Éste no es un alegato que pretenda imponer una visión. Quiero apelar a la reflexión, invitar a una conversación con datos a la mano y visión a futuro. Para muchos y muchas es incomprensible que Movimiento Ciudadano no se una al Frente Amplio por México. Si la victoria de Morena en las elecciones del 2024 representa el apocalipsis, ¿cómo no aliarnos?

Los seres humanos somos creaturas curiosas. Una vez que tenemos una idea, buscamos convalidarla con cualquier hecho, dicho o dato que se enmarque en ese sistema de creencias. Esto se llama sesgo cognitivo: nos predisponemos a ordenar todo dato en nuestras categorías y nos cuesta salir de ellas. El fenómeno ha empeorado en nuestros tiempos, cuando vivimos en cámaras de eco, espacios cerrados de ideologías dictadas. Creo que eso les pasa a muchos comentócratas y personas con voz pública actualmente. Sus prejuicios les han quitado la capacidad de pensar con seriedad el futuro. Y conviven todo el día, todos los días, con personas que piensan como ellas y ellos. Hace mucho que no viven una campaña, que no pisan el territorio y que no salen de las coordenadas de pensamiento de la CDMX.

Para muestra un botón. Movimiento Ciudadano presentó una encuesta realizada en los meses de mayo y junio de este año. Se realizó a 15 mil 600 personas en sus viviendas en 13 estados de la república. De ahí surgieron una serie de datos que fueron inmediatamente descalificados cuando se dieron a conocer, ¿cómo era posible que aseguráramos que somos la segunda fuerza política del país? Ninguna otra encuesta lo validaba. Nadie reparó en que esas otras encuestas no pasan de mil entrevistas, a veces 500 y telefónicas (mucho menos confiables que las de vivienda). La descalificación fue estruendosa. No vino sólo de la clase política, sino que se dio desde los medios, de personas con voz pública. Al principio creí que había sido un error de comunicación, después me di cuenta de que no, era otra cosa: era el sesgo cognitivo. Esas personas no logran aceptar un dato que contradiga su marco de creencias y deseos. Su receta es la única correcta, porque ellos saben (y claro, les conviene). Si la realidad no se adapta a sus opiniones, peor para la realidad. No importa que Movimiento Ciudadano gobierne Nuevo León y Jalisco y que en 2021 haya ganado también Campeche. Parece irrelevante que seamos la segunda fuerza en Nayarit, que el año pasado hayamos dejado en la lona al PRI y al PAN en Quintana Roo y al PRI en Aguascalientes. Yo mismo fui candidato a la Presidencia Municipal de Durango. Todas las encuestas públicas no me daban ni el 5% de la votación, la elección era “entre dos”, se llamó al voto útil, se hizo todo para polarizar. Mi equipo y yo sacamos 37 mil votos, el 16% de la votación.

Más aún, la encuesta señala cuestiones de sentido común: ¿en verdad es tan disparatado que sumando los negativos de los partidos de la alianza que rondan el 70 por ciento (por partido), quisieran votar por una opción distinta, algo nuevo, como Movimiento Ciudadano? Pregunten a cualquier persona fuera de su círculo si quieren votar por el PRI o el PAN, o si les gusta la alianza. Hablen con las personas más jóvenes. La respuesta será negativa. El 2018 está vivo todavía, AMLO todavía representa cambio y esperanza. Por primera vez, muchos ven un aliado en Palacio, alguien que los mueve y entiende. Eso significa que la flama que devino en tsunami electoral todavía pervive. Y el sentimiento de fondo es de rechazo a los partidos tradicionales. La palabra que más relacionan con el PRI y el PAN es corrupción e impunidad. Eso no es gripa, no se sacude en unos meses de campaña. Además, ¿por qué nos vamos a unir con dos fuerzas en agonía. De 2018 para acá, ya aliados, han perdido 23 estados. ¿Por qué pondríamos nuestro capital político a merced de fuerzas suicidas?

Se argumenta que no hay terceras fuerzas en elecciones difíciles, ¿cómo explican a Petro en Colombia, Arévalo en Guatemala, Milei en Argentina, etc.? ¿De verdad piensan que la figura de Gálvez es inmune a la mala reputación de quienes la lanzan? Se puede vestir de independiente, pero la ciudadanía sabe que ella es la candidata del PRIAN. Punto.

Cuando decimos que nosotros sí tenemos cuadros competitivos, como Samuel García o Luis Donaldo Colosio, o bien se dice que no quieren (a pesar de que ninguno se ha descartado) o se menosprecian. Volvemos a la disonancia, a la cámara de eco: no ven lo que no quieren ver. Luego descalifican a Samuel, “no le da”, dicen. ¿De verdad me van a decir que Xóchitl tiene más credenciales que Samuel? Xóchitl sólo ha ganado una alcaldía de la CDMX apoyada en una estructura partidista. No ganó ni el Senado, entró por lista plurinominal. En 2018, Samuel llegó al Senado por mayoría y sin alianza. En 2021, a pesar de la cargada obradorista y de haber empezado en cuarto lugar, ganó la gubernatura. Y es el segundo gobernador mejor evaluado del país. Sigan menospreciándolo.

Apostarnos a nosotros mismos es apostarle a una nueva generación. Es exigir un buen gobierno, darle la espalda a quienes nos han fallado ene mil veces. Hay riesgos, por supuesto, pero la firmeza siempre paga. Al tiempo.

Coordinador estatal de Movimiento Ciudadano en Durango

@MartinVivanco

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