Como parte de la serie sobre la agenda de política exterior para el próximo gobierno, la semana pasada presenté el primer paquete de propuestas para revertir el daño de la 4T a la capacidad de influencia, la imagen y el prestigio de México en el mundo (). Este es el segundo y último paquete:

  • Encabezar de nuevo la defensa de los derechos humanos y la democracia representativa en el hemisferio, al tiempo de revertir el aislamiento de México en América Latina y en la OEA.
  • Después de años de retraso, finalizar Acuerdo Global con la Unión Europea. No es exagerado afirmar que el futuro comercial y también político de la relación entre nuestro país y el bloque depende del acuerdo renovado.
  • Si realmente se desea que sean exitosas, las iniciativas multilaterales a nivel presidencial deberán consultarse, negociarse y cabildearse por canales diplomáticos, en lugar de soltarse como una bomba en la “mañaneras”.
  • Promover la ratificación de tratados y protocolos multilaterales sobre temas en los que México se ha quedado rezagado por su falta de compromiso, tales como derechos humanos, medio ambiente y lucha contra la corrupción, incluyendo el Convenio de Estambul sobre prevención y lucha contra la violencia hacia las mujeres.
  • En consonancia con su peso específico, México debe seguir ocupando regularmente un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En caso de una ampliación del órgano, se deberá considerar la pertinencia de disputar uno de los nuevos asientos semipermanentes o permanentes sin derecho de veto de América Latina, en lugar de boicotear las aspiraciones de Brasil.
  • Retomar posiciones creativas y de vanguardia en la lucha contra el cambio climático.
  • Ante las evidencias de su fracaso, promover una revisión del sistema internacional de criminalización al uso de las drogas.
  • Por sus efectos indiscriminados en la población civil, por humanismo, México debe reincorporarse al grupo de países que promueve iniciativas para limitar y eventualmente prohibir el uso de explosivos en zonas densamente pobladas, causa que nuestro país abandonó por presiones del ejército.
  • En lugar de distraernos con reformas constitucionales redundantes, promover la negociación de una convención global basada en la Declaración de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas.
  • Reconstruir el diálogo y la cooperación con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y con la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
  • Dada la situación del país, dar la bienvenida a la colaboración internacional para construir un sistema confiable de procuración de justicia y para prevenir y castigar la corrupción.
  • Promover una convención hemisférica para prevenir la discriminación contra la comunidad LGTBI.

En el ámbito interno:

  • Dar certidumbre a la inversión privada, nacional e internacional. Alentar su participación en proyectos de energías limpias, agua e infraestructura sostenible.
  • Asignar recursos suficientes para que la Secretaría de Relaciones Exteriores pueda operar y reforzar su estructura y, con ello, promover efectivamente los intereses de México. Ampliar la huella diplomática de nuestro país con mayor dispersión geográfica y agresivos programas de diplomacia pública. Reabrir las oficinas de promoción turística e inversión donde resulte pertinente y fortalecer a nuestros consulados en Estados Unidos.
  • Devolver la diplomacia a las manos de profesionales y especialistas. Fortalecer el Servicio Exterior Mexicano, revisar el tabulador de los salarios en el exterior y, como obliga la ley, convocar concursos de ingreso y de ascenso anuales para ampliar el número de diplomáticos y garantizar espacios de crecimiento profesional.
  • Reconstruir una política cultural robusta y su correspondiente componente internacional para impulsar el poder suave de México en el mundo.
  • Limpiar las cloacas del Instituto Nacional de Migración.

La recuperación de la imagen internacional de México será una tarea cuesta arriba, que tomará tiempo y dependerá de resultados medibles en retos domésticos como estado de derecho, corrupción, violencia e impunidad. Pero, al contrario de la tesis de López Obrador, una buena política interior necesita de la mejor política exterior posible. Espero que esta agenda resulte de utilidad a los equipos de campaña de las candidatas, aunque, no sé por qué, sospecho que a uno le interesará menos que al otro.

Diplomático de carrera por 30 años, fue embajador en ONU-Ginebra, OEA y Países Bajos

@amb_lomonaco

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