El jueves 29 de febrero, Elon Musk presentó una demanda contra OpenAI en la Corte Superior de San Francisco, California, EEUU.

En la referida demanda, Musk afirmó que OpenAI, la firma responsable del desarrollo de ChatGPT, decidió priorizar las ganancias y los intereses comerciales, renunciado a los beneficios que debería reportar a la humanidad.

OpenAI se ha convertido en una subsidiaria de facto de código cerrado de Microsoft, la mayor empresa tecnológica”.

OpenAI fue creada en diciembre de 2015 como una organización sin ánimo de lucro, por Ilya Sutskever, Greg Brockman, Trevor Blackwell, Andrej Karpathy, Wojciech Zaremba, Sam Altman y Elon Musk. Su propósito era contribuir al desarrollo científico de la inteligencia artificial (IA).

Musk fue un entusiasta promotor de OpenIA. Aportó más de 40 millones de dólares y a él es atribuido el nombre de OpenIA.

De acuerdo con el periodista M. G. Pascal —El País—, OpenAI fue concebida por Musk y “otros pesos pesados” en Sillicon Valley, como Peter Thiel, para hacer frente a la supremacía que entonces tenía Google en materia de IA, particularmente después de haber adquirido a la firma Deep Mind en 2014.

Musk estaba profundamente preocupado por ello. Creía (y sigue creyendo) que en manos de una empresa privada y con ánimo de lucro como Google, la inteligencia artificial supone un peligro para la humanidad.

Musk promovió a Altman al consejo directivo de OpenAI. Sin embargo, con el paso de los años la relación entre ambos se fue deteriorando.

En 2018 Musk decidió separarse de OpenAI. Musk ha reconocido que tal decisión representó uno de los más grandes errores que ha cometido.

Con la renuncia de Musk, Microsoft empezó a ganar importantes posiciones en la dirección de OpenAI.

En 2019, gracias a las considerables inversiones realizadas por Microsoft, OpenAI creó una filial con ánimo de lucro como la instancia idónea para atraer inversiones al proyecto.

Los beneficios potenciales fueron limitados a 100 veces el valor aportado por los inversores. El control permanece en manos de la pequeña organización sin ánimo de lucro y su junta directiva.

Los abogados de Musk afirman que la participación de Microsoft ha sido determinante en la negativa transformación que ha resentido OpenAI.

Debido a la enorme influencia de Microsoft —afirman— OpenAI cambió de objetivo y se centró en ganar dinero, desviándose de sus propósitos fundacionales.

Determinadas declaraciones del delegado de Microsoft, Satya Nadella, han confirmado la enorme influencia de Microsoft sobre OpenAI: “no importaría “si OpenAI desapareciera mañana. (…) Tenemos sus capacidades, su gente, su computación, sus datos. Lo tenemos todo”.

El 30 de noviembre de 2022, OpenAI lanzó ChatGPT —marca generalizada a partir de las siglas en inglés Chat Generative Pre-Trained Transformer—.

El hecho podría ser considerado como un parteaguas en la historia de la y, quizá lo sea también en el futuro de la humanidad.

ChatGPT representa un gran modelo de lenguaje, el cual es ajustado mediante técnicas de aprendizaje tanto supervisadas como de refuerzo.

La expansión de ChatGPT ha sido tan acelerada como exitosa. El 4 de diciembre de 2022, a cinco días de su lanzamiento, ya contaba con un millón de usuarios.

El 14 de marzo de 2023 fue lanzado GPT-4, una versión superior de ChatGPT.

A mediados de noviembre del año pasado, al interior de OpenAI se suscitó una delicada revuelta interna, cuyo propósito fue destituir a Sam Altman como CEO, argumentando haberle pedido la confianza.

Greg Brockman, presidente de la junta directiva de OpenAI también fue destituido. Microsoft y Thrive Capital objetaron la salida de Altman.

Mira Murati, quien venía desempeñando el cargo de directora de Tecnología asumió la posición de CEO. Sin embargo, a los pocos días Murati fue sustituida por Emmett Shear

Mientras tanto, OpenAI negociaba con Sam Altman su retorno. Altman amagó con la posibilidad de pasarse con todo su equipo a Microsoft. En menos de una semana fue restituido en el cargo que ocupaba en OpenIA.

La demanda presentada por Musk precisamente se relaciona con la referida crisis en el consejo directivo de OpenIA.

Ahora no solo los empleados de la firma, sino el público en general se ha preguntado ¿quién decide el rumbo de la IA generativa? ¿Sam Altman y OpenIA o Microsoft?

Es importante señalar que Elon Musk juega una doble partida, debido a que pretende impulsar a su chatbot, Grok, como un efectivo competidor de ChatGPT4.





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