Este viernes 12 de enero las calles que delimitan el Zócalo capitalino cambiaron de vehiculares a peatonales. Aunque de por sí ya es noticia, no es sorpresa en un sector de la CDMX donde no pocas vialidades llevan décadas como espacio exclusivo para los ciudadanos de a pie.
Calles como Madero, Motolinía, Gante o Regina cambiaron el asfalto por adoquines y los vehículos por caminantes en diferentes épocas, momentos que la Hemeroteca de EL UNIVERSAL registró en sus páginas.
La llegada del STC Metro permitió remodelar el Centro
Tal y como relata el cronista Carlos Villasana, con base en la prensa de inicios de los años setenta, durante la primera mitad del siglo XX la intensa actividad comercial de la colonia Centro aceleró el deterioro de la zona.
Exceso de carteles publicitarios, tráfico acaparado por interminables filas de autobuses y asfalto en mal estado eran la realidad de toda persona que intentara cruzar el primer cuadro de la capital, ni hablar de “visitarlo”, porque no había atractivo para el turismo o la recreación en sus calles.
De acuerdo con Villasana, el libro Remodelación urbana explica que el buen funcionamiento del Metro, estrenado en septiembre de 1969, ayudó a descongestionar las calles y facilitó el acceso a la zona para la mayoría de la población. A eso se debe que “peatonalizar” el Centro Histórico fuera viable.
Lee también: Los primeros usuarios del Metro
En aquel entonces no existía el concepto de peatonalización, por lo que la cobertura de El Gran Diario de México mencionaba el “adoquinamiento” de la zona, y era necesario explicar también que el arroyo quedaría al mismo nivel de la acera.
El proyecto de 1973 fue iniciativa del entonces regente del Distrito Federal, Octavio Sentíes, quien expresó tener el objetivo de “devolver al centro de la ciudad la personalidad que ha perdido”, de modo que la población percibiera una ciudad más limpia a la cual integrarse y donde se sintieran como en casa.
Lee también: Los edificios modernos cambiaron la ciudad de México
Fue ese mismo año que se instalaron los “faroles de aspecto antiguo”; se creó la plazoleta frente a Bellas Artes, con todo y el nuevo estacionamiento subterráneo; se instalaron las jardineras y árboles; se remodeló la Alameda Central; se ordenó moderar la publicidad para resaltar la arquitectura; y se amplió la calle de Tacuba.
El director general de Obras Públicas del DF, arquitecto Joaquín Álvarez Ordoñez, le comentó a EL UNIVERSAL que la intención del regente era “realzar la belleza de la metrópoli” y estimular el cariño de la ciudadanía por su ciudad a través del remanso que sería el nuevo Centro Histórico.
La remodelación del 73 sólo entregó al dominio del peatón las calles de Gante, Motolinía y Filomeno Mata, pero dejó el precedente de adoquinar las banquetas de Madero, 16 de septiembre, Palma, 5 de mayo, Tacuba y los portales del Zócalo
Nuevas calles peatonales en el nuevo milenio
En marzo de 2009 los comerciantes de Regina, a seis calles de la Torre Latinoamericana, reconocieron que ésta paso de ser una vía insegura y poco iluminada a un andador que atraía a la clientela todo el día.
De nuevo, el Gobierno del DF (GDF) puso en marcha un proyecto de regeneración urbana con que Regina, Alhóndiga (desde Izazaga hasta República de Guatemala) y la propia avenida Francisco I. Madero se “peatonalizaron”.
Como es de imaginar, el proceso fue gradual. En Madero, por ejemplo, no fue sino hasta el último fin de semana de agosto de 2009 que capitalinos a pie reemplazaron automóviles, pero la medida se implementó sólo durante fines de semana el resto de aquel año.
*Con información de Johana Robles, Mónica Archundia y Carlos Villasana.