Pareciera que hay un consenso en las encuestas para la elección presidencial de Estados Unidos: Donald Trump tiene una marcada desventaja frente a su rival, el experimentado político Joe Biden. Hasta antes de entregar esta columna, por ejemplo, el sitio ampliamente conocido , ubicaba al Presidente Trump con un promedio de 9.4 puntos porcentuales por debajo del candidato demócrata. No obstante, quizás el panorama que esbozan las encuestas no sea tan halagüeño para la causa demócrata.

En días recientes salió una nota que probablemente encendió los focos rojos en el equipo de campaña del ex Vicepresidente Biden. Me refiero a las estimaciones sobre el voto anticipado, que emitió el , y que han recogido diversos medios de comunicación e internacionales.

De acuerdo con este centro de estudios con sede en la Universidad de Florida, hasta la mañana del aproximadamente 66.4 millones de estadounidenses habían emitido su voto por correo. A primera vista, esto podría parecer una excelente noticia para los demócratas ya que para las elecciones presidenciales de 2016, un total de 57 millones de votantes emitieron su voto por esta vía.

Excepto por el hecho de que el mismo centro de estudios estima que un total de 150 millones de electores emitirán su voto durante esta contienda presidencial – 13 millones más que durante los comicios de 2016 en donde Donald Trump le ganara a Hillary Clinton.

En este sentido, a escasos siete días para el día de la elección, y aun cuando prominentes demócratas como el expresidente Barack Obama y el propio Biden han impulsado la votación anticipada por correo, quizás se hubiera esperado una mayor votación a esta alturas del partido.

El escenario se complejiza al considerar que no todos los votos por correo irán para el Partido Demócrata. Al respecto, el United States Elections Project estima que los demócratas tienen una ventaja cercana de dos a uno. Por ejemplo, hasta el 15 de octubre, los votantes con registro demócrata representaban el 51% de los votos emitidos anticipadamente, mientras que el 25% de los votantes tenía registro republicano. Si a esto se le suma la posibilidad de que los votos por correo anulados se tripliquen en comparación con las elecciones primarias de este año, no son buenas noticias para el contendiente demócrata –máxime cuando las tasas de votos rechazados fueron más altas en zonas urbanas donde, ciertamente, los votos demócratas están .

Aunado a lo anterior, el poco aumento de los votos anticipados con relación a la elección de 2016, podría ser un indicio de tres variables interconectadas: a) que resultó efectivo el boicot que el GOP emprendió en contra de esta modalidad para votar, b) que se espera una intensa movilización de la base social de Donald Trump durante el día de la elección, y c) que se ha logrado desincentivar el voto a favor de Biden tanto de aquellos votantes indecisos como por parte del sector progresista del Partido Demócrata que, en general, está desencantado con el sistema político estadounidense y que ha sido clasificado por el propio Presidente Trump como movimientos de izquierda radical.

Para finalizar, conviene recordar una frase que se le atribuye a Aaron Levenstein: “Las estadísticas son como los bikinis. Lo que revelan es sugestivo, pero lo que ocultan es vital”. Haciendo a un lado lo políticamente incorrecto que en la actualidad pudiera sonar esta metáfora, no deja de ser menos oportuna para la actual elección presidencial en Estados Unidos. En este sentido, posiblemente las encuestas están omitiendo aspectos cruciales sobre cómo se está moviendo el voto de cara al día de la elección estadounidense. De ser así, las cifras de este centro de estudios podrían tratarse del primer descalabro que anticiparía una derrota para el candidato demócrata.

Consultor

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