López Obrador se ha comportado de manera ruin durante su gobierno abusando del poder y ensuciando así la investidura presidencial.

Ruin, según la Real Academia Española, significa: vil, bajo y despreciable. Dicho de una persona: baja, de malas costumbres y procedimientos. Dicho de un animal: falso y de malas mañas. Igualmente nos presenta la RAE como sinónimos o afines de ruin: vil bajo, despreciable, deleznable, indigno, innoble, infame, detestable, abyecto, desgraciado, pinche.

López Obrador tuvo todo para ser el mejor Presidente de la historia moderna de país, pero se volvió loco de poder y quedó atrapado en su ego desde que se anunció su triunfo arrollador.

Es común que cuando se tienen resultados electorales avasalladores como los que obtuvo AMLO, el elegido crea que la gente votó por sus grandes virtudes, y no en contra de lo que representaban las otras opciones, y por tanto que se le suba el triunfo a la cabeza.

Los mexicanos somos testigos de arbitrariedades, caprichos, ilegalidades, y abusos del poder del Presidente desde el comienzo de su administración, como fue la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco. También hemos visto cómo el Presidente asumió una actitud de supremacía moral por encima de todos que lo ha llevado a denostar ciudadanos, periodistas, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil desde el pulpito presidencial. Así lo ha hecho con Claudio X. González Guajardo, con Ricardo Salinas Pliego y ahora con María Amparo Casar, por citar algunos.

El presidente López tiene por práctica desacreditar, difamar, incluso calumniar, a sus críticos y a los disidentes de su gobierno en lugar de atender los cuestionamientos y las ideas contrarias a su movimiento. AMLO no responde las acusaciones de corrupción, ni las ideas diferentes a lo que él plantea, solo importa quién lo dice no qué dice, por eso se centra en desprestigiar a quien critica su “transformación”.

Esa actitud abusona del poder presidencial sobre los disidentes y críticos ha ensuciado la investidura presidencial, ya que el Presidente pretende comportarse como ciudadano común, pero usando los recursos y el poder presidencial para criticar a ciudadanos; en otras ocasiones se asume como si fuera opositor pasando por alto que es gobierno y que, por tanto, los ciudadanos tenemos todo el derecho de criticar a nuestros gobernantes mientras los gobernantes están obligados a respetar a los ciudadanos.

También es frecuente ver al Presidente y sus lacayos violar las leyes y el derecho humano al honor y a la vida privada de los ciudadanos con tal de denostar e infamar a sus críticos; sin embargo, López Obrador cuando se trata de combatir la escandalosa corrupción en su gobierno no actúa en consecuencia.

Hace tiempo cuestioné a una persona que participa en las altas esferas del poder con López Obrador y le decía yo lo siguiente:

“¿De veras esta es la historia que querían hacer? ¿de veras crees en este señor que todo indica que ya está loco de poder y que lo único importante es su ego? ¿Cómo llevamos al poder a alguien tan perverso y con tanto rencor social? ¿Qué hicimos mal para cegarnos y no ver lo que tanto nos alertaron “que era un peligro para México?

“Debemos buscar respuestas sinceras a estas preguntas y pido a Dios que nos ilumine y proteja de este loco de poder, ya que el daño que todavía puede causar al país es muchísimo mayor al ya causado”.

Es verdaderamente una lástima el abuso del poder que estamos padeciendo hoy los mexicanos, pero tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo este 2 junio. ¡Votar es la solución!

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