Recientemente, se publicó en la revista que la exposición a material particulado (PM2.5) generado a partir del uso de carbón en las centrales carboeléctricas, se asociaba con más del doble de la mortalidad en comparación con las PM2.5 generadas de otras fuentes. La importancia del estudio fue tal, que el enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, en la COP28 lo mencionó en una de sus intervenciones.

Las palabras textuales fueron: “Hay un nuevo estudio en Harvard que muestra que el carbón duplica el número de muertes en comparación con otras fuentes de contaminación del aire. No necesitamos que eso nos diga que necesitamos hacer la transición para dejar el carbón. No debería permitirse ninguna central eléctrica de carbón en ningún lugar del mundo.”

En México, tenemos 3 centrales carboeléctricas, José López Portillo y Carbón II en Coahuila, y Plutarco Elías Calles en Guerrero. Coincido con lo expresado por John Kerry, sin embargo, necesitamos ser realistas y preparar el camino para hacer la transición al uso de energías limpias como la eólica y la solar, sin perder tiempo.

Las centrales carboeléctricas no podrían apagarse por varias razones, pero quizá la más importante es que no habría cómo sustituir de la noche a la mañana la energía que generan. Estoy convencido que un camino a seguir para poder incidir positivamente en la salud pública y ambiental es el de la “sustentabilidad”. La sustentabilidad, de manera general, hace referencia a un equilibrio entre la utilización de recursos, la protección ambiental y la equidad social, tanto para las generaciones actuales como para las futuras.

Por lo tanto, es indispensable que haya una gran coordinación entre la banca, las empresas, el gobierno y la sociedad.

Mientras se da la transición a la generación de energía eléctrica menos contaminante y el desuso del carbón, se necesitan medidas para poder proteger al ambiente y a la gente de los efectos adversos de los tóxicos originados con el uso del carbón. En este sentido, es importante resaltar otro hallazgo importante del estudio y que de principal es que las muertes por carbón fueron mayores en 1999, pero para 2020 las muertes disminuyeron en aproximadamente un 95%, ya que las plantas de carbón “instalaron depuradores” o cerraron.

Asimismo, vale la pena recordar y señalar que las PM2.5 no solo se asocian con mayor mortalidad, como ya lo hemos mencionado en otras columnas, también se asocian con el desarrollo de diferentes patologías como las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, partos prematuros y demencia, entre otras.

Tampoco podemos dejar de mencionar, que la contaminación del aire también afecta la concentración y la capacidad cognitiva, por lo que tanto el aprovechamiento escolar como la productividad laboral se ven afectados y con ello se compromete la capacidad intelectual y productiva de la población, trayendo consecuencias a la calidad de vida de las personas y de sus familias, pero también a la economía y al desarrollo del país.

Cada día los costos de tratar este tipo de enfermedades para el gobierno y para las instituciones de salud son mayores y también las finanzas de las empresas se ven afectadas como consecuencia del ausentismo y del presentismo laboral. Por lo tanto, la banca, las empresas, el gobierno y la sociedad se ven afectados directa o indirectamente por los problemas que ocasiona la contaminación, pero trabajando en coordinación podríamos revertir algunas de las afectaciones y salir todos beneficiados, incluido el planeta.

A continuación, enlistaré algunas alternativas que se deberían implementar para combatir el problema generado por las centrales carboeléctricas y por las empresas carboníferas. Es necesario resaltar que estas medidas posiblemente no son las únicas y que se tendría que hacer un estudio regional y trabajar en equipo, para poder hacer un plan detallado y que considere las necesidades específicas. Mi intención como científico, consultor y columnista es tratar de incidir en mejorar la salud ambiental y pública con respecto a este problema y con mucho gusto podría participar con autoridades, empresarios y la sociedad, para buscar las mejores soluciones posibles.

Lo primero, es verificar que las centrales carboeléctricas cuenten con las mejores tecnologías para reducir las emisiones de las centrales existentes. En este sentido, es muy importante que las centrales carboeléctricas cuenten con los sistemas de depuración más actualizados, pero también es necesario revisar que estén funcionando adecuadamente y que se les dé el mantenimiento necesario para que operen al 100%. Asimismo, sería un gran incentivo para algunas universidades, si el gobierno, las centrales carboeléctricas y las empresas carboníferas pusieran recursos financieros para el desarrollo de tecnologías de captura de carbono que puedan ayudar a reducir las emisiones de las centrales existentes.

Segundo, obtener las mediciones ambientales de PM2.5 dentro de las centrales y en las zonas tanto cercanas como lejanas donde pudieran estar llegando estas emisiones. Hay que tener en mente que este tipo de emisiones pueden viajar por varios kilómetros e impactar tanto en los poblados cercanos como, incluso, en otros estados. Un ejemplo, es que la termoeléctrica de Tula es una de las fuentes fijas más importantes de contaminación de la Zona Metropolitana del Valle de México, pese a haber alrededor de 80 kilómetros entre la termoeléctrica y el zócalo de la Ciudad de México. Por lo tanto, es necesario conocer puntualmente cuáles serían las zonas impactadas por la emisión de contaminantes que se generan en estas Centrales carboeléctricas.

Aunque existen monitores ambientales en Coahuila, valdría la pena hacer una revisión de los equipos existentes, para ver si están funcionando adecuadamente y si tienen la misma capacidad y sensibilidad para medir los diferentes contaminantes. Además, es necesario saber cuántos especialistas trabajan en el monitoreo y si cuentan con la capacitación, infraestructura y recursos económicos necesarios para poder hacer un monitoreo de calidad y en tiempo real, para poder alertar a las autoridades, a las empresas y a la población inmediatamente ante una contingencia.

Además, es necesario contar con personal que prepare materiales de divulgación que ayuden a la población a estar enterados de la calidad del aire, de sus impactos en la salud y sobre cómo reducir o evitar la exposición y sus efectos. De manera general, respecto a este segundo punto se sugiere trabajar en coordinación con otros Estados cercanos e incluso con autoridades, y académicos que conozcan sobre el sistema de monitoreo atmosférico de la Zona Metropolitana del Valle de México para homologar las practicas, equipos, mediciones, protocolos, etc., con la finalidad de incidir mejor. Contar con un sistema de monitoreo es muy importante, pero es más importante tener una estrategia para saber qué hacer con los datos. Por lo tanto, algunas cosas que deberían contemplarse puntualmente son las siguientes:

  1. Desarrollo de Capacidad de Monitoreo: Desarrollar capacidades estratégicas en la Red Regional de Monitoreo, incluir distintos tipos de sitios como urbanos, periurbanos y rurales, para obtener una visión más completa del impacto de las centrales carboeléctricas en diferentes entornos.
  2. Apoyo Financiero y Técnico: Proporcionar apoyo financiero para mejorar la infraestructura y capacidades técnicas de la red de monitoreo de la calidad del aire, incluyendo la capacitación en análisis y validación de datos satelitales.
  3. Mejora de los Inventarios de Emisiones: Verificar los objetivos de los inventarios de emisiones y su alineación con las necesidades de gestión, y mejorar la cobertura y resolución espaciales para un seguimiento más preciso de las emisiones de las centrales carboeléctricas.
  4. Modelación y Pronóstico del Aire: Desarrollar un sistema para el modelo y pronóstico de la calidad del aire, en colaboración con expertos, para prever y gestionar mejor los impactos de la calidad del aire.
  5. Estudios de Modelación y Mediciones Atmosféricas: Realizar mediciones atmosféricas extensivas y estudios de modelación para definir estrategias de control de emisiones óptimas para cada entidad, teniendo en cuenta las circunstancias locales. Integrar datos satelitales en el monitoreo de la calidad del aire podría darnos una visión más amplia y precisa del alcance de la contaminación y su impacto en áreas extensas.
  6. Integración de la Mitigación del Cambio Climático: Integrar la mitigación del cambio climático con los inventarios de emisiones y la gestión de la calidad del aire, para cuantificar los beneficios sanitarios y económicos de reducir las emisiones de contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero.
  7. Transparencia y Acceso a la Información: Garantizar que los datos del monitoreo sean accesibles y transparentes para la población. Esto fomentará la confianza y permite a la comunidad y a los investigadores participar activamente en la discusión y en las soluciones.

Tercero, como comenté anteriormente la sustentabilidad puede brindar una excelente oportunidad de trabajar en coordinación entre diferentes entidades. Algunas de los temas que abarca la sustentabilidad y que me parecen importantes son las siguientes:

8. Salud y Bienestar Comunitario: La sustentabilidad también abarca el bienestar social. Al reducir la contaminación y promover entornos más limpios, se podría mejorar la calidad de vida de las comunidades cercanas a estas centrales.

9. Educación y sensibilización: Fomentar la educación en sustentabilidad puede aumentar la conciencia pública sobre los impactos del carbón y cómo cada individuo puede contribuir a soluciones más sostenibles.

10. Políticas Públicas Sostenibles: La implementación de políticas que promuevan prácticas sostenibles en la industria energética puede conducir a una reducción significativa de la contaminación y, por ende, a una mejora en la salud pública.

En este sentido, es necesario que, al menos, cada una de las centrales carboeléctricas, las empresas carboníferas y el gobierno hicieran un plan para entre todos crear una estrategia que ayude a incidir en la salud ambiental y de la población. Algunas recomendaciones son las siguientes:

  1. Tanto las centrales carboeléctricas como las empresas carboníferas se deberían de convertir en empresas socialmente responsables y cubrir gran parte los costos de cada una de las implementaciones. Hay que recordar que estas empresas generan ganancias a partir de la venta o uso de carbón y que, si bien, generan empleo también son responsables de la generación de emisiones tóxicas que se asocian con el desarrollo de enfermedades en la población y con el cambio climático. En ese sentido, deberían no solo tratar de mitigar las emisiones sino también los impactos a la salud ambiental y pública.

El gobierno, por su parte, debería poner también parte del dinero y poner los recursos humanos e intelectuales de diferentes secretarías y tratar de coordinar, implementar y “vigilar” las diferentes medidas que se generen.

2. La educación y sensibilización son extremadamente importantes para que las medidas sean más fáciles de implementarse. No basta con decirle a la gente qué hacer, se le debe explicar y hacer partícipe de las medidas que se tomarán para que las adopten y haya mayor incidencia.

Por ejemplo, en Ventila Tu Escuela (una iniciativa que, en colaboración con medios de comunicación, la Red ENSAMBLE y Save the Children México ayudaron a miles de alumnos y maestros a tener un retorno más seguro a la Escuela durante la pandemia de COVID19) aprendimos que para tener mayor incidencia en la prevención de los contagios teníamos que dar pláticas para explicar y sensibilizar a la gente antes de poner purificadores de aire en los salones o lugares de trabajo. De lo contrario, había mayor resistencia al uso de estos o escepticismo sobre su funcionamiento en la prevención de los contagios.

Por lo tanto, es necesario crear materiales de difusión en los que se pueda explicar de manera sencilla cómo la contaminación del ambiente afecta nuestra salud y cómo podemos protegernos. Sería ideal crear infografías o videos de no más de 1 minuto 30 segundos y que se puedan compartir masivamente a través de redes sociales o WhatsApp; así como mejorar la y crear una aplicación para dar a conocer los datos en tiempo real de los niveles de contaminación, las acciones que se están llevando a cabo y de cualquier alerta relacionada con este problema.

3. Es necesario que las centrales carboeléctricas como las empresas carboníferas destinen recursos para la instalación de purificadores de aire para reducir al máximo la contaminación del aire con PM2.5 en interiores. Es indispensable contar con purificadores de aire artesanales con filtros MERV13 o superior o con purificadores de aire comerciales con filtro HEPA y de carbón activado (no es necesario que cuenten con otras cosas, pues además de aumentar su costo podrían causar más contaminación). Una primera acción, sería poner estos dispositivos e incluso algunos medidores de contaminantes en sus oficinas para mantener a sus empleados protegidos.

Asimismo, es muy importante que estas empresas donen e instalen purificadores de aire en lugares donde las personas podrían ser más susceptibles a la exposición de las emisiones generadas por el uso del carbón, por ejemplo, en hospitales, guarderías, escuelas, asilos y en el mejor de los casos ayudar a la población en general, al menos, de las zonas más cercanas para que puedan tener, por lo menos, uno en casa. Sobre todo, en casas de familias donde hay personas embarazadas, niños o adultos con problemas de alergias o alguna enfermedad respiratoria, cardiovascular, neurológica u otra crónico degenerativa.

En conclusión: Enfrentar el desafío de las PM2.5 y la contaminación de nuestras centrales carboeléctricas no es solo un acto de responsabilidad ambiental, sino también un paso crucial hacia la protección de nuestra salud y la de las futuras generaciones. A través de la implementación de tecnologías avanzadas, el fortalecimiento de las redes de monitoreo, y la colaboración intersectorial, podemos transformar el panorama de nuestra calidad del aire. Este es un llamado a la acción para los gobernadores de Guerrero, Evelyn Salgado, y de Coahuila, Manolo Jiménez, para las precandidatas a la presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz, para las empresas y para cada ciudadano consciente. Con inversiones estratégicas en tecnologías de monitoreo, en infraestructura, en purificación del aire, en prevención y una firme dedicación a la transición energética, podemos transformar nuestra región en un modelo de salud ambiental y responsabilidad social. La lucha contra la contaminación del aire es más que una cuestión de política; es una cuestión de preservar nuestra salud, nuestro medio ambiente y nuestro futuro. Es hora de respirar un cambio y hacer de la sustentabilidad no solo una meta, sino una realidad palpable en nuestras vidas.

Postdoctor en Salud Ambiental por la Universidad de Harvard, Investigador del Instituto Nacional de Perinatología y Consultor en Epidemiología Ambiental y Salud Pública de Mejora MX.

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