Estas fueron palabras del rector Leonardo Lomelí en su toma de protesta. Y efectivamente gracias al trabajo de profesoras, profesores, investigadoras e investigadores, la UNAM sigue siendo una de las mejores universidades de América Latina.

¿Pero cuál es la cotidianidad que viven las académicas y los académicos en los espacios universitarios? De acuerdo a las estadísticas de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico, la UNAM cuenta con 42,972 docentes distribuidos en el bachillerato, licenciatura en sus modalidades escolarizada, abierta y a distancia, así como posgrado. De ese total: 46% son mujeres; por figura académica el 13% son profesores (as) de Carrera; 59% profesores (as) de asignatura y, 10% profesores (as) ayudantes. El 74% tiene una edad superior a 40 años. Con 14,377 docentes con más de 21 años de antigüedad.

En esta información, destaca que más del 69% son profesores interinos, a quienes se les paga a destajo por hora pizarrón impartida, sin pago por el tiempo empleado para preparar clases, evaluar, y actualización docente.

Con salarios raquíticos, que van de mil quinientos a ocho mil pesos mensuales por impartir de 3 a 9 horas semanales, entre las y los profesores de asignatura destaca la inestabilidad laboral, contratados semestralmente o por año escolar, son sometidos a la discrecionalidad de autoridades en su contratación.

La mayoría de ellos se ubica en el subsistema de bachillerato, siendo quienes viven un mayor estrés y con una intensificación de su jornada, al tener que atender a grupos numerosos. Este nivel atiende a 106,863 estudiantes distribuidos en las 9 Preparatorias y 5 Colegios de Ciencias y Humanidades.

Un reto y una de las prioridades para la rectoría será atender esta precarización y segmentación laboral, para lo cual no sólo deberá incrementarse el presupuesto para mejorar las condiciones laborales de las y los docentes. Tendrá que incorporar una mayor participación de las comunidades académicas para generar programas especiales en beneficio de este sector de trabajadores.

Un ejemplo es el programa de la Facultad de Economía, de contratación de profesores de asignatura que cumplan con los requisitos para poder optar por la jubilación, en plazas de profesores de carrera de medio tiempo durante un año, para pensionarse en mejores condiciones salariales. Bajo este programa, en los últimos 5 años se han retirado 50 profesores y profesoras.

Finalmente es importante atender cuál será la salida para la mejora laboral que el rector hará. Ya que, si esta se vincula con otro de sus compromisos sobre “flexibilización de los planes de estudio y los métodos de enseñanza para construir modelos híbridos o mixtos que permitan combinar la docencia presencial con la educación a distancia” [Gaceta UNAM, 21 de noviembre 2023], sin duda que no resolverá el problema, pero sí avanzará en propuestas que desde organismos internacionales como la UNESCO se han impulsado para dar mayor atención a la educación a distancia, reconociendo que el futuro para educación será una mezcla híbrida de movilidad física y virtual [UNESCO, 2022].

Frente a las tendencias de educación a distancia, en la UNAM se necesita hoy una revisión integral de lo que es este modelo, cuáles han sido sus saldos y cómo se relaciona hoy con las condiciones de enseñanza aprendizaje y las condiciones laborales docentes.

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