“Famoso, pero con poca ética”, así describió el presidente en su conferencia matutina del 11 de mayo al New York Times , el periódico decano de Estados Unidos; el periódico con más premios Pulitzer; y el periódico que reveló los archivos del Pentágono, el reportaje que determinó que el gobierno de Estados Unidos le había mentido sistemáticamente a sus ciudadanos sobre la Guerra de Vietnam.

El presidente se refería a la muy circulada y criticada nota del diario neoyorquino que ponía en duda las cifras oficiales del gobierno federal respecto a la epidemia de coronavirus. El 8 de mayo, el subsecretario de Salud López-Gatell había hecho lo propio en sus redes sociales: poco le faltó para anunciar una conjura internacional en contra de su persona.

“Llama la atención”, dijo, que el día en que sus modelos habían determinado ocurriría el pico de la epidemia en México, 8 de mayo, “aparecieran de manera casi sincrónicas cuatro notas” en prensa internacional, como si los cuatro medios se hubieran puesto de acuerdo. Luego habló de quien las compartió, como si hubiera una intriga entre esos medios y un grupo de tuiteros: “individuos ligados a administraciones anteriores, a los negocios de la industria farmacéutica… y unos cuantos con aspiraciones políticas”. El subsecretario se refería al New York Times , a El País, al Wall Street Journal , y erróneamente al Washington Post , que no publicó nada relacionado con el tema en esa fecha. Quizás más bien leyó a la Associated Press, que también publicó algo el mismo día, pero eso es mera conjetura.

Desde entonces han aparecido más reportajes. Sky News ayer, citando fuentes anónimas dentro del gobierno de la Ciudad de México, habló de una cuenta oficial cinco veces menor a la verdadera en la capital. Al Jazeera también, el 10 de mayo, presentó entrevistas on the record con el alcalde de Chimalhuacán y la alcaldesa de Ixtapaluca, y apuntaló las demás notas: existe una subcuenta sistemática de muertes por COVID-19 en México.

Estos datos, por sí solos, no deberían causar sorpresa: la subcuenta en una pandemia es natural. Ningún país puede medir a la perfección la cantidad de contagios o de muertes asociadas. Aquellos que han sido vapuleados, como Italia, abiertamente admiten que dejaron de contar como deberían por lo abrumador del fenómeno.

Podemos o no coincidir con la nota del Times , o con su uso de fuentes. Pero la nota de todo esto yace, más bien, en las respuestas que dieron presidente y funcionario ante lo publicado en la prensa extranjera. Ninguno de los dos parece entender cómo funciona, ni cuál es su papel. Sus notas no están hechas para consumo interno. Están hechas para buscar explicar lo que aquí sucede a quienes no saben. Son una ventana a nuestro país. A diferencia del periodismo mexicano del siglo pasado, no tienen ni mensaje ni dedicatoria. Son piezas que se someten a los estándares de las publicaciones internacionales de mayor prestigio: junto al Times está El País, el gran periódico hispano; el Journal , el medio de

negocios más importante en EEUU; la AP, la agencia de noticias internacional de mayor prestigio, y Al Jazeera , el non plus ultra del periodismo en Medio Oriente.

Sin embargo, como dice el dicho, el león piensa que todos son de su condición.

En cambio, de otros medios extranjeros, ésos sí sin estándares y escrúpulos, sí han tomado nota el gobierno mexicano y su prensa afín. Tal es el caso de Fox News , la cadena que durante las últimas tres décadas se ha encargado de rebajar al lodazal el nivel de la conversación pública estadunidense.

Durante el juicio político contra Donald Trump, la nota en Fox era Hillary Clinton. Durante la crisis de coronavirus, que se complicó por culpa de su presidente, la nota fue un escándalo ficticio de Barack Obama.

Acá se sigue el mismo libreto. No por nada en los días que se anuncian las peores cifras de desempleo desde que existe registro, y en los que se anuncia la mayor cantidad de muertes por coronavirus, el foco está en otro tiempo y en otras cosas.

Lo importante, las dudas que levantaron estas seis notas periodísticas; vaya, la verdad, eso se ignoró. Como dicen que decía Harry S. Truman: si no puedes con ellos, intenta confundirlos.

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