Desde julio del año pasado, 239 investigadores, de 32 diferentes países, han alertado que la principal vía de transmisión del coronavirus (SARS-CoV-2) es a través del aire, por lo que las medidas para combatir la pandemia tendrían que ser: usar correctamente el cubrebocas, mejorar la ventilación en interiores y el uso de purificadores de aire con filtros HEPA, no el uso de desinfectantes para superficies y menos para rociar a la gente con ellos.

Se sugiere que la transmisión por contacto con superficies no existe o es muy rara y por eso sanitizar es una medida que no ha servido y no ayudará a disminuir los contagios y muertes por Covid-19, pero, además, el uso de desinfectantes está provocando, desde hace unos años, un problema de salud pública que tiene que ver con la resistencia antimicrobiana y que se exacerbará por el uso indiscriminado durante la pandemia.

¿Qué es la resistencia antimicrobiana? De acuerdo con la OMS, es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. Entre las causas están el uso indebido de antibióticos y de desinfectantes que van provocando que las bacterias, virus, hongos y parásitos se vuelvan más resistentes a ciertos fármacos haciendo que sea más difícil el tratamiento de algunas enfermedades, por ejemplo, neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis. La resistencia antimicrobiana se traduce en enfermedades más graves, prolonga el tiempo de hospitalización e incrementa los costos del tratamiento y de atención. Se estima, por ejemplo, que en Europa este problema causa un gasto anual de 9 billones de euros, mientras que en Estados Unidos podría representar un gasto de 20 billones de dólares en los costos de la atención médica y una perdida anual de 35 billones por perdidas en la productividad. La mayor preocupación de la resistencia antimicrobiana es la resistencia a antibióticos. De acuerdo con los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos, se calcula que cada año cerca de 2 millones de personas tienen problemas con la resistencia a antibióticos y provocá alrededor de 23,000 muertes.

El uso general de desinfectantes está en crecimiento y se estima que para este año represente un mercado de cerca de 8 billones de dólares, pero debido a la pandemia podría ser mayor. De acuerdo con una publicación en la revista existen 430 productos que están aprobados por la EPA, para eliminar SARS-CoV-2 y, de los cuales, unos 216 productos (50%) contienen aminas cuaternarias como ingrediente activo. Las aminas cuaternarias fueron desarrolladas en 1916 y actúan contra bacterias, hongos y virus. Debido a su eficacia se utilizan ampliamente para la limpieza y desinfección de superficies en el hogar, hospitales y en la industria alimentaria con la finalidad de garantizar la inocuidad y alargar la vida útil de los alimentos.

Las aminas cuaternarias se han asociado con algunas alergias en la piel y con irritación de la piel y ojos. Además, la mayoría de los estudios coinciden en que no son sustancias inocuas y lo más peligroso de estos compuestos es su asociación con la resistencia a antibióticos. Desde 1960 se ha observado la presencia de algunas cepas resistentes a estos compuestos y se han hecho recomendaciones, sin éxito, para descontinuar su uso como desinfectantes. Recientemente, algunos investigadores han estado alertando que en ratones macho la exposición a aminas cuaternarias podría estar relacionada con disminución de la fertilidad y alteraciones hormonales.

Otro problema que están causando las aminas cuaternarias son las afectaciones a los sistemas acuáticos. En 2006, la EPA reconoció que las aminas cuaternarias son tóxicas para los peces, ostras, camarones e invertebrados, y recomendó que no sean liberados en lagos, océanos u otras aguas. El problema, es que el uso de este tipo de compuestos cada vez es más frecuente y se estima que la pandemia ha exacerbado su uso, lo cual, hace que estos compuestos lleguen cada vez más a estos ambientes y pongan en riesgo a dichos organismos. Por lo tanto, es importante tomar en consideración el uso de alternativas que sean más amigables con el medio ambiente, además de disminuir su uso por la afectación a este tipo de organismos con valor comercial y que podría afectar directamente a la industria que los comercializa y finalmente tener impacto en la salud de los consumidores.

Debido a los problemas expuestos, es necesario que las autoridades pudieran restringir el uso de estos compuestos y la población evitar el uso de sustancias que contengan este tipo de compuestos. Entre los productos que contienen aminas cuaternarias se encuentran los desinfectantes, suavizantes de telas, productos de higiene personal y cosméticos, como champús, acondicionadores y lociones corporales. Necesitamos informarnos para consumir productos que sean seguros para la población y el medio ambiente. El poder del consumidor es más poderoso de lo que imaginamos y el hecho de elegir comprar productos que sean más seguros y mejores para la salud pública y ambiental es una medida de presión para que las empresas tengan mejores practicas y contribuyan al bienestar público y ambiental. Otro motivo para dejar de utilizar estos productos durante la pandemia es que la principal vía de contagio de Covid-19 es la de aerosoles en el aire de lugares mal ventilados y no la de contacto con superficies. Cabe resaltar que el uso de químicos o desinfectantes no sirven para eliminar la presencia del virus en el aire y están diseñados para la desinfección de superficies e incluso, en muchos de ellos, se alerta que no deben ser ingeridos o aplicados en las personas.

Otros contaminantes que pueden estar presentes en los desinfectantes son n-Butano, propano e isobutano, entre otros, que pueden causar somnolencia, narcosis, asfixia, mareos y confusión, por ejemplo, según los CDC, por lo tanto, tenemos que evitar su uso, sobre todo en interiores, para no contaminar nuestros espacios. Se calcula que pasamos alrededor de 90% de nuestra vida en interiores y por interiores se puede entender nuestras casas, oficinas, lugares de trabajo, gimnasios, restaurantes, el transporte, etc. y por lo tanto debemos de tener en cuenta a la contaminación que pueda existir en ellos. Algunas recomendaciones para tener espacios más limpios y seguros son evitar el uso de desinfectantes, utilizar solo agua y jabón para mantener un ambiente limpio, mejorar la ventilación, evitar el uso de alfombras y de zapatos dentro de la casa y uso de purificadores de aire con filtro HEPA que pueden eliminar algunos alérgenos como el polen, ácaros, pelos de animales e incluso reducir los niveles de contaminantes como las partículas ambientales (PM2.5 y PM10).

Nota:

El 7 de abril próximo daré un webinar sobre Mitos y Realidades en la Transmisión del Covid-19 para el Instituto Nacional de Perinatología. El evento será gratuito y pueden registrarse en el siguiente , por si es de su interés.

Postdoctor en Salud Ambiental por la Universidad de Harvard
msanchezguerra@alumni.harvard.edu
Twitter @MarcoSanchezGue

Google News

TEMAS RELACIONADOS