“Para cualquier tema que se nos ocurra siempre hay una opinión extravagante y llamativa de otro experto. En una sociedad democrática hay expertos para todo y, a menos que el contribuyente posea un conocimiento mínimo sobre las ciencias siempre será manipulado por los expertos/políticos en su decisión de apoyar o recortar determinada investigación”. (Roald Hoffmann; químico; premio Nobel). Este fenómeno no sucede solamente en la ciencia, sino en casi todos los terrenos del conocimiento. No hace muchos días me encontré de frente con una convocatoria que invitaba a los jóvenes a inscribirse en un curso de cultura y arte digital. De ningún modo me incomodan los lenguajes digitales o las novedades técnicas, pero sí deploro a quienes se entregan a ellas como consumidores en vez de utilizarlas a su favor y en beneficio de su sociedad. Lo he escrito aquí decenas de veces.

Se me ocurrió, entonces, imaginar un cuestionario que le propondría yo a una persona de cualquier edad para saber con quién estoy tratando; preguntas más bien representativas y creo necesarias para combatir el pensamiento nulo estimulado por una cultura raquítica o manipulada. ¿Tiene sentido o realidad el concepto de cultura general o es sólo una entelequia o una vana abstracción? Saber, por ejemplo, a cuántos millones de años se encuentra una galaxia carece de sentido si tal dato no está ligado a una circunstancia compleja. De lo contrario estar al tanto de algo así es inútil. Aquí 20 preguntas de reconocimiento y que se me han ocurrido en este momento: 1) ¿Podría describir someramente qué es y cuáles son las funciones de un aminoácido en el cuerpo humano? 2) ¿Tiene una idea de qué culturas intervinieron en las guerras del Peloponeso (o en las guerras médicas y las púnicas) para formar la Europa precristiana? 3) ¿Cuántos años transcurrieron desde que Abraham Lincoln intentó abolir la esclavitud en la guerra civil estadounidense hasta el asesinato de Martin Luther King? 4) ¿Cuál es la diferencia entre la política fiscal y la política monetaria de una economía? 5) ¿Cuáles fueron el año pasado las ganancias —provenientes de México— de los más importantes bancos trasnacionales que operan en ese país? 6) ¿Podría diferenciar geográficamente o culturalmente a Letonia de Lituania y Estonia? 7) Describa una máquina de Turing y su relación con la inteligencia artificial. 8) ¿Ha leído o revisado los libros de Fray Diego Durán, Juan de Tovar o de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl? 9) ¿Podría arriesgar a hacer una diferencia entre Tucídides y Herodoto? 10) ¿A cuántos filósofos de la ciencia conoce o ha leído? 11) ¿Conoce la biografía y los descubrimientos de Galileo? 12) ¿Podría definir qué es un algoritmo y su papel en la producción tecnológica actual? 13) Señale la diferencia fundamental entre los musulmanes chiítas y los sunitas? 14) ¿Qué es el dióxido de carbono y cómo afecta la vida de los seres humanos? 15) ¿Conoce algunas obras diseñadas por los arquitectos Francisco Serrano, Juan Segura o José Villagrán? 16) ¿Tiene un comentario acerca de la obra de Merce Cunningham, John Cage o Joseph Beuys? 17) ¿Podría decir algo sobre las filosofías de Descartes, Locke, Rousseau, Kant, Marx, Wittgenstein, Foucault o John Rawls? 18) ¿O acerca de algún filósofo medieval que no sea San Agustín o Santo Tomás? 19) Comente las principales ideas y nociones políticas expuestas en la Revolución Francesa. 20) ¿Tiene noticias de Emilia Pardo Umaña; Marie de Gournay; Mary Wallstonecraft en la historia del feminismo?

Como se habrán percatado no entré al terreno de la literatura o la política, y las 20 inquisiciones bien podrían ser muy diferentes. Todo depende de quién las realice y cuál es el valor que se le otorga a cada una de ellas en la cultura y formación intelectual de un ser humano para que sea capaz de defenderse contra los dogmas que lo acosan e intentan transformarlo en una langosta para comer en domingo. He realizado, como Boecio o Isidoro de Sevilla, una enumeración inquisitiva, me fui por las ramas a propósito, claro, pues hoy en día tal parece ser la única manera de imaginar las raíces y el tronco del pálido arbusto del conocimiento. Ahora bien, la arbitrariedad de las preguntas no resta que algunas de ellas puedan ser respondidas por alguien que, supuestamente, posee cierta cultura y se resiste a las arbitrariedades éticas de la charlatanería comercial. Si alguien no ha logrado hacer comentarios a ninguno de los anteriores cuestionamientos entonces es que tampoco la democracia tiene demasiado sentido. ¿Cómo es que ese alguien se ha colado en el género humano? No le doy la bienvenida, sino, más bien, yo me doy la despedida. Cualquiera podría hacerme cien o mil preguntas de las que yo no podría tener una idea. La cuestión es que no sean minucias de alguna especialidad, sino fragmentos de un saber orientados a unirse en una persona que habita el mundo en sociedad. Si el cuestionario le es oscuro no hay por qué escandalizarse: vaya y tome un curso de cultura digital y el “mundo” le será entregado en sus manos tal como se le colocan las esposas a un presidiario.

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