La carrera de Administración de Empresas se gestó a mediados de los años cuarenta del siglo pasado y por aquellos años fue cuando las universidades la ofrecieron en sus programas académicos, sufriendo algunos cambios en el transcurrir del tiempo.

La primera escuela de administración en el país surgió en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, el cual inicio sus cursos de administración, a los que llamó “de negocios”, en 1943. Don Eugenio Garza Sada observó la necesidad de formar administradores profesionales, para que apoyaran el desarrollo industrial neoleonés.

El ITAM con la iniciativa de Don Raúl Baillères, hizo lo mismo en la ciudad de México, por lo que el Instituto Tecnológico de México establece esta carrera en su escuela, en 1947, un poco después de fundada.

En 1957, la Universidad Iberoamericana establece la carrera de Licenciado en Administración de Empresas, de la cual fue primer director el maestro Agustín Reyes Ponce. La Universidad Nacional Autónoma de México la implantó en 1957, a partir de entonces diversas universidades particulares inician programas de Licenciatura en Administración. A mí me tocó a principio de los ochenta el cambio hacia la especialización en mi caso la de Finanzas, en la UNAM.

Se entiende que lo que hace un Licenciado en Administración es planificar, gestionar o dirigir un negocio, empresa, grupo, recurso u organización. Es decir, es el responsable de controlar de manera eficiente todos los procesos para disminuir costos, aumentar la productividad y la rentabilidad de una organización con o sin fines de lucro.

Entre otros, desarrollar organizaciones que utilicen eficientemente los recursos financieros, materiales y humanos, aprovechando las tecnologías existentes y atendiendo las necesidades multiculturales.

Dirigir las funciones propias de una organización para lograr un máximo de efectividad, distinguiendo situaciones en las que pueda lograrse mayor impacto.

Emprender nuevos negocios, en ámbitos regionales y globales, con responsabilidad social empresarial y conocimientos de mercadotecnia, finanzas, legislación laboral, factor humano y repercusiones ambientales, entre otros aspectos.

Integrar los elementos de un plan de negocios con una metodología apropiada, que facilite el inicio del negocio, su incubación y el acercamiento de posibles inversionistas.

Lo traigo a colación porque alguna vez que acudí a los principios de administración planteados por Henry Fayol me escuchaban como ya fuera algo de moda y me parece que no, por eso los recuerdo para, que juzguen su vigencia. Fayol nació en 1841 en un suburbio de Constantinopla, hoy Estambul, en el seno de una familia francesa de la clase media. Se graduó en la academia de minería "École Nationale Supérieure des Mines" en Saint-Étienne y partió a la Gloria en 1925.

He aquí los principios:

División del trabajo:

En la práctica, los empleados están especializados en diferentes áreas y tienen diferentes habilidades. Se pueden distinguir diferentes niveles de especialización dentro de las áreas de conocimiento (de generalista a especialista). Los desarrollos personales y profesionales apoyan esto.

Autoridad y responsabilidad:

El poder o la autoridad, para tomar decisiones y ser responsables de sus consecuencias. Su uso debe acompañarlo la ética.

Disciplina: Reglas organizacionales cultivando respeto mutuo y motivación.

Unidad de mando:

Debe ser clara la cadena de mando en la organización.

Unidad de dirección:

Compartiendo los colaboradores en armonía con un propósito común.

Subordinación del interés individual al interés general:

Los intereses de cualquier empleado o grupo de empleados no deben tener prioridad sobre los intereses de la organización en su conjunto.

Remuneración:

Todos los colaboradores deben recibir un salario justo por sus servicios. Los salarios pagados deben ser de acuerdo a un cierto nivel de vida para el colaborador al mismo tiempo que está dentro de la capacidad de pago de la empresa.

Centralización y Descentralización:

Grado de delegación de la toma de decisiones.

Cadena escalar:

La línea de autoridad desde la alta gerencia hasta los rangos más bajos representa la cadena escalar. Las comunicaciones deben seguir esta cadena a menos que sea necesario romperla.

Orden:

En el uso de los recursos.

Equidad:

Todos los colaboradores de la organización deben ser tratados por igual.

Estabilidad de la permanencia del personal:

La alta rotación de los colaboradores es ineficiente y es importante tener un proceso de sucesión y de desarrollo claros.

Iniciativa:

Los colaboradores a los que se les permita originar y llevar a cabo planes ejercerán altos niveles de esfuerzo.

Espíritu de grupo/equipo:

Promover el espíritu de equipo construirá la armonía y la unidad dentro de la organización.

Me parece que su vigencia es obvia, cualquier opinión en contrario, bienvenida.

Y nota: Aparte, es de congratularse que antes de fin de año se tendría la primera medición de los ciclos económicos, iniciativa que perseguía Inegi de Julio Santaella, para lo que se invitó al IMEF que preside Ángel García-Lascurain.

Medir con exactitud los periodos de contracción y auge es vital. Los países avanzados cuentan con dicha herramienta. Son siete miembros que trabajarán en la tarea: Jonathan Heath, Gabriel Casillas, Luis Foncerrada, Graciela González Farías, María de Lourdes Dieck, Pablo Mejía-Reyes y Gerardo Leyva.

Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum. 
 
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