El género no garantiza. No ha garantizado nunca ni garantizará jamás. Sí presencia, sí representación en los puestos de liderazgo, sí en diversidad de perspectivas, sí en derribar estereotipos de género, pero no necesariamente en resultados directos para las poblaciones femeninas, no para las mujeres gobernadas. Dicen por ahí y les encanta repetir a los expertos analistas, que las mujeres somos más empáticas, flexibles, pacientes, que somos más conscientes, que somos más ahorradoras, que somos o tenemos desarrolladas distintas habilidades que los hombres. Y sí, a veces, pero solo a veces. Y sí, a veces, pero eso está cambiando conforme se cierra la brecha y cambia el mundo; conforme mujeres y hombres adquieren otras responsabilidades y se enfrentan a otras realidades. Tan simple como no hay manera que un hombre no sea más empático en tanto cuide más tiempo a sus hijos. No hay mujer que no se vuelva más decisiva en tanto su rol como CEO de una empresa la presione para serlo.

Dicen, les encanta decir también, que las mujeres no son o son menos corruptas que los hombres. Eso no es cierto. Eso era porque había menos mujeres en puestos de poder, pero no porque sean menos corruptibles.

Las habilidades, todas, son humanas y son desarrolladas en tanto son requeridas. Se puede hablar de cambios en el modelo de liderazgo según los tiempos. Hoy en día, la primera cualidad de un líder es ser empático, y las mujeres lo son, pero eso no quiere decir que no haya hombres empáticos. El mismo AMLO llegó hasta donde llegó porque fue empático. Y al mismo tiempo, en el mundo de la política, no quiere decir que quienes están llegando al poder son todos empáticos.

Por otro lado, el género no garantiza que, si una mujer es presidenta de México, habrá en automático una política o una economía feminista, habrá empuje por más políticas públicas con perspectiva de género o que ayuden a reducir la violencia y las desigualdades. Ahí está, por ejemplo, desde 2020, atorada en el Senado paritario y en el “gobierno más feminista de la historia”, la iniciativa del Sistema Nacional de Cuidados. Es el asunto más urgente en la lucha feminista y nada más, no se han dado tiempo senadoras ni senadores.

¿En qué ayuda a las mujeres mexicanas que haya una presidenta mujer? En que es la primera vez en la historia y será más fácil para las siguientes, en que se hable del tema, en que las niñas de este país podrán entender en automático que el puesto más alto de decisión no es exclusivo de los hombres, en que México no solo está preparado para una mujer presidenta sino que las ha empujado de manera consciente a que lo puedan ser, en que hoy puede percibirse que ser mujer hasta es una ventaja, en reducir la brecha de género en la categoría de Empoderamiento Político del Global Gender Gap Report que publica el World Economic Forum cada año desde 2006. Pero hasta ahí. Una presidenta mujer no implica que se vayan a empujar más políticas públicas a favor de los casi 5 millones de mujeres que viven acoso, hostigamiento y violencia sexual en sus trabajos, no a favor de reducir a cero el número 11 de feminicidios al día, no a empujar la paridad salarial, no a las oportunidades laborales o de emprendimiento, o de financiamiento, a la educación en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), y así la larga lista que repasamos a cada rato.

La mujer presidenta que necesitan las mexicanas es esta que no se achique frente al sistema o frente al tlatoani. La mujer presidenta que necesitan las mexicanas es esta que con el ejemplo enseñará a asumirse feministas a las mujeres que todavía no lo hacen. La mujer presidenta que necesitan las mexicanas es esta que exigirá confrontación a su gabinete paritario cuando el rumbo no esté siendo apresurar a cerrar la brecha de género en todos los sentidos, en todos los niveles, en todos los círculos, en todos los rincones. La mujer presidenta que necesitan las mexicanas es esta que gobernará para todas sin importar si se le parecen o no ideológica o socialmente. La mujer presidenta que necesitan las mexicanas es esta que declare con un decretazo terminado el patriarcado.

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