Fui el primer miembro de mi familia en obtener un título universitario. Para quienes nacimos en cuna humilde, la educación pública es la puerta al éxito. La UNAM me preparó para desarrollar una carrera diplomática exitosa, a partir de la cual pude ofrecer a mi familia un mejor nivel de vida. A mi esposa, Alejandrina, la conocí en la UNAM; mis hijos, Luis, Alejandra y Juan, son universitarios titulados.

De mi vida académica en la UNAM conservo el reconocimiento de 10 años de trabajo iniciados como ayudante de profesor, luego como profesor de asignatura y concluidos como secretario académico del Centro de Relaciones Internacionales, de donde salté a la Secretaría de Relaciones Exteriores, reclutado por la historiadora Patricia Galeana, quien fungía como directora general del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos. Desde la Subdirección de Difusión del Instituto Matías Romero fundé y produje el programa de Radio UNAM Las relaciones internacionales de México, que este año cumple tres décadas al aire.

Por amor a mi alma mater, cada vez que regreso a México participo en actividades académicas en la UNAM; y desde Laredo, donde soy cónsul general de México, lo hago vía remota con la UNAM-San Antonio.

En las clases que impartí en las aulas de la FCPyS detecté la carencia de un libro que englobara la historia de la política exterior en el siglo XX. Por ello, durante mi estancia en el Consulado General de México en Los Ángeles, escribí el libro Cien Años de Política Exterior Mexicana, cuya segunda edición, publicada por la Secretaría de Cultura, para beneficio de los estudiantes, circula en PDF libremente por Internet.

Ha sido una tradición que los diplomáticos mexicanos sean también escritores. En mi caso, además del libro referido, escribí los libros La cultura como instrumento de política exterior en coautoría con Alejandro Pelayo Rangel; y Somos Norteamérica en coautoría con Tania Miranda. De este último, la versión en inglés, We Are North America, fue publicada por la UNAM-Los Ángeles. Mi aportación al estudio de las Relaciones Internacionales incluye también 11 libros colectivos, en los que he participado como autor de capítulos. Complementan esa faceta de escritor decenas de artículos publicados en periódicos de México y Estados Unidos.

Al igual que los egresados universitarios, Fundación UNAM es el vínculo con la sociedad; cristaliza sueños mediante la inclusión de personas que, como yo, tienen en la UNAM la oportunidad de forjarse una vida mejor.

Tuve el honor de ser el primer diplomático de carrera en recibir el nombramiento presidencial de director del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, cargo que fue la plataforma para lograr mi ascenso a embajador. Mi paso por las embajadas de México en Estados Unidos y en Suecia, así como mi estancia en nuestros consulados generales en Denver, Los Ángeles y la Sección Consular en Washington me proporcionaron la experiencia para asumir responsabilidades de alto nivel en la diplomacia mexicana, pero no cabe duda de que los conocimientos básicos de esa formación profesional los adquirí en la UNAM.

Mi vida ha estado vinculada a la UNAM, institución que me dio los conocimientos para desbrozar mi andar en el complejo sendero de la diplomacia mexicana. En las aulas de Ciudad Universitaria nutrí mi visión humanista y forjé mi espíritu de lucha para salir adelante. ¡Eternamente puma!

Embajador de México y cónsul general en Laredo, Texas

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