Mi anhelo de escribir comenzó a espabilar en tercero de secundaria, mientras tecleaba en mi Commodore 64 las palabras que darían voz al video de generación, allá en 1991. Cuando repartieron en el salón de clases las funciones y tareas para la celebración del fin de año escolar, yo me apunté rápido para crear el discurso audiovisual. Ni lo pensé siquiera. Fue, tal cual, un impulso.

Recuerdo bien que Pedro, mi amigo de la escuela, se emocionó al leer el borrador. Y algo similar sucedió la vez que se me ocurrió escribir en el primer año de universidad una especie de manifiesto, tipo “Las cosas que pensamos pero no decimos” de Jerry Maguire, y que mandé desde un correo anónimo a una lista gigante de destinatarios para ver si conseguía llamar la atención de una conocida que me gustaba.

Ella nunca contestó, pero —para mi sorpresa— comencé a recibir las más variadas respuestas. Desde “Bórrame de tu lista”, hasta “¡Estúpido!”, pasando por “No sé quién seas, pero sigue escribiendo”. Ahí acabó de despertarse mi sueño de escribir, que hoy —a mis 44— es mi leitmotiv. Uno juraría que a estas alturas de la vida todo mundo debería tener claro el suyo, pero no es necesariamente así. Hay muchísimos adultos que, o no tienen la menor idea, o nunca le prestaron importancia, o a quienes les prohibieron pensar en eso de chicos. Ahí está, tal vez, la razón de tanta confusión en estos tiempos.

Por ello, cuanto antes nos dejemos descubrir por nuestros sueños, mejor (sí, son ellos los que nos encuentran).

Saco esto a cuento porque el domingo volví con mi hija a las visorías de la Federación Mexicana de Futbol para la Selección Sub-15 (Academia Femenil FIFA), aunque ahora en Toluca, y me pareció fascinante ver tantas niñas tan apasionadas por la pelota —convencidas de ser futbolistas— y tantos padres desmañanados apoyándolas en las gradas heladas y luego bajo el rayo de sol hirviente.

Este experimento para hallar talento en el futbol femenil nacional tendrá lugar en varias ciudades del país, y es una oportunidad única para niñas y jóvenes de convertir en realidad su anhelo de jugar y dedicarse a lo que aman.

Además de la gente de la Femexfut, a la cita acudirán también visores de diversos clubes. Muchas niñas saldrán llorando, unas pocas sonriendo, pero todas con el gran sueño sembrado de que, quizá, un día...

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