Para este , recordaremos alquel 22 de abril de 2009, cuando se daba a conocer en México de forma oficial una alerta sanitaria por parte de la Secretaría de Salud, luego de registrar la muerte de 20 personas por durante las primeras tres semanas de abril de aquel año, situación que se consideró atípica o inusual.

Entre los fallecidos fueron 12 hombres y 8 mujeres. La tercera parte de las víctimas mortales tenía entre cinco y 45 años, rango de edad evaluado por las autoridades como “poco vulnerable” a la enfermedad, razón por la cual durante la temporada invernal previa no recibieron la vacunación preventiva del sector salud.

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Se advertía que el gobierno federal “echaría mano de reservas de antivirales y materiales de protección” adquiridos en años anteriores para estar preparados en caso de que en México se presentara la gripe aviar, que en ese entonces azotaba otros países.

Primera plana de EL UNIVERSAL del 24 de abril de 2009, donde se notificaba la suspensión de clases desde kínder hasta universidad para parar con los crecientes contagios de influenza “atípica”. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Primera plana de EL UNIVERSAL del 24 de abril de 2009, donde se notificaba la suspensión de clases desde kínder hasta universidad para parar con los crecientes contagios de influenza “atípica”. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

La situación preocupó a las autoridades, pues mientras que, entre octubre del 2008 y marzo del 2009, en seis meses, se habían registrado 30 fallecimientos por influenza, en un mes, abril del 2009, se contabilizaron al menos 500 contagiados con complicaciones en todo el país.

Como ocurrió en 2020 con la pandemia por SARS-Cov2, causante de la , las cifras difundidas por las autoridades sanitarias causaron confusión y polémica entre la población y medios de comunicación.

De igual forma, en el 2009 las vacunas contra la influenza comenzaron a escasear e incluso se agotaron en consultorios médicos privados, mientras que en el sector salud ya no estaban disponibles al público.

Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno de la capital, y Armando Ahued como titular de la Secretaría de Salud capitalina en una conferencia del 29 de abril del 2009. Dieron informes sobre las medidas tomadas ante el brote de influenza y Ebrard promovió el uso del cubrebocas. Foto: Bernardo Moncada/EL UNIVERSAL.
Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno de la capital, y Armando Ahued como titular de la Secretaría de Salud capitalina en una conferencia del 29 de abril del 2009. Dieron informes sobre las medidas tomadas ante el brote de influenza y Ebrard promovió el uso del cubrebocas. Foto: Bernardo Moncada/EL UNIVERSAL.

La nota “Pega al país brote atípico de influenza” publicada en este diario informó que el Jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, dijo que las vacunas existentes serían aplicadas a los médicos para que pudieran seguir atendiendo a los enfermos.

La Secretaría de Salud se alistó para realizar una búsqueda activa de casos y la elaboración de un reporte diario en el que hospitales mexicanos debían informar del número de contagiados. Los infantes eran regresados a sus casas antes de entrar a las escuelas si presentaban síntomas respiratorios.

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Se suspendieron clases y actividades públicas

Sin embargo, a las 11 de la noche del 23 de abril se decretó suspender las clases en la capital y Estado de México por el aumento anómalo de contagios. El cierre de centros educativos abarcó desde preescolar hasta universidad, tanto públicos como privados. El anuncio lo hizo el entonces secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, en cadena nacional desde la residencia oficial de Los Pinos.

Conferencia del 23 de abril del 2009 con el secretario de Salud, José Ángel Córdova, acompañado por los encargados de sanidad del Distrito Federal y Estado de México. Desde ese día se suspendieron las clases en algunas de las entidades y se anunciaron medidas de prevención contra la influenza. Foto: ESPECIAL.
Conferencia del 23 de abril del 2009 con el secretario de Salud, José Ángel Córdova, acompañado por los encargados de sanidad del Distrito Federal y Estado de México. Desde ese día se suspendieron las clases en algunas de las entidades y se anunciaron medidas de prevención contra la influenza. Foto: ESPECIAL.

Para detener el rápido y elevado contagio, también se pidió a la población no acudir a restaurantes, bares, cines, ni otros lugares concurridos, extremar precauciones en el Metro, así como el lavado constante de manos y no saludar de beso. En medios de comunicación se armó una campaña exhaustiva de prevención y advertencia por el nuevo virus.

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Llama la atención que, en plena primavera, se recomendó abrigarse y evitar cambios bruscos de temperatura. Mantenerse en completo reposo en casa, tapar boca y nariz con pañuelos, evitar el contacto con personas mayores o con enfermedades crónicas, comer frutas y verduras ricas en vitaminas A y C, y vigilar la presencia de síntomas como dolor de garganta y músculos o tos seca.

La reacción de los habitantes ante la suspensión de clases y la alerta de contagios fue contundente. Para el viernes 24 de abril, se observó que muchos ciudadanos portaban cubrebocas de manera voluntaria, pues no se mencionó ni se hizo obligatorio dentro de las primeras recomendaciones de las autoridades.

Vista de Paseo de la Reforma el 26 de abril del 2009, prácticamente vacío. La mayor parte de la población se abstuvo de salir a las calles durante el primer fin de semana de la contingencia por influenza. Foto: Pablo Campos/EL UNIVERSAL.
Vista de Paseo de la Reforma el 26 de abril del 2009, prácticamente vacío. La mayor parte de la población se abstuvo de salir a las calles durante el primer fin de semana de la contingencia por influenza. Foto: Pablo Campos/EL UNIVERSAL.

Para el sábado 25 de abril, a diferencia de otros fines de semana donde la ciudad está “a reventar” de paseantes y actividades, las principales calles quedaron desiertas. En palabras del reportero de EL UNIVERSAL, Juan Arvizu: "por primera vez que se recuerde, la Ciudad de México quebró su rutina de paseo y diversión de manera radical."

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Era la primera experiencia de epidemia para muchos mexicanos, y todo se paralizó. La alerta aumentó el domingo 26 de abril, con 81 muertes no confirmadas por el virus. La contingencia llegó a las actividades religiosas, pues las autoridades solicitaron la suspensión de misas, algo que no se veía desde 1926, cuando Plutarco Elías Calles cerró los templos católicos durante la Guerra Cristera.

También se indicó que la suspensión de clases permanecería hasta la primera semana de mayo, aprovechando el puente por el Día del Trabajo.

Aspecto de la Plaza Polanco, en la tarde del sábado 25 de abril del 2009. Los capitalinos se mantuvieron en sus casas ante la incierta situación de la influenza A H1N1. Foto: Fernando Ramírez/EL UNIVERSAL.
Aspecto de la Plaza Polanco, en la tarde del sábado 25 de abril del 2009. Los capitalinos se mantuvieron en sus casas ante la incierta situación de la influenza A H1N1. Foto: Fernando Ramírez/EL UNIVERSAL.

Prácticas excluyentes y xenofóbicas contra mexicanos

México se recluyó para evitar la propagación de la enfermedad, pero muchos países tomaron medidas “excluyentes” y “xenofóbicas” contra viajeros de nuestro país, como aislamiento y cárcel para los mexicanos que no acataran la cuarentena. Con ninguna otra nación se aplicó este protocolo, a pesar de que Estados Unidos tenía mayor número de posibles contagios.

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Para mayo del 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que la crisis por influenza A H1N1 estaba en el nivel de alerta 5 de 6, por ser un virus desconocido que logró transmitirse de humano a humano.

Realización del programa "Limpieza Profunda" por parte de miembros de Protección Civil y "Topos" de la capital, para aminorar los contagios de influenza en mayo del 2009. Foto: Adrián Hernández/EL UNIVERSAL.
Realización del programa "Limpieza Profunda" por parte de miembros de Protección Civil y "Topos" de la capital, para aminorar los contagios de influenza en mayo del 2009. Foto: Adrián Hernández/EL UNIVERSAL.

Unos meses después, se criticó la “exageración” de la organización mundial, pues no había un gran número de infectados ni muertos para considerarla tan grave. Se acusó a la OMS de activar el nivel 6 de alerta para beneficiar a empresas farmacéuticas con la compra urgente de vacunas. La acusación nunca se comprobó.

México reportó pérdidas económicas por millones de pesos, justo después de la recesión del 2008. Uno de los rubros económicos más afectados por la epidemia fue la venta de productos de cerdo, pues a la infección por el virus A H1N1 se le conoció en un principio como “influenza porcina”: el consumo de carne de cerdo cayó un 60 y 80 por ciento, debido al miedo de contagio.

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Los contagios continuaron, y para el 9 de mayo eran mil 364 en todo el territorio mexicano, con 45 fallecidos. Las entidades que permanecían en alerta máxima fueron Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán y San Luis Potosí, mientras el Área Metropolitana se preparó para una “nueva normalidad”.

Para el 11 de mayo, y después de dos semanas de aislamiento, se reanudaron las clases en casi todas las escuelas del país. En Veracruz, algunos alumnos acudieron a las aulas con cubrebocas, aunque no era medida obligatoria. Foto: Horacio Zamora/EL UNIVERSAL.
Para el 11 de mayo, y después de dos semanas de aislamiento, se reanudaron las clases en casi todas las escuelas del país. En Veracruz, algunos alumnos acudieron a las aulas con cubrebocas, aunque no era medida obligatoria. Foto: Horacio Zamora/EL UNIVERSAL.

Por precaución, el regreso a clases se hizo escalonado: para el 7 de mayo retornaron preparatorias y universidades, y el 11 de mayo fueron los estudiantes más pequeños. El fin de semana del Día de las Madres fue uno de los más bajos en la historia moderna, pues las familias evitaron realizar gastos elevados, así como acudir a restaurantes.

La OMS declaró la crisis de influenza A H1N1 como pandemia hasta el 11 junio del 2009, con el nivel 6 de alerta. Para ese momento, el mundo tenía más de 28 mil contagios en 74 países, con 144 muertes confirmadas.

A pesar de avance de la pandemia, México mantuvo un índice estable de muertes y contagios durante el resto del 2009. Hubo algunos repuntes, sobre todo cerca del invierno, los cuales afectaron más a la zona sur.

El 6 de mayo del 2009, y como parte de las medidas sanitarias contra la influenza A H1N1, personal de Protección Civil de la capital realizó una desinfección de torniquetes y pasamanos. Foto: Lucía Godinez/EL UNIVERSAL.
El 6 de mayo del 2009, y como parte de las medidas sanitarias contra la influenza A H1N1, personal de Protección Civil de la capital realizó una desinfección de torniquetes y pasamanos. Foto: Lucía Godinez/EL UNIVERSAL.

Para abril del 2010, se confirmaron más de 70 mil contagios y mil fallecimientos en territorio mexicano. Aunque fue el “epicentro” del virus, México no fue la nación con más casos, pues países como China, Brasil o Estados Unidos registraron más infectados o fallecidos.

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EL UNIVERSAL informó el 11 de agosto del 2010, más de un año después de los primeros casos, el fin de la pandemia por influenza A H1N1. La OMS confirmó la baja definitiva de contagios en todo el mundo, aunque advirtió de posibles mutaciones y expansión en países subdesarrollados.

Las autoridades mexicanas declararon “estar preparados” para la próxima crisis sanitaria, gracias a acuerdos con laboratorios para la fabricación de vacunas y capacitación del sector salud. Así terminó la primera pandemia del siglo XXI, después de 17 meses, entre rumores de exageración y convenios farmacéuticos.

Vista del circuito a la altura de Puente de Alvarado, el 25 de abril de 2009. Las vialidades tienen bajo flujo vehicular por el temor al contagio por influenza. Foto: Alma Rodríguez/EL UNIVERSAL.
Vista del circuito a la altura de Puente de Alvarado, el 25 de abril de 2009. Las vialidades tienen bajo flujo vehicular por el temor al contagio por influenza. Foto: Alma Rodríguez/EL UNIVERSAL.
  • Fuentes:
  • Hemeroteca EL UNIVERSAL
  • Organización Mundial de la Salud – Página Oficial
  • Organización Panamericana de la Salud – Página Oficial
  • Doshi, P. (12 de septiembre 2009). ¿Cómo debemos prepararnos para las pandemias?. En BMJ: British Medical Journal.
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