Solo en los regímenes fascistas y autoritarios se descalifica, se persigue y se señala a quienes piensan distinto.

“Los políticos deberían desterrar la palabra nunca porque las cosas cambian y la paz se hace con los enemigos y no con los amigos"
-Desmond Tutu

La violencia verbal es peligrosa porque si no la controlas escala a otro tipo de violencia en donde no hay retorno.

En las democracias se ejerce la política en lugar de la amenaza, se hace uso del diálogo, el acuerdo y se escucha a quienes pensamos distinto.

Quienes pensamos distintos no somos ni enemigos, ni adversarios, ni hipócritas, ni traidores de la patria, como lo expresamos muchos senadores en el pleno.

Quienes pensamos distinto también representamos a sectores de nuestra sociedad, porque en nuestro país hay pluralidad, y en una nación democrática como lo es México, estamos obligados a escuchar a todos y todas.

No cambiarle ni un punto, ni una coma a las reformas es excluir a sectores de la población, que si bien no votaron por el gobierno en turno, una vez que éste llega, debe gobernar para todas y todos.

No cambiar ni un punto, ni una coma elimina también el quehacer de la política, porque entonces el diálogo y la construcción de acuerdos simple y sencillamente está descartado de inmediato.

No cambiarle ni un punto, ni una coma en el Poder Legislativo, es la sumisión absoluta al Poder Ejecutivo de quienes así lo hacen.

No cambiarle ni un punto, ni una coma es otorgar un permiso a la voluntad de un solo hombre con sus caprichos, debilidades, imposiciones, errores, que terminan dañando a toda una nación.

Un permiso que aniquila a todos los que no coinciden ni piensan igual, desapareciendo con ello el nosotros, al igual que la democracia y las libertades.

Sembrar odio en un México con violencia, inseguridad, desaparecidos y feminicidios resulta criminal, cuando lo que los ciudadanos exigen urgentemente es la construcción de acuerdos.

México es un país de libertades y derechos establecidos en la Constitución, y es por ello que legisladoras y legisladores de mi partido y de otros partidos podemos expresar con nuestro voto las voces de quienes representamos sin ser perseguidos ni señalados.

Así lo dice el artículo 61 constitucional: "Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.”

Incitar al odio bajo la anuencia de quien está en el púlpito mañanero es aún más peligroso, porque cuando se hace amenaza desde una posición de ventaja el odio se multiplica.

Amenazas que se reproducen entre sus seguidores llegando no solamente a legisladoras y legisladores que con su voto expresan una visión distinta del país y el sentir de los sectores que representan, sino que en innumerables casos, se extiende también a su familia.

Amenazas que se convierten en ataques y polarización, no solamente en las redes sociales, sino que además, son el peligroso incentivo que invita a fanáticos a agredir personalmente a quienes se han calificado de traidores.

De no detener el odio, será la represión quien ocupe el espacio de la política. Si en lugar de razones crecen los adjetivos; si las amenazas sustituyen el debate serio y responsable; y si les persecuciones a ultranza se empiezan a normalizar, entonces el daño a la democracia podría ser irreversible.

¿Usted prefiere ser constructor de paz o promocionar el odio?

Es profundamente doloroso saber que México es un país feminicida 

La noticia del feminicidio de Debanhi Escobar nos debe doler a todas y todos porque no es solo ella, al día en México son asesinadas once mujeres y siete son desaparecidas por el hecho de ser mujeres.

Duele leer y escuchar que México es un país feminicida, pero es la realidad, una realidad en la que todas y todos debemos trabajar. No podemos permitir que la impunidad y la indiferencia proteja a los criminales. Los feminicidios no deben quedar como una nota más del día, no pueden normalizarse.

 Senadora de la República 

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