1. En el 2040, dentro de 17 años, Mario Aburto, el “asesino solitario” de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI en 1994, habrá de recobrar la libertad. Para entonces, podrán conocerse los miles de folios con los testimonios ministeriales, videos, estudios criminalísticos y del entorno político, así como los exámenes foniátricos de “La Culebra, pieza de música guapachosa de la Banda Machos que sonaría a todo volumen en el momento de las detonaciones fatales.

2. Dentro de casi 20 años este crimen, que marcaría el regreso de México a la violencia política de siempre, rondará en nuestra ejemplar desmemoria como el magnicidio de Álvaro Obregón (1928) derivado de la temprana división de la élite post revolucionaria. Porque los caudillos y hacendados sonorenses querían retener el mando ante el poder social emergente de los sindicatos y confederaciones que encabezaba Luis N. Morones.

3. En el 2040, cuando Aburto cumpla 70 años y trasponga, credencial del Bienestar en mano, los dinteles del penal de Huimanguillo, habrán transcurrido casi tres presidencias después de la de López Obrador, si es que las desleales y empecinadas turbulencias de este decadente personaje no someten a México a un vaivén incontenible de interinatos, confusiones, rapiñas y extravíos por sus ansias de permanecer a toda costa (¿es que se prepara ya, por cierto, con toda intensidad, al altivo y grotesco Adán López como próximo primer presidente provisional nopalito?)

4. Recordemos aquí que Plutarco Elías Calles aprovechó muy aplicado la circunstancia del crimen de Obregón para maquinar su permanencia en el poder.

5. En 1995, luego de la campaña presidencial priista que llamaría al voto por la paz, Ernesto Zedillo cortaría de tajo las ambiciones continuistas de Salinas llevando a la cárcel a su hermano Raúl. 6. ¿Quién mató a Colosio? La investigación oficial, llena de vicios e interpolaciones, no permitió ni permitirá aproximarse algún día a la verdad de lo ocurrido.

7. Lo cierto es que la división de la élite política salinista en 1993-1994, propiciada por el choque de la obsesión reeleccionista de Salinas y el proyecto de reforma del régimen de Manuel Camacho, creo el ambiente para que los intereses contrarios se decidieran por el crimen.

8. ¿Quién mató a Colosio? El día fatídico de Lomas Taurinas, ya entrada la noche, un atribulado Carlos Salinas buscaría a Camacho, Comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas, para pedirle su opinión sobre cómo enfrentar la grave crisis política desatada apenas unas horas antes. En ausencia de Manuel, que se encontraba atrapado por el mal tiempo en Chiapas, Marcelo Ebrard y yo elaboramos una propuesta. Confieso que a esas alturas yo no estaba dispuesto a colaborar en nada con Salinas, siempre urgido de nuestro apoyo pero muy dedicado a nuestra persecución o exterminio.

9. Porque el 4 de marzo, 19 días después de los Diálogos de la Catedral de San Cristóbal, Salinas le diría a Camacho: “Manuel: Marcos ya no es el problema, ahora el problema eres tú”)

10. De la propuesta que Marcelo y yo le hicimos a Salinas la madrugada del asesinato de Colosio hablaré el próximo sábado.

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