Hace unos días, por la conmemoración de los primeros 10 años de la Reforma Constitucional en materia de Transparencia, llevamos a cabo un conversatorio donde participaron expertos en el tema, quienes cuentan con una visión externa de la situación que atraviesa el país en transparencia y aportaron sus recomendaciones para que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se adapte a la nueva era, una década después de su nacimiento.

Sin duda, las oportunidades de mejora que tiene el Instituto para evolucionar y fortalecerse se deben aprovechar, y más en esta coyuntura. Por ello, ante la adversidad, vale la pena centrar la mirada en las áreas de oportunidad que existen, porque lo esencial es garantizar a cabalidad estos dos derechos fundamentales.

Escuchamos con atención en este conversatorio a Eduardo Bohórquez, Luis Carlos Ugalde, Dante Preisser y Angélica de la Peña, quienes dejaron claro que la autocrítica y la renovación son el camino si queremos que el INAI permanezca, lo cual nos beneficia como sociedad democrática. De esta manera, no debemos caer en autocomplacencias. Hablamos mucho de las bondades de la transparencia y la rendición de cuentas; aunque necesitamos seguir socializando en cada rincón de este país lo que significa y representa este Instituto y su utilidad social.

Hoy por hoy existe un amplio margen para reinventarnos. Por ejemplo, les comparto que desde hace meses me di a la tarea –con parte de mi equipo de trabajo– de plantear una reingenieria del INAI. Por solo citar algunos ejemplos, la verificación de las obligaciones de transparencia de los sujetos obligados federales puede ser agrupada en una sola dirección general de enlaces; después de la Reforma de 2014, los entes públicos ya cuentan con los conocimientos suficientes para realizar esta tarea. Los alumnos ya aprendieron, podríamos decir, y no se requieren cinco direcciones generales para esa labor.

Otra cuestión importante es que el INAI solo cuenta con dos Secretarías establecidas por ley (la del Sistema Nacional de Transparencia y la Técnica de Pleno); tres más existentes (Ejecutiva del INAI, de Datos Personales y de Acceso a la Información) fueron creadas por acuerdos del Colegiado y su función es coordinar direcciones, no ejecutar, por lo que su existencia no es indispensable. Desde mi llegada al Instituto en noviembre de 2020 he impulsado una simplificación que busca tan solo más eficiencia y eficacia.

A 10 años, el reto es desarrollar una reforma, sí, pero para implementar y fortalecer medidas de apremio y sanciones; que la información sí llegue a las manos de la ciudadanía; proteger y revolucionar la Plataforma Nacional de Transparencia; erradicar las malas prácticas dentro de los propios organismos de transparencia, entre otras cuestiones. El buen juez por su casa empieza.

En el momento donde buscan desaparecer este Instituto, debemos tener madurez para no caer en juegos políticos, siendo críticos y frontales para mejorar nuestro desempeño. Solo así podemos reforzar la legitimidad constitucional y social que da sentido al existir del INAI.

Apostemos a los buenos debates, todo se vale.

Comisionada del INAI

@JulietDelrio

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