El ajedrez recrea, alegra y estimula la mente, sobre todo cuando se crean originales combinaciones y se obtiene un triunfo merecido. Para el poeta irlandés William Yeats (1865- 1939), “La alegría es la voluntad que trabaja, que supera obstáculos, que sabe triunfar”.

En el juego ciencia, la voluntad es la fuerza que motiva, persevera y hace lo necesario para imponerse. Desde la filosofía, el alemán Friedrich Nietzsche (1844- 1900) dijo: “es necesario que la alegría contenga también fuerzas edificantes para la naturaleza moral del hombre: ¿cómo se explica, de otro modo, el que cada vez que nuestra alma se solaza a los rayos del sol de la dicha, se promete ser buena persona y perfeccionarse?”.

Incluso el pensador francés Vladimir Jankélevitch (1903-1985) señalaba: “La alegría no tiene límites; parecida al amor, quiere ir siempre más allá y aparece cuando el alma puede enfrentarse con el futuro, es decir, cuando se le abre el horizonte”. Con razón el francés Michel de la Montaigne (1533- 1592) concluyó: “La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua”.

PARTIDA

Las blancas sacrifican casi todas sus piezas para finiquitar con una imparable arremetida contra el monarca enemigo.

Blancas: Paul Keres

Negras: Robert Graham

Londres, 1954. Defensa francesa..

1.e4 e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ag5 Ae7 5.e5 Cfd7 6.h4 Axg5 7.hxg5 Dxg5 8.Ch3 De7 9.Cf4 a6 10.Dg4 Rf8 11.Df3 Rg8 12.Ad3 c5 13.Axh7+ (Diagrama. El ataque de las blancas es incontenible) Txh7 14.Txh7 Rxh7 15.0–0–0 f5 16.Th1+ Rg8 17.Th8+, rinden negras. 1-0.1

rjavier.vargas.p@gmail.co

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