Este 1 de diciembre en la Plaza de la Constitución de nuestra capital se llevará a cabo un evento masivo para celebrar el tercer aniversario de la toma de posesión como presidente de López.

López logró algo que en una democracia moderna suena difícil, más de 30 millones de votos a su favor, niveles de aprobación entre los más elevados del mundo y el control del Legislativo a través de su partido, Morena, y sus aliados.

El éxito electoral de López se puede resumir en su capacidad de comunicarse con las masas, en una imagen de hombre humilde y honesto, en la promesa de hacer todo diferente, transformar al país y llevar a México a ser un lugar seguro, justo y con bienestar.

Al cumplirse los tres años desde el inicio de este gobierno ¿hemos logrado pacificar al país, combatir la corrupción, acabar con los derroches del presupuesto público, abatir la desigualdad económica y social, generar bienestar en la sociedad y garantizar un crecimiento económico por encima del 6%? Los datos oficiales dicen que no.

Los últimos tres años han sido los más violentos de la historia de nuestro país; la desigualdad, la pobreza, la inflación y la depreciación del peso han llegado a niveles que no se veían en décadas; en tres años la economía nacional se ha contraído y el sector salud, como el sector educativo se encuentran colapsados.

Al cumplirse la mitad de este mandato presidencial es evidente que la serie de fracasos son responsabilidad de este gobierno y no culpa del pasado. Al sexenio le restan otros tres años y este gobierno puede hacer los cambios necesarios para retomar el rumbo y cumplir las promesas de campaña.

En el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) queremos contribuir a identificar las fallas y proponer soluciones específicas en materia de seguridad y justicia.

Con el estudio “Tres Años Sin Gobernabilidad, Resultados, ni Rumbo Fijo en Seguridad”, presentamos un análisis riguroso y objetivo de la supuesta estrategia en esta materia, las acciones y reformas planteadas por este gobierno.

Entre los hallazgos encontramos cómo, hasta la fecha, carecemos de un plan de acción, indicadores de desempeño y resultado, mecanismos de evaluación y los recursos suficientes para cristalizar el combate a los delitos y para permitir el acceso a la justicia a las víctimas.

Desde la publicación del Programa Sectorial de Seguridad y Protección Ciudadana (PSSPC), del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y la ausencia de la publicación de los programas específicos que se debían desprender del programa sectorial, es evidente que no hay claridad de objetivos generales, metas ni consistencia en las acciones propuestas.

En el PSSPC se proponen políticas públicas diferentes a los que se proponen en el PND y en este no se establece la búsqueda de resultados, no se plantean posibles soluciones a los problemas identificados, no se aclara el beneficio concreto de las acciones propuestas ni que población resultará beneficiada de todo ello.

Esta incapacidad de definir un rumbo explica por qué, con base en los datos oficiales, podemos hablar de un fracaso en combatir los delitos.

La Estadística oficial confirma que los años más violentos de nuestra historia son 2019, 2020 y los primeros 10 meses de este 2021 respectivamente. En los primeros 35 meses de este gobierno se han registrado más de 103 mil homicidios dolosos, un 15% más de aquellos ocurridos en los 35 meses anteriores; un 68% más que en el mismo periodo de la administración de Peña y un 104% más que los primeros 35 meses de la administración de Calderón.

Misma situación se observa si analizamos los feminicidios, la trata de persona o el narcomenudeo, 2021, 2020 y 2019 son los peores años en la ocurrencia de estos delitos.

A este respecto, cabe recordar que el presidente ha declarado en reiteradas ocasiones que es falso que el feminicidio se encuentre en máximos históricos, que el motivo por el cual los registros oficiales marcan a esta administración como aquella en la que se disparó la violencia en contra de las mujeres, es debido a que “ahora sí se cuentan los feminicidios, ya que sólo hasta ahora se legisló en esta materia”.

Lamentablemente las declaraciones del presidente son falsas, la legislación que definió el tipo penal de feminicidio se promulgó en el sexenio de Calderón y la estadística en materia se hizo pública desde la administración de Peña.

En materia de seguridad la actual administración arrancó con la supuesta lucha contra el robo de hidrocarburo, un delito que en voz del presidente ya no existe.

Sin embargo, los datos oficiales desmienten -de nuevo- el triunfalismo presidencial: en los primeros tres años del actual gobierno el huachicoleo creció un 163% respecto al mismo periodo de la administración de Peña y las pérdidas económicas acumuladas en los primeros tres años del presidente López son 80% más elevadas.

Inconsistencias en las políticas públicas y declaraciones falsas también las encontramos en la política de drogas y la estrategia de combate a la delincuencia organizada.

Si bien López por años insistió que el fuego no se apaga con fuego, que la política contra los cárteles debía ser de abrazos y no de balazos y que en México no se produce ni consume el fentanilo, la evidencia encontrada en “Tres Años Sin Gobernabilidad, Resultados, ni Rumbo Fijo en Seguridad”, pone de manifiesto que no ha habido cambios sustanciales en las políticas reactivas de seguridad respecto a Calderón o Peña y que en nuestro país hay cada vez más fentanilo ya que, tan sólo si analizamos los decomisos de esta droga en estos últimos tres años, han aumentado en 1,306% comparado con el mismo periodo del gobierno anterior.

Por lo que refiere al tráfico y compraventa ilegal de armas; al número de grupos delictivos que operan en el país y su control territorial, la historia es similar, las acciones emprendidas no muestran resultados y las declaraciones no corresponden a la realidad.

Desde el inicio de esta administración no ha disminuido el flujo ni el comercio ilícito de armas; en tres años han crecido los grupos de delincuencia organizada y según varias fuentes, por lo menos el 40% del territorio nacional es controlado por el crimen organizado.

En “Tres Años Sin Gobernabilidad, Resultados, ni Rumbo Fijo en Seguridad”, también se puede analizar qué reformas normativas e institucionales se han llevado a cabo, con qué efectos; los resultados del combate a los activos criminales y al lavado de dinero; el desempeño de las fuerzas federales y qué avances se han logrado en combatir otros delitos. Una autentica recopilación de errores y fracasos.

De cara al magno evento del Zócalo capitalino ¿se justifica que el presidente convoque a celebrar estos tres años de su gobierno? Evidentemente por lo que refiere al rumbo y resultados en materia de seguridad y justicia, no. Tanto los datos oficiales como el análisis fino de las políticas, reformas y acciones describen que a la mitad de este sexenio sobran los fracasos y no hay nada qué celebrar.

Es deseo que el estudio “Tres Años Sin Gobernabilidad, Resultados, ni Rumbo Fijo en Seguridad”, sirva de corte de caja para el gobierno federal; ayude al Ejecutivo a entender que urge un viraje en esta materia y por ende retome las recomendaciones que desde la sociedad civil le hacemos llegar.

Si López y su administración se cierran de nuevo a análisis objetivos y desatienden sus mismos datos oficiales, dejarán como legado centenares de miles de víctimas de homicidio, instituciones más débiles y una delincuencia organizada más fuerte respecto a lo que recibieron ese 1 de diciembre de 2018, que tanto insiste López en celebrar.

 
Director general del Observatorio Nacional Ciudadano 
@frarivasCoL 
 

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