La Selección Mexicana necesita estar a la altura de la ilusión que le genera al aficionado tener una Copa del Mundo en el país.

Existe un sentimiento de triunfo, de hacer un gran torneo, de llegar —por lo menos— a los cuartos de final, de ser protagonistas en el gran evento.

Ojalá que el futbolista, que —de alguna manera— sabe que está en planes de jugar el Mundial, entienda el mega compromiso que se le viene encima.

Debe estar consciente de que se le va a exigir como nunca antes.

No estaría mal que —de una vez— se busque un buen coach o psicólogo para comenzar terapias motivacionales y de manejo del estrés.

Su mentalidad requiere estar puesta en ganar y gustar, en hacer un partido perfecto, en devolver la confianza que pondrá la gente en él y en el equipo.

No se valen excusas de nada. Si no puede con la presión o es demasiado el peso que va a cargar, entonces que ni se le ocurra poner un pie en la concentración.

Al Mundial, vas a competir al más alto nivel. Si no estás preparado, entonces no vale la pena que se le robe un lugar a alguien que sí desea hacerlo.

Pasada la fiesta y el reconocimiento al Estadio Azteca por ser el primer escenario en llevar a cabo tres inauguraciones de una justa mundialista, ahora viene ya la parte responsable del jugador y cuerpo técnico de entregar la mejor Copa del Mundo en la historia del futbol mexicano.

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