¡Súper Memo, Memo Redentor, Memo para Presidente!

... Eran los memes, gritos en la calle y alabanzas de los aficionados después del partido contra Brasil en la Copa del Mundo 2014 y siguieron así después de éste.

Conocí a Memo a los 15 años de edad en el América , era un joven educado, serio y flaco; entrenaba todo el día bajo la tutela de Néstor Verderi. Era el titular indiscutible del equipo juvenil; Leo Beenhakker se maravillaba cuando lo veía actuar. Llegó el día en que desafortunadamente se lesionó Adolfo Ríos y Leo lo debuta a los 18 años (2004).

Memo cumple a la perfección y se queda como titular en la era Beenhakker a pesar de la molestia de Adolfo , quien pregonaba que no habían respetado su jerarquía. El episodio accidental y penoso del clembuterol, lo dejó fuera de contratarse con el PSG . Fueron momentos de angustia y preocupación cuando les avisé a los cinco jugadores del resultado positivo. Estuvimos apoyándolos en todo momento desde el búnker de la Federación; Justino [Compeán] y Decio [De María] se debatían con la WADA (la Agencia Mundial Antidopaje ) y FIFA y nosotros asistiéndolos en todas sus necesidades. Al final, el

veredicto fue exitoso al comprobar que era la carne contaminada la que lo provocó.

A Memo le dolió, pero como guerrero que es, entró en el Ajaccio , siendo el único equipo que le respetó el contrato sin saber el resultado definitivo de la WADA. Ahí tuvo grandes temporadas, fue el mejor portero de Francia y de la revista France Football. Tenía una asignatura pendiente que cumplir: jugar un Mundial. No jugó en 2006 y tampoco en 2012.

Para 2014, la afición mexicana no dormía y los medios se peleaban la exclusiva por saber quién iba a jugar: Memo o Chuy Corona.

Miguel Herrera

analizaba y sufría, la decisión era muy difícil… Se encerró con los dos, dio la cara y les manifestó quién iba a ser…Memo debutaría por fin en un Mundial.

Tuvo una Copa del Mundo impresionante, se ganó el reconocimiento de todos y terminó con las dudas. Se fue a España , siempre preocupado por su pasaporte comunitario, ya que es difícil que en Europa contraten a un portero que no lo tenga.

Ahora, a los 34 años, maduro, inteligente, centrado y seguro como lo conozco, analizó el regreso al América con su esposa; su alma americanista lo convenció y ahora regresa al Nido, a su casa que lo vio nacer, a liderear un equipo para ser campeón.

Le queda rato de buen nivel.

Este tipo de jugadores, además de talento, trabajo, esfuerzo y compromiso, que lo tienen de sobra, se desarrollan en un núcleo familiar sano, funcional y con padres que educan y orientan para el bienestar de sus hijos. Esto es un extra muy importante para este gran portero y persona.

¡Mucho éxito!

deportes@eluniversal.com.mx

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