La violencia sexual infantil y el turismo sexual infantil, son crímenes cometidos por agresores sexuales que no cuentan con un patrón específico de personas que perpetúan estos actos.

Especialistas advierten que estos agresores pueden resultar encantadores , benévolos y hacerse pasar como personas moralmente perfectas, por lo que no todos son identificables, pues se camuflajean perfectamente como una persona mentalmente sana.

Se tiene identificado que los abusadores tienden a someter a la niña o el niño , y usan la manipulación emocional y física, que puede escalar a una amenaza permanente.

Las voces de niñas, niños y adolescentes continuamente están inmersos entre las tinieblas por miedo a que el agresor los siga lastimando, por amenazas, por la cultura patriarcal, y un sistema judicial en donde son ignorados y revictimizados .

Hace unos días tuve la oportunidad de reunirme con excelentes y reconocidos psiquiatras y especialistas de la Asociación Psiquiátrica mx, los cuales se especializan en la atención a niñas, niños y adolescentes que han sufrido violencia sexual infantil o han sido víctimas de turismo sexual infantil.

Uno de ellos comentaba que las personas que viajan (refiriéndose a los agresores), para perpetuar estos actos, muchas veces lo hacen por el simple hecho de tener los medios para hacerlo y para evitar que abusen de alguien de su círculo cercano.

El doctor Bernardo Ng, sostuvo que los agresores sexuales que llegan a México a contratar servicios sexuales con menores de edad, están igual de enfermos que quienes lo atacan a familiares o cercanos. Advirte que una consecuencia lateral del abuso sexual infantil va de la mano del suicidio en niñas, niños y adolescentes.

La doctora Gabriela Cortés, señala que el turismo sexual infantil existe por el hecho de que hay oferta en nuestro país, y quienes demandan estos “servicios” están dispuestos a venir.

La doctora Carmen Beltrán, quién tiene una amplia experiencia en la materia, destaca que el perpetrador actúa porque sabe que las niñas, niños y adolescentes víctimas, no se les cree al denunciar estos crímenes.

De acuerdo con la doctora Beltrán, los factores que hacen vulnerables y presas fáciles a los menores son: soledad y abandono por la necesidad de amor y cariño, que permite que al abusador seducir y fingir interés por ellos.

Razón por la cual es indispensable concientizar a los adultos sobre la importancia de creerle a niñas y niños ante una denuncia de violencia sexual; atenderlos para evitar que en un futuro ellos pueden ser perpetuadores de estos actos.

Los especialistas establecen los siguientes puntos para identificar y atender sospechas de un abusador: primero, los actos de violencia sexual infantil suceden ante el “momento de oportunidad” para perpetuar el acto; dos, menores con alguna discapacidad tienen mil veces de probabilidad de ser víctimas sexuales.

Tercero, falta de una educación sexual en los padres y en los menores, pues las víctimas no comprenden que están siendo violentadas; cuarto, no hay un perfil psicológico específico de quienes llevan a cabo estas prácticas, aunque pueden tener un coeficiente intelectual más bajo; y cinco, las conductas de los perpetradores no son espontáneas, sino que se construyeron desde la infancia.

Tras escuchar a las y los especialistas, el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), estableció un grupo de trabajo para prevenir y ayudar a erradicar estos crímenes.

Doy la bienvenida a está determinación de quienes como actores claves conforman este importante sector en nuestro país, una de ellas Cristina Alcayaga, quien desde hace años trabaja con temas de violencia sexual infantil y el turismo sexual infantil, y que con su libro titulado “Ojos que sí ven… La explotación infantil”, aporta elementos fundamentales para que como Estado mexicano se tenga cero tolerancia a estos crímenes.

Cada vez contamos con más personas e instituciones comprometidas para erradicar y crear leyes, protocolos y todo aquello que es necesario para evitar casos tan atroces contra niñas y niños en México, y para que estos crímenes, una vez cometidos, no queden en la impunidad.

Los gritos apenas empiezan a escucharse, es el principio, aunque el tiempo apremia.

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