red en más de 50 países-, afirma que la neutralidad de la red “siempre fue una teoría de los daños potenciales”.

La experta afirma que la administración de Biden debería centrar sus esfuerzos en contener y limitar los excesos de “Big Tech”, cuyas prácticas monopólicas y su particular comportamiento empresarial han sido objetados en todo el mundo.

Layton concluye: “la única razón por la que sigue existiendo una brecha digital en los Estados Unidos es que Silicon Valley no ha pagado por el uso de redes de banda ancha, lo que genera una pérdida de entre 30 y 100 mil millones de dólares anuales”.

La prioridad del gobierno de Biden, efectivamente debería ubicarse en la necesidad de impedir los excesos de Google, Apple, Facebook, Amazon y, por supuesto, Microsoft , empresa que en los años recientes ha elevado de forma muy considerable su valor de marca, gracias a la explotación de un gran número de servicios en la nube.

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