Les doy la bienvenida a este espacio que he decidido aprovechar para ponerme en contacto con ustedes. Soy Ernestina Godoy Ramos, primera Fiscal General de la capital de nuestro maravilloso país. En mi trayectoria de vida nunca pensé tener la oportunidad de desempeñar este cargo en el que podría contribuir a hacer realidad el ideal de todo abogado: hacer Justicia, porque a fin de cuentas, es para lo que nos formamos. Al elegir estudiar leyes siempre tuve a la justicia en mi norte teórico y práctico. Mi paso por la Facultad de Derecho de la UNAM me dio amigos de vida y maestros como el Doctor Rodolfo Franco Guzmán, que modelaron mi forma de pensar y de enfrentar la realidad.

En 1985 el terremoto que arrasó la Ciudad de México, me dio oportunidad para ejercer mi profesión al servicio de los damnificados de esa catástrofe que dejó a miles de familias sin techo. Exponerme a las víctimas del terremoto me marcó por el dolor y desgraciadamente, la impotencia ante la tragedia.

Creo que el sistema si no se encauza desde un criterio de justicia y empatía con las víctimas, se torna perverso y cruel.

A través de esta columna estaré comentando con ustedes cómo hemos recorrido este camino de transición a una nueva institución, el por qué de nuestro proceder en algunos casos emblemáticos, analizaré los resultados obtenidos en estos casi cuatro años de estar al frente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.

Primero quiero decirles que me siento honrada de ser la primera Fiscal de esta Ciudad, espacio históricamente ocupado por hombres; favorecida de compartir este tiempo con quienes han hecho posible que el tránsito de Procuraduría a Fiscalía esté siendo un proceso de mejora continua, una oportunidad para revisar lo que se ha hecho durante décadas.

He transitado con un equipo de hombres y mujeres talentosos, profesionales y apasionados por la justicia, juntos hemos ido dando forma a lo que nos propusimos al asumir este encargo: ser una institución a la altura de la demanda de la ciudadanía.

Llegar a la verdad, procurar justicia y reparación del daño a las víctimas, es la aspiración de nuestro quehacer institucional. En estos conceptos se engloban las acciones de la procuración de justicia y la vocación de servicio de quienes trabajamos en esta institución.

El Sistema de Justicia Penal Adversarial establece un papel activo a la víctima ejerciendo derechos antes no reconocidos y deja de ser el sujeto externo que espera justicia; esta es quizá, la mayor aportación de este Sistema: humaniza a las víctimas y pone énfasis en sus necesidades. Esta visión garantista nos provee de herramientas que se adecúan a las condiciones de cada víctima. Es en este espectro que consideramos a la víctima al centro de nuestras acciones sin prejuzgar, ponemos la ciencia, la tecnología, el profesionalismo y la expertise de todos quienes aquí trabajamos para esclarecer los hechos, llevar al imputado ante un juez, la reparación del daño y garantías para la no repetición.

En mi próxima colaboración abordaré el caso de Ariadna Fernanda, víctima de feminicidio que me llevó a tomar decisiones poco habituales.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS