El año clave de aparición del policía que vestía de paisano, Dick Tracy, fue 1937, y su creador fue el texano Chester Gould, que llevó al de la gabardina amarilla y el radio pulsera a terrenos insospechados de fama y fortuna. Tracy, interpretado en el cine por Warren Beaty, sentó las bases del cine de cómics en color, presentando una memorable galería de villanos malvados, sádicos y con enfermizos tics nerviosos.

Muchos actores que querían interpretarlos pelearon hasta el agotamiento con tal de quedarse con algún papel en la película ganadora de tres premios Oscar que, previamente había tenido sus seriales en el blanco y negro de los años 50, interpretados por Morgan Conway, gracias a la compañía Republic.

Los ganadores fueron Dustin Hoffman, Al Pacino, Paul Sorvino y Madonna. Su grafismo inimitable en blanco y negro y después en color, su gran sentido del dibujo en el encuadre y las historias maniacas de muchos de sus más memorables villanos, muy a menudo deformes, se hicieron inimitables dentro de los cómics originales.

Gente como Flaptop, Prune Face, Big Boy Caprice, Mumbles, Manchado, Temblores, Little Face, B-B Eyes, The Brow, Itchy, The Mole, Murmullos y un sinfín de calamidades compartieron créditos en los cómics de la época. Personajes como Tess, Junior, Olores Pinto (Armando Molina), Dieta Montes, Sam Atrápalos, Lucha Nanche, el jefe Pat y otros más se hicieron muy populares dentro de la iconografía del cómic.

El primer número de Dick Tracy, El caso de los asesinos atómicos, editado por el diario La Prensa (la casa editorial de Cuentos de brujas y Los Halcones Negros) aparece a fines de los años 40 con un costo de 80 centavos. El último: Yogi, el cruel, número 96, ya costando un peso, salió el 30 de abril de 1960.

Sin embargo, diariamente con ediciones especiales de domingo en la tira a color de cómics, Dick Tracy apareció en EL UNIVERSAL de la Ciudad de México y varias entidades de la República Mexicana como Guadalajara.

Mi amigo Guillermo del Toro me obsequió más de una centena de páginas de Dick Tracy por haberle conseguido una colección de la historieta de Tradiciones y leyendas de México; y Carlos Monsiváis me regaló un especial de Dick Tracy, con el desenlace del caso de Cabezón (Flap Top) en súper tamaño.

Dick Tracy, como cómic, también tuvo su serie en la televisión y de ahí pasó directamente al DVD. Sus cómics originales de los que existen traducciones en varios países son muy codiciados por coleccionistas de la edad de oro de las historietas, y nunca han estado tan denostados como la avalancha de mediocridades de Marvel.

También Tracy ha tenido sus figuras de acción, protagonistas de increíbles aventuras policíacas con mucho sentido de la maldad. Y existe un cotizado set de juegos del súper detective y librillos en edición pocket con sus casos célebres traducidos en varios idiomas.

Hay finalmente las ediciones Monthly con sus casos más elogiados como el de Mary X y las unprinted stories, como la de Pepe Brincón y El Hijo de Cabezón. Hay también varios números de sus Early Days, ediciones en tercera dimensión y un volumen de la toma de estafeta de Rick Fletcher y Max Collins, para suplir la muerte del original creador, Chester Gould.

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