La esencia más poderosa para impulsar la competitividad es la generación de cambio y más aún, cuando el futuro se vuelve impredecible por las crisis de salud, política y económica, que estamos padeciendo.

Se habla mucho de la necesidad de transformación, sin embargo no todas las organizaciones tienen clara su ejecución en su agenda futura y quienes serán responsables de materializarla.

Entendemos la sensación de agotamiento cuando el torbellino de la globalización, las nuevas tecnologías, la pandemia, los pronósticos económicos, los vaivenes políticos y las restricciones sanitarias están provocando cambios constantes de rumbo y no necesariamente la gestión administrativa es capaz de mantener el ritmo de cambio.

Muchos ejecutivos charlan sobre la necesidad de transformación,pero el cambio es lejano debido a que no han sido capaces de revisar y practicar el liderazgo para aterrizarla en un proyecto con actividades y responsables.

En concreto; los administradores empiezan, administran y mantienen; los líderes originan, innovan y toman riesgos. Los buenos administradores mantienen sus ojos puestos en el ingreso y en el costo, el buen líder mantiene su visión en el conjunto de la inversión. Practicar ambas competencias es ideal.

El líder de los negocios debe ser tanto "emprendedor" Como "buen administrador" Las organizaciones requieren de las dos competencias, sin embargo existe abundancia de administradores, los que prosperaron con la fórmula que para tener éxito, era estar haciendo lo mismo cada vez mejor.

En un mundo volátil, incierto, complejo e incierto (VICA) es justo y necesario.

Hoy en día se requieren emprendedores que lleven a cabo la revolución en cada empresa, estamos cortos de ellos en todos los niveles. Significa crear las oportunidades agilizando el proceso de toma de decisiones.

En México abundan personas que suponen tienen todas las respuestas y que además el cambio es para los demás, no para ellos.

He aquí algunas ideas cuya reflexión y aplicación pudieran ayudarle a cambiar:

1. No se espere, el país puede y debe mejorar, no se aguante hasta que del cielo le caiga la respuesta, la inercia cuesta más que moverse, trate de definir cómo su área, su empresa, el país, pueden salir adelante.

2. Tire a la basura sus organigramas, representan la historia no su futuro, las cadenas de trabajo no las jerarquías permitirán respuestas claras a los retos de los negocios.

3. Reúna grupos en su empresa y el Consejo de Administración y resuelva las siguientes tareas:

-Estrategia de negocios: Cómo se planea competir en el mercado futuro.

-Estrategia de organización: Cómo se organizará el recurso humano para lograr la estrategia de negocios.

-Estrategia de cambio: Cómo modificará el modelo de negocio.

-Cultura: En qué creen y cómo actúan los miembros de la empresa a futuro.

-Estrategia Financiera: Proyección de cifras financieras a corto, mediano y largo plazos.

Es necesario cambiar el concepto de "jefe" por el término "facilitador" Más adecuado a la organización moderna, pues demanda no pensar en términos de jefaturas, lo cual no es nada más semántico -más bien significa que el autoritarismo no debe aniquilar el liderazgo- cuando surcamos el embravecido mar de confusión futuro y ya por algo cantaba José Alfredo Jiménez: “y como soy navegante, vivo entre las tempestades, desafiando los peligros, que me dan los siete mares” Conviértase en marinero y viva errante, es más divertido que estar atado a un solo puerto.

Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.

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