Estamos a un mes de la que justamente podría llamarse “la madre de todas las elecciones”. Por una parte, se ha comentado, es la mayor de nuestra historia por el número de puestos de elección popular en juego. Pero, su mayor importancia no es por la cantidad, sino por su trascendencia. México se encuentra en un verdadero punto de inflexión. Lamentablemente se han intensificado las tendencias hacia el autoritarismo, el poder de un sólo hombre. El Congreso actúa indignamente como amanuense del Ejecutivo, cuyas iniciativas de ley no se les “cambia ni una coma”. Las amenazas contra la independencia de la Suprema Corte de Justicia y su papel como garante del orden constitucional. Las constantes agresiones y la intimidación de desaparición del INE y de los organismos autónomos; la cooptación del Ejército como órgano apolítico, vía su asignación de obra pública; el diario acoso y descalificación en las mañaneras contra toda voz crítica, respetable, en contra de la libertad de prensa.

Así, la disyuntiva en esta elección es fortalecer el autoritarismo o defender la democracia, que se ha venido construyendo a lo largo de muchos años en su más amplio sentido, el equilibrio entre poderes, los contrapesos al poder del Presidente. Es también un “referéndum” para expresar aprobación o reprobación de la conducción del gobierno. Es poder frenar ocurrencias y dislates, o darles rienda suelta. Hay fintas peligrosas para la extensión del periodo presidencial.

El gobierno está cometiendo cada vez mayores errores. Pierde la brújula. No está logrando resultados ante los grandes problemas: la economía, la pandemia, la pobreza, la inseguridad. Se está desmantelando la administración pública. El gobierno no “gobierna”, maneja la agenda mediática a través de la mañanera, con su gran talento comunicador. El Presidente, frustrado por su falta de resultados, luce acorralado, irritable, se aísla en su “realidad”, parece escuchar poco y a pocos, y comete errores. Desafortunadamente, la oposición es en general muy débil, no fórmula una “visión alterna” que llegue a la gente y tampoco una crítica demoledora; el empresariado, como lo señaló Claudio X González Jr., se acomoda, salvo excepciones como Coparmex. El síntoma inequívoco de la seria enfermedad gubernamental es la tragedia del desplome del metro de Tláhuac. ¡Afecta al centro del poder de AMLO! Ebrard y Delgado, que lo ejecutaron y financiaron; Sheinbaum, que lo administró, “austericidio” en la restricción enfermiza del gasto. ¡No puede ya culparse a los neoliberales! El catálogo de errores, de principio a fin, acompañará siempre a AMLO por su falta de empatía con los más pobres, su evasión de responsabilidad política. ¿Qué nuevos accidentes serán consecuencia de la improvisación?

El pueblo sabio se pone a prueba. No es posible que aún con las cortinas de humo, no aprecie que el gobierno es cómplice de la muerte de casi 500,000 compatriotas por la negligencia criminal, reconocido como uno de los peores manejos mundiales del Covid; de la mayor caída de la economía desde 1932, con una de las más débiles políticas de compensación social, resultando en el aumento del desempleo, la quiebra de empresas, la violencia e inseguridad desbordadas, que han resultado en la pérdida del control de 1/3 parte del territorio, los “pobres primero”, los elevan a nuevos 10 millones. La extensión del plazo del Presidente de la Corte, aprobada por el Congreso por iniciativa del Presidente, no hay duda, viola flagrantemente la Constitución.

¿Cómo se ven los escenarios? Primera evidencia: la elección se está “cerrando” con Morena, a la baja. Parecía casi “carro” completo morenista en gobernaturas, 14 a 1. Ahora se han casi emparejado los números: probablemente 8 a 7. Aún, con la buena gestión de Sheinbaum, se emparejan las alcaldías. Todo indica que Morena, en la Cámara de Diputados, no alcanzará mayoría calificada. Previsiblemente, con sus satélites, cortesía del Presidente del TRIFE, puede tener mayoría simple. La “Coalición opositora” ha producido algunos resultados positivos. Pero, desafortunadamente, en algunos casos, el candidato del PAN o del PRI, van solos y, si se sumaran, darían el triunfo a la Coalición. También el MC fracciona a la oposición y da el triunfo a Morena. Se requiere una estrategia eficaz de voto útil.

Las encuestas en las actuales circunstancias han sido proclives a frecuentes equivocaciones. Ésta es una elección con características muy diferentes: grandes efectos nacionales, pero eminentemente localistas. El voto efectivo será afectado por la evolución de la pandemia, por el gran número de indecisos y decisiones de última hora. Mi opinión, es que Morena puede no llegar a mayoría simple en la Cámara de Diputados, por varias razones. Los Estados en que domina Morena son chiquitos; donde la oposición es fuerte, son Estados grandes, sobre todo del Norte: Nuevo León, Chihuahua, Querétaro, peleando Sinaloa y Sonora. Morena está plagado de errores y escándalos: el sainete de Salgado Macedonio y su hija Evelyn en Guerrero, fuerte oposición del movimiento feminista. En mayo están explotando los indicadores que afectan el bolsillo de la gente: precios al alza en gasolina, gas, electricidad, tortillas y la canasta básica. Además, la tragedia del metro y el desquiciamiento del transporte de miles de gente.

Bajo cualquier escenario, hay que prevenir que nuestro país se enfrentará a una situación postelectoral, problemática aún peligrosa en un verano “calientito” y de incertidumbres sobre toda la segunda mitad del gobierno. El peor escenario sería que Morena ganara mayoría calificada en el Congreso, lo cual le permitirá reformas constitucionales para fortalecer el poder personal de AMLO y aún extender su mandato, acabar de desaparecer las instituciones democráticas, como el INE y el TRIFE, completar la antireforma energética. Creo, afortunadamente, es la menos realista.

El segundo escenario, el mejor: mayoría de la “coalición opositora” en la Cámara, no el más probable, pero sí factible. Representaría una poderosa expresión social de inconformidad política, que normalmente induciría a rectificar y construir nuevos consensos. No, con AMLO. Sería un periodo de judicialización e inconformidad con los resultados para anularlos. La Coalición tendrá que pasar de “coalición de votos” a una “coalición de estrategias de gobierno”(?) Enfrentará presiones de todo tipo, inclusive de corrupción para cooptarlos. Ya ha sucedido. “Gobierno dividido”, puede significar parálisis gubernamental, más polarización y confrontación. Incertidumbre económica.

El escenario más factible es que Morena mantenga mayoría simple en la Cámara. Esto significa el “status quo”. Usará la legislación ordinaria para continuar fortaleciendo el poder personal presidencial y socavar la democracia. No habrá reformas anticonstitucionales, pero sí más conflictos constitucionales. Este escenario dependerá si además logra el control de la Suprema Corte o se sostiene su independencia. Hay muchas iniciativas básicas morenistas frenadas, ¿se descongelarán? Habrá reforma fiscal para obtener recursos necesarios, pero “riesgo de llamarada! en “pasto seco”, como en Colombia. La economía seguirá estancada, sexenio perdido económicamente.

El postCovid, como el postelectoral, presentará serios retos y amenazas que pueden configurar un retroceso en el orden político. ¡Ojalá encontremos como sociedad nuevas vacunas democráticas, que produzcan milagros hacia 2024!

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