En días pasados, en una visita a Madrid, tuve la valiosa experiencia de visitar la gran exposición del Museo del Prado inaugurada el 5 de octubre, “el Tornaviaje”, el Arte Iberoamericano en España . Los organizadores, el Ministerio de Cultura y el propio Museo presentaron la exposición en estos términos elocuentes: “Entendemos el “tornaviaje” o viaje de regreso a la península que da título a la exposición, como un hecho que nos permite valorar las aportaciones artísticas de América a España y por extensión a Europa… Estos objetos, llegados en distintos momentos de la historia, pasaron a ser parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, sin que a veces reconozcamos las razones de su presencia”. El Director del Museo escribió ¡“que pretende llamar la atención que los españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII convivían con más objetos artísticos de procedencia americana que de origen flamenco o italiana!... Tornaviaje quiere ser una invitación a repensar el lugar de América en la sociedad española, pasada y sobre todo presente”.

No escapa que precisamente que para el día de la “Hispanidad” el 12 de octubre, las instituciones culturales del gobierno de España respondan con “guante blanco” a las agresiones culturales de nuestro gobierno descalificando todo lo hispano, lo colonial, evidenciando nuestro absurdo primitivismo histórico. El Presidente debería estar mejor asesorado. Por otra parte, en la exposición hay presencia importante de nuestra Universidad, participando entre los organizadores Jaime Cuadriello y Pablo Amador, del Instituto de Investigaciones Estéticas.

Las 4 secciones de la exposición dan un panorama de gran amplitud: la primera se refiere a la geografía, conquista y sociedad . Se muestran los conocimientos de geografía mediante los mapamundis de la época, los hermosos y diferentes paisajes. Sobre la “conquista”, destaca una de las obras maestras de la exhibición, el “biombo de Almodovar”, que en 12 hojas muestran de un lado las etapas de la conquista y, del otro, una vista maravillosa de la Ciudad de México del siglo XVII; también, mediante originales pinturas con incrustaciones de concha se relatan diversos episodios de la “conquista”. Se presentan varias de las pinturas famosas sobre la diversidad social a través de las castas; una obra maestra son “los tres mulatos de Esmeraldas” del pintor de Quito, Sánchez Galque. Se destaca que en las Américas se dio uno de los mayores avances en el urbanismo con el concepto de la “cuadrícula”, base del trazo ordenado de las ciudades. Así se muestran varias pinturas sobre las hermosas plazas, como la de México. También se aprecia la riqueza de los mercados y la diversidad de los productos que se comerciaban como expresión de la globalización. ¡Se recuerda que nuestros productos alimenticios, como el tomate –el más usado-, la papa, el aguacate, y muchos otros, cambiaron la dieta europea y pusieron en parte fin a las hambrunas!

La segunda sección: “imágenes y cultos de ida y vuelta”

muestra la recíproca influencia religiosa. Dentro del catolicismo se refleja la importancia que adquirió la devoción a la Virgen María. En este caso, uno de los principales impactos americanos es el culto de la Virgen de Guadalupe. Se destaca la famosa pintura de Juan Correa encomendada por Fray Juan de Zumárraga, que fue el primer Obispo de Nueva España, testigo del milagro, y que la envió a su natal Valladolid. ¡Solo en Andalucía se han encontrado 500 pinturas de esta Virgen! Las obras de los grandes pintores mexicanos, como Villalpando, Cabrera, Alcibar, Juárez, circularon en toda la península, mostrándose en las importantes catedrales como Jaén y Cádiz. Ello dio lugar a que los pintores mexicanos acreditaran su “marca” de prestigio firmando, además de su nombre, con la inscripción “pinxit Mexici” (pintado en México).

La tercera sección se refiere a “las travesías” del arte

, que se centran en las variadas expresiones artísticas, los “ajuares” que en cantidad importante viajaron en los “galeones” a España, la orfebrería, la plata labrada, gran variedad de muebles, los bargueños, cofres elaborados con maderas tropicales duras muy apreciadas. Aquí también los llamados “indianos” ricos evidenciaban con orgullo estas piezas en sus casas en España.

La cuarta sección se refiera a la “impronta indiana”

, obras realizadas con materiales y técnicas propias de las indias. El catálogo habla de “traza española”, pero “ropaje indiano”, el uso original de materiales que demuestra la capacidad de adaptación e ingenio de los artesanos nativos. Un ejemplo es el “Cristo de la Crucifixión”, realizado en pasta de caña de maíz. Se evidencia el hermoso arte plumario, las lacas michoacanas, los “enconchados”. Se muestra el gusto por los biombos mexicanos, adaptando los originarios de China y Japón.

Me llamó la atención la copiosa literatura que está presente en las librerías madrileñas sobre el gran debate actual “entre los Dos Mundos”, que se ha provocado en torno a los 5 siglos de la conquista de Tenochtitlán y los dos siglos de la independencia de diversos países americanos. Hay valiosos análisis de distinguidos americanistas españoles, algunos con estudios en México y otros mexicanos. Para complementar la exposición encontré muy útil la obra: La Disputa del Pasado, España y Mexico y la Leyenda Negra, coordinada por el Profesor Emilio Lamo de Espinoza, catedrático emérito de la complutense, Director del Instituto Ortega y Gasset, y Presidente del Instituto Elcano; o sea, cuenta con todas las credenciales. Plantea preguntas muy pertinentes en consonancia con el mensaje de la exposición: 1) Conquista, ¿qué conquista? En el libro se establece que más bien fue “un proceso de reconocimientos mutuos de fascinación por el otro, de intercambios culturales enormemente complejos… en una perspectiva de larga duración… Se da una integración de territorios a la monarquía-hispánica y la conformación e integración de un nuevo reino… Se dice la nueva España acaba convirtiéndose “en el eje central y articulador de la economía mundial de la época moderna”… La conquista en parte fue una especie de guerra civil entre distintos grupos indígenas aztecas, tlaxcaltecas, totonacas, chichimecas, etc., que duró varios décadas” . 2) Colonia, ¿qué colonia? En la obra se considera “un desatino llamar colonias a unos reinos (los virreinatos de México y Perú), con todas las prerrogativas de los distinguidos reinos de España…

México era mucho más metrópoli que Madrid y la mayoría de las demás ciudades... Humboldt la considera entre las más hermosas ciudades de los 2 continentes... Para las últimas décadas del siglo XVII la Nueva España era el eje financiero del mundo, aportando 80% de la plata”. El peso mexicano fue moneda de curso legal en China y el Oriente, y “permitió a España ser potencia planetaria”. 3) Bárbaros, ¿qué barbaros? En las Américas, en México se dieron expresiones culturales tan avanzadas como la gran mujer poetiza Sor Juana, las expediciones científicas y botánicas en ambas direcciones. Las élites indígenas recibieron amplio reconocimiento, muchos conservaron sus privilegios y sus hijos, esmerada educación por jesuitas y otras órdenes, cosa que no sucedió con ninguna otra colonización. Así como España contribuyó al derecho internacional con Suárez y Victoria. La Nueva España contribuyó a la causa de los “derechos humanos”, el tratamiento hacia los grupos originarios. Así se dio el gran debate en Valladolid en 1550 entre Fray Gines de Sepúlveda para quien los indios eran seres inferiores sin alma y Fray Bartolomé de las Casas, reivindicando su igualdad y su protección. Eso dio lugar a que se prohibiera la esclavitud. Tiempo después, el jesuita mexicano Clavijero libró similar debate en Europa contra el alemán De Pauw.

Un punto fundamental es el impulso que dio México a la “primera globalización”. Magallanes había dado la vuelta al mundo entre 1519 y 1521. Los galeones inicialmente podrían navegar del Callao o Acapulco a Manila, pero no podían regresar; con vientos y corrientes en contra se hundían o fracasaban. Cuarenta años después, el gran piloto Andrés de Urdaneta zarpa de Manila en junio de 1565. Buscando vientos y corrientes favorables, tuvo que navegar hacia el norte, hasta cerca de Japón. Realiza la gran hazaña histórica del cruce, 11,000 millas, sin tocar tierra, durante más de 4 meses, para llegar a Acapulco. Esto abrió la gran ruta para el “galeón de Manila” que duraría más de dos siglos. Esto también se ha reconocido como un “tornaviaje”. México quedó así en el centro del comercio mundial.

La exposición ofrece una oportunidad para efectivamente analizar y difundir los aspectos tan positivos del encuentro “entre dos mundos”: el “viaje” de España a América y el “tornaviaje”, las influencias culturales de “ida y vuelta”. México, Perú, y en general las Américas hicieron grandes aportaciones en todos los órdenes a España y Europa: la pintura, la escultura, las artes decorativas, la religión y el culto, el desarrollo urbano, la alimentación, la primera globalización a través de su enlace con Filipinas y el oriente, la lucha contra la esclavitud. Esta es la tarea que debiera promover nuestro gobierno para conmemorar los 500 años de “encuentro entre Dos Mundos: España y México”. ¡Es un balance en que México aparece con gran prestigio y como gran ganador!

PD.

Es deber de todo universitario reaccionar vigorosamente contra la inicua, inexplicable e infundada agresión del Presidente contra la UNAM. ¿Acaso se contaminaron de sus “vicios”, su gabinete y él mismo, egresados de ella? Ignora que la Facultad de Economías, sus institutos y foros, como el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, siempre han representado una voz crítica hacia las políticas económicas neoliberales, incluyendo ahora que ¡las practica su gobierno!

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