Fue hace casi un año. Era 14 de marzo del 2022 en Myrtle Beach, Carolina del Sur, cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos informó:

“Menos de veinte meses después de que 30 narcotraficantes del condado de Horry y el área de Myrtle Beach fueran acusados ​​a través de una investigación federal que contó con intervenciones telefónicas sobre narcóticos y violencia, la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito de Carolina del Sur anunció hoy que los 30 se han declarado culpables y fueron sentenciados en un tribunal federal.

“La evidencia presentada en la Corte refleja que la organización de tráfico de drogas Cedar Branch representaba una conspiración interestatal que involucraba distribución de heroína, fentanilo, cocaína, crack, metanfetaminas y armas de fuego. La organización ubicaba su sede en el área de Cedar Branch , del condado de Horry, y tenía vínculos a través de la frontera estatal con Carolina del Norte.

“Sus miembros recibían sustancias controladas de múltiples fuentes de suministro interestatales, incluida una que contaba con vínculos directos con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de México.

“Esta organización (la gringa, apunto yo) fue identificada por la policía local como un objetivo prioritario en relación con los delitos violentos y las sobredosis en la zona.

“Cada uno de los acusados ​​se declaró culpable de una de las dos acusaciones que en conjunto contenían 72 cargos de violaciones de la ley federal, que van desde conspiración para el tráfico de drogas y violaciones a las leyes de armas de fuego hasta el uso de teléfonos para fomentar el tráfico de drogas. Varios de los líderes y proveedores de la organización recibieron penas de diez años o más en una prisión federal ( )”.

Los sentenciados, la mayoría jóvenes, no eran hispanos, así que no podían ser estigmatizados como narcotraficantes de origen mexicano, tal como suelen hacer medios y autoridades estadunidenses. Bastaba leer sus nombres y apellidos: Tecontric Jackson (30 años); Darrell Jackson (48); Byron Jackson (29); Angelo Jackson (25); Timothy Long (40); Leon Green (33); Winferd Sherman (24); Antra Gore (38); Shaquan Hemingway (23, lindo apellido); Carl Green (45); Phillip Johnson (29); Tyshon Clifton (21); Tremayne Green (25); Mark Jackson (26); Devante Squires (27); Teraine Green (30); Alfredo Gore (43); Bradley Griffin (36); Monrail Miller (35); James Myers (33); Anthony Nealey (48); Tyruss Hemingway (21); James Riggins (44). Solo una mujer, Lisa García, la más grande de todos, de 50 años, tenía huella latina.

Jóvenes cien por ciento estadunidenses traficando drogas en Myrtle Beach y alrededores, lo cual es usual en el área. Por ejemplo, en un solo verano de cien días, el de 2019, la cadena local ABC 15 News documentó que en Myrtle Beach la policía tuvo conocimiento de 672 actividades relacionadas con las drogas, ya fuera en forma de posesión ilegal, tráfico o sobredosis de mariguana, cocaína, hongos alucinógenos, metanfetaminas y opioides ( ). Un promedio de seis casos por día reportados por oficiales de la policía local, y eso fue de lo que se enteraron.

                Dinero, drogas y cárteles gringos 

Myrtle Beach es una ciudad costera en el este de los Estados Unidos, en el condado de Horry. Está en el centro de un tramo playero de casi cien kilómetros y 14 comunidades (urbes pequeñas) conocido como "The Grand Strand" , ubicado en el noreste de Carolina del Sur. En el Atlántico, pues. Es uno de los principales centros turísticos de Carolina del Sur y de Estados Unidos, según se lee en sus páginas de promoción. Sus kilómetros de playas, sus más de 100 campos de golf (sí, 100) y cerca de 20 mil restaurantes (2,000 solo en Myrtle Beach, según presumen) atraen a más de 20 millones de visitantes cada año, lo que convierte a Myrtle Beach y la franja playera en uno de los destinos más visitados del país, ya que tiene 425 hoteles con 180 mil camas, de acuerdo a lo que dicen los grupos inmobiliarios y turísticos locales.

El área metropolitana de Myrtle Beach ha sido la segunda área metropolitana de más rápido crecimiento en Estados Unidos (cifras hasta 2018), con un alza de casi el 30 por ciento en la población, según la Oficina del Censo de Estados Unidos.

Ahí, no sobra decirlo con claridad, la derrama y la circulación de dinero es enorme y los potenciales consumidores de drogas se cuentan por miles y miles de jóvenes que acuden a sus centros comerciales, playas, y lugares de entretenimiento nocturno, por no hablar de la renta y fondeo de embarcaciones privadas para esparcimiento y pesca. Los comerciantes locales calculan en 57 mil los empleos que genera el turismo en el área que tiene “atracciones de clase mundial”.

¿Cuánto dinero corre por ahí? En cifras estadunidenses, de acuerdo al sector turismo local que cita datos de académicos:

“Coastal Carolina University estimates that locally, tourism provided more than $11.1 billion dollars in economic impact annually with another $2.2 billion in labor impact. The $11.1 billion in visitor spending in 2021 was up from $7.3 billion in 2020 — a 49 percent increase year over year. (Source: DK Shifflet Visitor Volume and Spending Study).”

Muchos dólares. El 67% de la población es blanca, el 13% negra, el 12% es latina, y el 2% asiática. Casi siete de cada diez lugareños son blancos, es un lugar de blancos con dinero y consumidores blancos, con el 62% de la población menor de 44 años. El ingreso medio para una familia es de $43,900 dólares, unos $830 mil pesos al año, casi $70 mil pesos por mes.

Y ahí, en esa zona de buena vida y recursos, hay un enorme mercado permanente y flotante que los narcotraficantes estadunidenses valoran. Por eso se asientan en el área, porque en momentos de turismo tienen miles de potenciales clientes: se estima que la población de Myrtle Beach pasa de menos de 40 mil a 350 mil en temporada alta de turismo.

Por eso la relevancia del caso Cedar Branch, ilustrativo de lo que ocurre en Estados Unidos cualquier día, cualquier mes, cualquier año, en cualquier condado de cualquier estado. El Fiscal Federal Corey F. Ellis comentó sobre el caso, en el que participaron numerosas agencias, como el FBI y la DEA:

“Esta operación desmanteló una empresa criminal violenta y puso a sus miembros tras las rejas”.

Una empresa criminal violenta. Un cártel, aunque allá les llamen pandillas, que no es otra cosa que un acto de negación a través de un eufemismo.

La Agente Especial del FBI a cargo del caso, Susan Ferensic , dijo:

“Esta sentencia significa el fin de esta organización narcotraficante”.

El fin de esta organización narcotraficante. De un cártel. Las cabezas de un cártel local completito, tal como en México tenemos cárteles locales en Guerrero o en Sinaloa.

¿A qué viene todo esto? A que los cuatro estadunidenses levantados en Matamoros hace unos días (Latavia McGee, Eric Williams, Zindell Brown y Shaeed Woodard) provenían de Myrtle Beach y alrededores, de acuerdo a indagatorias que se hacen en Estados Unidos y Tamaulipas. Los cuatro se aventaron un inaudito road trip de 2,425 kilómetros para llegar a esa ciudad fronteriza mexicana, un recorrido que implica 25 horas de viaje sin parar con la historia de que venían desde allá para que Latavia se hiciera una liposucción. Una coartada muy endeble que ya habían usado en una ocasión previa cuando también se desplazaron hasta Matamoros, y que se ya indaga en ambos países, porque hoy sabemos que… tres de ellos tenían antecedentes penales relacionados con drogas ( ) ( .

Estados Unidos, a través de la Casa Blanca, del Departamento de Justicia y el Departamento de Estado, quiere desviar la atención sobre el hecho de que ese país tiene verdaderos cárteles gringos en su territorio, y por eso ha mantenido estos días el discurso de que ningún ciudadano suyo puede ser agredido en ningún lado, “bajo las circunstancias que sean”. Y justo ahí, en ese “bajo las circunstancias que sean”, que se traduce como “sin importar qué hayan hecho”, es donde se indaga si en realidad los estadunidenses llevaban dinero y armas desde Carolina del Sur hasta Matamoros, lugar donde a cambio recogerían drogas (fentanilo, cocaína) para distribuir en Myrtle Beach, pero… algo habría salido mal durante la operación y por eso habrían sido baleados (dos) y secuestrados (dos).

Lo demás, es diplomacia y narcomantas.

BAJO FONDO

Hay indagatorias en el sentido de que los cuatro estadunidenses no viajaron directo desde Myrtle Beach a Matamoros, sino que realizaron un alucinante recorrido hasta California y luego a Tamaulipas. Una vertiente de las investigaciones señala que habrían cruzado Estados Unidos desde Carolina del Sur hasta San Diego, unas 2,500 millas, más de 4,000 kilómetros. Y de San Diego hasta Matamoros, vía Brownsville, Texas, con otras 1,557 millas, que equivalen a más de 2,500 kilómetros. En total, más de 6,500, kilómetros, algo así como 54 horas y media de viaje, dos días y seis horas de viaje sin parar. Si hubieran conducido solo de día, unas doce horas por jornada, se trataría de cuatro días y medio de periplo. ¿Todo eso para una liposucción, como alegaron?

Ajá.

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