El lunes pasado, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, afirmó en una conferencia de prensa que la ola de violencia que la semana pasada azotó Jalisco, Guanajuato, Baja California y Chihuahua, y dejó una estela de comercios, farmacias, autos y camiones incendiados, era una prueba de la efectividad de la estrategia de seguridad del gobierno de México.

En la misma rueda, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, dijo que las causas de los bloqueos, los incendios y los asesinatos que el martes pasado sembraron el terror en dichos estados estaban ya identificadas, “de lo cual se dará información”.
El 9 de agosto ardieron varios municipios de Jalisco y Guanajuato. Hacia las siete de la noche, vecinos y automovilistas alertaron sobre un enfrentamiento a las afueras de la zona metropolitana de Guadalajara, justo en la carretera que va a Saltillo.

Aquel enfrentamiento entre efectivos de la Sedena e integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación desató una serie de incendios y narcobloqueos en los alrededores de Zapopan, y en especial en las cercanías de Ixtlahuacán del Río.

Poco más tarde, las llamas se habían extendido al estado de Guanajuato y cubrían tiendas y farmacias de Irapuato, Celaya, Silao, Salamanca, Abasolo, León, San Francisco del Rincón y Valle de Santiago.

El general Sandoval informó más tarde que los dos posibles objetivos de los militares, conocidos como el Doble R y El Apá, jefes del Grupo de Élite del Cártel Jalisco, y quienes según información obtenida por la Sedena, iban a tener una reunión aquella tarde, no se hallaban entre los detenidos.

Si los jefes del Cártel Jalisco lograron escapar —hay quien dice que ni siquiera se reunieron—, ¿a qué se debió el estallido de violencia que durante más de tres horas incendió ambos estados?

Entre el torrente de noticias confusas que aquella noche y en los días que siguieron cayó sobre redes sociales y medios de comunicación, se habló, no de un operativo de captura, sino del aseguramiento, en las inmediaciones de Ixtlahuacán, de un arsenal compuesto por armas largas, cargadores, placas balísticas, granadas, artefactos explosivos caseros, más de 1,500 cartuchos útiles y dos decenas de vehículos, algunos de ellos blindados.

Resulta que, al realizar tareas de reconocimiento terrestre en la zona de Agua Colorada, San Miguel Arcángel, Agua Prieta y el rancho Las Puentes, los militares localizaron un campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Ahí se dio el primer enfrentamiento de aquella tarde. Según los reportes, la Sedena logró la detención de seis personas.

En un informe dado a conocer días más tarde, el subsecretario Ricardo Mejía Berdeja presentó un informe sobre los hechos ocurridos entre el 9 y el 10 de agosto de 2022.

En el informe figuran las imágenes, con los ojos cubiertos por una banda negra, de los seis detenidos en Ixtlahuacán.

En esas imágenes está la probable explicación del incendio que se extendió como pólvora en Jalisco y Guanajuato.

De acuerdo con fuentes de seguridad de alto nivel consultadas por el columnista, entre los seis detenidos se halla un familiar en línea directa de Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Dicho personaje, miembro del llamado Grupo de Élite del CJNG, estaba a cargo del campo de entrenamiento en Ixtlahuacán, y al mismo tiempo, de las células que brindan seguridad a los jefes del cártel —quienes solo permiten que familiares se hagan cargo de su custodia.
Se sabe que entre los seis detenidos el martes pasado, hay dos exmilitares guatemaltecos. Al menos desde 2015, a partir de testimonios rendidos por miembros del CJNG que han sido detenidos por las autoridades, se sabe que elementos de las temibles fuerzas de seguridad del Ejército de Guatemala brindan entrenamiento estratégico a los reclutas del Mencho.

Estos militares han sido detectados en los límites de Michoacán y Jalisco, en los campos donde entrenan los llamados Pájaros de la Sierra, uno de los brazos del CJNG; en esos centros se han asegurado verdaderos arsenales, como ocurrió recientemente en Ciudad Hidalgo y Jilotlán de los Dolores.  

¿Cayó un pez gordo del Cártel Jalisco y por eso Sandoval hizo referencia a que los incendios eran producidos por “el éxito de la estrategia”? En todo caso, el personaje arriba señalado ya fue vinculado a proceso.
Rosa Icela Rodríguez ha señalado que las causas de lo que el martes pasado desató el terror, ya están identificadas, y pronto se darán a conocer.  

@hdemauleon

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