Dato histórico: “El período que se extiende desde 1928 hasta 1934-5 es conocido como el Maximato, es el período en el que Plutarco Elías Calles fue reconocido como Jefe Máximo de la Revolución y durante el cual era el factor decisivo en las decisiones políticas. El maximato consta de tres etapas que corresponden a los períodos presidenciales de Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez respectivamente.” Lo anterior lo plasma Tzvi Medin en su libro Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas (1973).

Quienes piensan que la historia no importa, viven en el error; ella tiene mucho que decirnos y enseñarnos para entender el presente e intentar trazar un mejor futuro. Se le debe de entender en plural, no hay una sola verdad sobre el pasado, lleno de aristas, sus múltiples posibilidades construyen de manera más correcta lo que sucedió.

El fragmento citado, con anterioridad, nos narra un hecho del pasado. Plutarco Elías Calles fue capaz de entender el Sistema Político Mexicano, lo organizó desde el Partido Nacional Revolucionario (PNR) que fundó después de la muerte de Álvaro Obregón, y aglutinó a los partidos locales junto con los diversos sectores de la sociedad. A partir de esa construcción dominó el escenario nacional controlando el poder por cuatro años. Dicha construcción transexenal encontró fin con Lázaro Cárdenas, quien se reveló y expulsó a Calles.

Ese pasado se parece a nuestro presente: López Obrador construyó su partido –MORENA- sumó a los diversos grupos de izquierda, aunque no a todos, y basado en su imagen se apropió de banderas históricas –distorsionándolas- y sociales –mediante diversos programas asistenciales- con las cuales ha marcado una fuerte presencia en el ideario colectivo. Sus frases y sus ideas forman parte de la discusión diaria. El poder en el país es él; la oposición encandilada en su juego termina repitiendo sus ideas y cayendo en su trampa: la división y la presencia de discursos vacíos con frases populacheras.

El Obradorato inició con el triunfo de 2018, en ese momento López Obrador comenzó la construcción de su estructura electoral; la erosión de los organismos autónomos; el debilitamiento de las instituciones que generan pesos y contrapesos; la división y satanización de la oposición; el dominio del debate público; el control de la agenda nacional; y, ahora, la sucesión dentro de MORENA, todos los inconformes han hecho berrinche y después regresan al redil como Marcelo Ebrad.

López Obrador en silencio prepara su sucesión que es la continuación de su gobierno, el inicio del OBRADORATO. De ganar Claudia Sheinbaum las decisiones Obrador seguirán pesando en el país. Por ello prepara sus últimas cartas: colocar magistrados afines a su proyecto en la Suprema Corte –ya envió la terna con tres incondicionales: Bertha Alcalde, Lenia Batres, María Estela Ríos; seguir debilitando al Poder Judicial; y garantizar que su Plan B se dé, llegar en septiembre con la mayoría necesaria en las Cámaras para aprobar las Reformas que no ha podido sacar, para ello se prepara con un ejército de chalecos guinda que tienen claras sus secciones electorales y el padrón que sacarán a votar el próximo 2 de junio de 2024, mientras tanto la oposición sigue sin armar estructura y sin consensos.

Obrador entregó un bastón sin mando; y también le demostró a Claudia quien manda y decide, no fue casualidad que el Estadio Azul estuviera vacío, los gritos descontrolados en la Arena México y la imposición de Clara Brugada.

Mientras tanto Obrador se parece cada vez más a Porfirio Díaz y Calles. La historia nos da la lección y el análisis nos muestra que así se construye el Obradorato.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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