Un miércoles que nos dejó con dos lecciones bien aprendidas que trataré de explicar: Una es en el , los mensajes y series, contenidos de televisión que ya es lo único que proyectan, pero que si analizamos con calma nos daremos cuenta de algo muy alarmante. Y la otra, la que se da en la cancha, la que nos tiene enamorados y entregados a este deporte, cuando el atleta y el jugador se conectan para hacer lo que pocos hacen, como fue el caso de Karim Benzema.

Así que empecemos.

Mensaje de talento, lo que hizo Karim es la muestra más clara en el barrio de Chelsea que hoy por hoy es el mejor jugador de nuestros días. No hay mejor delantero que el francés que toca, se mueve, define, presiona, vuelve a definir, habilita, le pone el tiempo perfecto en el que juegan los mejores. Así de contundente definió un partido contra el PSG y ayer frente al equipo londinense lo hizo de nuevo con dos tremendos remates de cabeza y otra presión al error del portero y los defensas.

Un mensaje de que es su momento, de que sabe que vendrán las nuevas luminarias y que ante la salida de Cristiano y Messi él toma el lugar, él hace lo que nadie hace. Una gozada. Ayer lo decía en la transmisión de La Octava Sports, que me recordó lo hecho por Ronaldo (el original) en los cuartos de final en Old Trafford para anotar un triplete y definir esos cuartos contra el United.

Ahora es turno del mensaje que se viraliza desde el vestuario del Rebaño, por parte de Jesús Sánchez , quien con un lenguaje muy sensato pide que el equipo se deje “de mam...”, literal. El folclor del mensaje retumba para que entendamos qué debe pasar con un proyecto en el que su líder sigue hablando de afecto, pero sin dar ideas claras para que jueguen mejor.

Un mensaje que desarticula las frases de Leaño y que demuestra que el equipo está harto de cómo están las cosas.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A los mensajes que sí importan.

@EnriqueVonBeas

 
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