Antes de relatar la odisea que significó adentrarme en el mundo del golf —para cubrir el Mexico Open at Vidanta—, quiero compartir la enorme felicidad que me provoca volver a las páginas de EL UNIVERSAL. Gracias, Golf Shot.

Corría 2019 y un servidor daba sus primeros pasos como reportero en este periódico; fui a una clínica de golf con la máxima exponente de México, Lorena Ochoa. No era un ferviente seguidor de este deporte; sin embargo, me contagié de la emoción con la que ella respondió a mis preguntas y prometí regresar.

Tardé cinco años, pero lo cumplí, con la camiseta de TV Azteca, líder nacional en la difusión del Mexico Open at Vidanta. El lunes, cuando abordamos para volar a Puerto Vallarta, me advirtieron: “No te relajes, trabajarás muchísimo los siete días de cobertura”, y así fue, pero qué bonita experiencia.

Tan pronto aterrizamos, nos dirigimos al campo. Desde El Ajusco, pidieron “color, mucha gente” (faltaban tres días para el arranque, claro que el público aún no llegaba). Por suerte, iba con el maestro de la lente, Roberto López Zuzú y la gran editora, Nishino; lo sacamos adelante y hasta aplausos nos llevamos por la nota de apertura.

El martes, tuve una charla breve con el todavía campeón defensor, Tony Finau. Luego, acudí a la presentación de First Tee México, un programa para que niños de todos los estratos sociales tengan acceso a un deporte caro, como el golf. Ahí, entrevisté al Vicepresidente del Consejo de Administración de Grupo Salinas, Benjamín Salinas Sada.

Me fui con la sensación de que mis nervios se notaron a cuadro (¡Es el jefe!) y opté por resetearme. Más tarde, se llevó a cabo la inauguración. Me dieron el primer turno de pregunta y salí avante con seguridad. Después, junto a Zuzú, caminé nueve hoyos en el ProAm (con tripié al hombro y a más de 25 grados). Entonces, comencé a disfrutar.

Comenzió el torneo. La gente, amabilísima; el centro de medios, cómodo; ¿la atención de los organizadores? Impecable. La información proporcionada, completa, y el material, útil. ¿La comida? Espectacular —mención aparte para los ceviches—. ¿Algo extra? La actuación de los mexicanos Álvaro Ortiz y Santiago de la Fuente.

Me reencontré con viejos amigos, hice algunos nuevos; entrevisté al campeón, mi nuevo “compadre”, Jake Knapp; debuté en Hechos AM; me enamoré de otro deporte y, según mi colega Abraham Neme, ya parezco golfista. Había olvidado que, a veces, sólo hay que dejarse consentir y aventurarse a nuevas fuentes de información, aquellas que te saquen de tu zona de confort y te acerquen a otros deportes y atletas, para extender la información a cada esquina, una responsabilidad dentro del periodismo deportivo.

Estoy seguro de que el golf me volverá a llamar, y aceptaré con muchísimo gusto.

Carlos Daniel Salgado


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