Ya midieron a Xóchitl Gálvez por su cantidad de sangre indígena y la discriminaron porque que no ande diciendo eso que dice que es, porque eso no es ser indígena. Ahora la miden por su ascenso de clase socioeconómica. “Una mujer que empezó vendiendo gelatina ha logrado superarse”, dijo el presidente López Obrador. “Ahora nos quieren vender otra farsa”, remata y liga la historia de la senadora a la saga de saqueadores, corruptos, priistas y panistas, que lo antecedieron. Y funciona. Hace clic entre los suyos y quizás entre otros tantos porque sí, gobiernos anteriores fueron saqueadores y corruptos. Y hace clic porque en México los hacedores de fortunas -empresarios o políticos, juntos o revueltos- muchas veces han aumentado sus ingresos a partir del abuso, de pasar por encima de la ley sin consecuencias. Y qué importa si no hace clic en la realidad de Xóchitl Gálvez, una mujer con un padre alcohólico y violento, una mujer resiliente que buscó cómo salir de pobre a través de la educación; una mujer que —visto a leguas— es echada para adelante ante el patriarcado opresor que la hubiera dejado sin oportunidades, de no ser porque, como muchas otras mexicanas, retó al sistema que la dominaba desde lo político hasta lo más íntimo. Y qué importa si no hace clic con la tendencia “Rosa pastel” en TikTok que utiliza la canción de Belanova a través del cual millones de jóvenes comparan sus expectativas de cuando terminaron la carrera en 2019 y a lo que realmente se dedican hoy en día. Porque la embestida contra Xóchitl sí hace clic con el machismo rampante en eso de burlarse de una mujer superada, de tener una actitud condescendiente para con su talento por vender gelatinas, por graduarse de una ingeniería, por ser independiente, por ser sagaz e inteligente, porque esa mujer es lo que muchos hombres no pueden ser a pesar de tener el camino libre, lleno de ventajas. Porque sí, también hace clic con el machismo de los conservadores condescendientes con las mujeres como Xóchitl Gálvez. Sí, los y las machistas conservadoras de la oposición, a quienes tampoco convence Xóchitl porque “no está tan preparada, porque no tiene tanta experiencia”. Machismo condescendiente, ¡por Dios!

López Obrador está dando una lección impecable de clasismo con tal de derribar a su amenaza en las elecciones de 2024. Y en parte funciona porque los mexicanos hemos sido históricamente clasistas, y resulta muy fácil despertar al monstruo acomplejado de no venir de una familia de alcurnia, de la pena de vender gelatinas. Qué lástima ver esta realidad, cuando pensamos, precisamente, que López Obrador y su movimiento habían logrado mover la aguja de la conciencia del privilegio. Pero ahora ellos son los privilegiados y abusan de su poder. Y este presidente, revolucionario social, es otra farsa, porque ha utilizado no la discriminación al revés, que no existe, aunque Santiago Creel diga que sí, sino que, sino el machismo condescendiente para denigrar cualquier ganancia socioeconómica, sino que ha utilizado un arma tan baja, la misma que utilizaron sus antecesores para hacerse del poder. “¡Tamales, tamales!”, arremeda AMLO, no a Xóchitl sino a miles de mexicanos, recargado en su idea y no en pruebas; arremeda desde Palacio Nacional, y sin una sola prueba de que es una corrupta por haber escalado su negocio. Es la última decepción que faltaba para terminar de bajarlo del pedestal de “primero los pobres”. Descenso que se ganó a pulso con los resultados en salud, durante y posterior a la pandemia, que se ganó a pulso en la educación, que se ganó ahora desde la inmoralidad, porque ningún programa social, por unos pesos que haya repartido, salva la dignidad de esos millones de mexicanos que tan lejos ven sus derechos humanos. Pero no es AMLO sacando el cobre, es únicamente reflejando el cobre que nos caracteriza por nuestro estúpido clasismo y nuestra estúpida ceguera desde el privilegio. El presidente hoy utiliza esa arma para tirar aspirantes a sucederlo. Y podrá ir más lejos, pero ¿nos seguimos preguntando porqué Morena es Morena y porqué Sheinbaum es copia calca de Andrés Manuel? Porque no nos hemos dado cuenta en casa, cuánto daño nos hemos hecho, los privilegiados, pretendiendo ser superiores.

@LauraManzo

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