Hablando en plata, no hay personas más felices con el desenlace del Mundial 2022 que algunos de los dueños del futbol: la FIFA, el PSG (cuyo inversionista principal es el emir de Qatar) y el astro Lionel Messi, militante también del club francés, que pagó un total de 210 millones de dólares por el futbolista argentino.

El triunfo de Argentina era esperado no solo por la afición albiceleste y por los fanáticos de Messi, sino por la FIFA, debido a que cerró el círculo para considerarse un negocio redondo: se consagró el ídolo de millones, “La Pulga”, quien ha vendido más camisetas que ningún otro jugador, llena estadios e imanta a televisoras y anunciantes; el anfitrión, Qatar, que en medio de cuestionamientos sobre cómo fue elegido para ser la sede del Mundial es otro de los beneficiados porque el parisino PSG, donde tienen la mayoría de sus acciones a través del fondo Qatar Investment Authority, es a su vez propietario de las cartas de los dos mejores jugadores del mundo, Messi y Kylian Mbappé quienes también se beneficiarán del resultado del Mundial y de lo que mostraron en la cancha: fue un duelo de genios, de futbolistas que valen decenas de millones de dólares.

Más allá de preguntarnos si tuvo que ver la FIFA, sus árbitros y el poder económico de Qatar en el resultado del Mundial —porque quizá nunca lo vamos a saber—, vale la pena poner las cosas en claro: el futbol es el deporte más visto del mundo, con un mercado de cientos de millones de aficionados y, por lo tanto, uno de los negocios más redituables. Una de las tantas preguntas que más bien habría que hacerse es ¿por qué ese negocio derrama la mayor parte de recursos entre un grupo minúsculo de dueños, directivos, jugadores, anunciantes y propietarios de derechos de transmisión? ¿Acaso no puede ser el negocio del futbol más democrático?

El fracaso que México sufrió en Qatar también llama a la reflexión sobre cómo se maneja el futbol nacional y por qué la Selección no solo arrastra la incapacidad para acceder al quinto partido en los mundiales, sino por qué va en franco retroceso.

Los siguientes años serán fundamentales para México y el futbol nacional. El próximo Mundial de 2026 tendrá como sede a Norteamérica: Estados Unidos, Canadá y nuestro país. El negocio del Mundial llegará a la región mejor posicionada económicamente para competir por la inversión y las cadenas de comercio. Ojalá que no volvamos a quedar mal. Ojalá que el futbol dé para más en lo deportivo y que el negocio, que seguirá siendo, por lo menos dé alegrías y no las desgracias que a menudo entrega.

POSDATA

Negocio aparte, como lo escribí ayer en mi columna exprés al terminar el partido:

Era el Mundial de Messi y para Messi. Todos lo querían por la calidad de futbolista y persona que es, y que contrasta con la de muchos otros jugadores, incluidos varios de su selección. Messi ya lo ganó todo y con este Mundial les dio alegría a millones de aficionados. La Pulga es más que un argentino que triunfó en Europa: es un fuera de serie que ha entregado su vida al futbol, casi sin escándalos como el otro jugador argentino al que tanto se venera, el de “la mano de Dios” y las adicciones: Diego Armando Maradona.

El espectáculo de esta final y de todo el Mundial también confirmó que la Selección de Francia, con sus jugadores de ascendencia africana que son unos portentos de futbolistas, es un gran excampeón y subcampeón. Las dos mejores selecciones se enfrentaron ayer en Qatar y también los dos mejores jugadores de la actualidad: Messi y Mbappé; uno que va de salida y otro que apunta a ser el nuevo ídolo del futbol.

@MarioMal

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