Primero, externo mi satisfacción por la recuperación de la categoría 1 en aviación por parte de México, luego de ser degradado a categoría 2 en mayo de 2021. Este gobierno perdió y recuperó tal categoría, lo que muestra que, en el sector aéreo pese a la toma de decisiones políticas y no técnicas, hay personal capaz que ha sabido dar cumplimiento a los estándares mínimos de seguridad exigidos por la Administración Federal de Aviación de los E.U.A.

Segundo, como señalé en mi artículo anterior, las nuevas tareas que le han sido encomendadas a las Fuerzas Armadas no sólo las denigran, pues también varias de ellas provocan que actúen fuera del marco de la legalidad. Asimismo, propician que un importante porcentaje de la población comience a perderles el respeto que durante más de un siglo fueron construyendo.

A esas tareas que son competencia del orden civil, agregaré la operación de la nueva línea aérea del gobierno llamada Mexicana de Aviación, pues es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo. Con esta, la ley se trasgrede porque ningún ente público o privado puede tener una aerolínea y administrar un aeropuerto (caso del Felipe Ángeles); al asegurar el Presidente de la República que será 20 por ciento más barata que las aerolíneas comerciales, es muy probable que se caiga en competencia desleal, además que tener esos costos significaría mantenerlos con subsidio gubernamental; y se pretende contratar personal de tierra y aire condicionándolos a no ser sindicalizados, contraviniéndose la ley laboral. Todo esto con la instrucción del “ejército lo encabeza”.

Pero no sólo les agregan nuevas tareas, también les restan. Y la más trascendente es la de combatir con todo su poder al narcotráfico que está desbordado en gran parte de México: traficando drogas al interior y hacia el exterior del país, efectuando cobros de piso a comerciantes y productores, asesinando a la luz del día a funcionarios públicos y a rivales de otras bandas delictivas, sobornando autoridades gubernamentales y, entre muchas otras acciones, ejerciendo coacción en procesos electorales.

El desfile de los días 16 de septiembre, instituido desde 1913, es la oportunidad para que presencial o remotamente niños, jóvenes y adultos podamos observar parte del capital militar del país: tanquetas, aviones, carros de combate, armamento de primera generación, y cientos de militares con un alto espíritu de servicio. Sin embargo, ante los niveles de violencia e impunidad que estamos sufriendo eso no basta, pues es urgente observar todo ese potencial de fuego en el combate efectivo al crimen organizado.

El actual gobierno disolvió las áreas federales de la policía a cambio de una Guardia Nacional y de un ejército al que nada más no les permiten operar ante esta realidad de altísima inseguridad y violencia. Cada día que pasa los criminales más se fortalecen y la sociedad más se debilita.

Sabemos que en las Fuerzas Armadas hay mandos y personal de tropa enojada y frustrada por esta situación, que sólo esperan que su Mando Supremo (el presidente de la República) instruya un “giro de timón” para emplearse con toda la fuerza del Estado, para lo cual han sido capacitados.

¡Felices fiestas patrias! ¡Viva México!

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