Magali Velasco ha nacido muchas veces. Cuando sus padres pensaron su nombre, el día que conoció a César, cuando nació su hijo Rodrigo, cuando se graduó, la vez que reunió a sus amigos y a su familia y ofreció deliciosos chiles en nogada y, claro, cuando vio la luz por primera vez y sonrió al ver el mundo y sus posibilidades. Digo esto porque ahora está naciendo como novelista. Nada menos. Y es la Universidad Autónoma de Nuevo Leónla que publicó Cerezas en París, en agosto de 2022, en Monterrey. Gracias rector Santos Guzmán López . Gracias querido Toño Ramos. Dar a conocer las buenas nuevas novelas es una misión increíble que han cumplido con énfasis.

Magali nació en Xalapa un día sin lluvia. Ha publicado cuentos y textos de Análisis literario de excelente factura. Cerezas en París es su primera novela y se nota desde el primer capítulo que sabe narrar. Quiero decir que su escritura corre pareja, que los puntos de la historia que menciona infieren nuestra sensibilidad y que rápido provoca un profundo sentimiento de adhesión a los personajes. Ya verán cómo pronto querrán estar cerca de Monserrat, conocer un poco más de ese misterioso ser que es María, de la dulzura inteligente de la abuela Celia y de la enorme casa donde crecen y maduran un poco. Sin decir nada más que lo necesario, la narradora nos define al padre, al abuelo y a los amores universitarios y playeros de Monserrat, habitante de una Xalapa llena de señas de identidad que años después, cuando regresa, la unirán a una ciudad que es única. Monse se desposa con un gringo y vive en la Baja Sur. Su hermana Bárbara se queda y también se une al hombre que ama. Pero un día tienen que decidir qué hacer con la casa, que está deshabitada y se está deteriorando. No diré nada de los patios porque no tengo derecho a revelarles ciertos mensajes que contiene la novela y que son para ustedes.

Monserrat vuelve a Xalapa para acordar con su hermana el destino de la casa, ¿la restauran, la venden, la derriban? Bárbara lo tiene claro, pero su hermana no. Tranquilamente se toma su tiempo. Es tan difícil valorar los recuerdos. ¿Hasta dónde se puede permitir a esos recuerdos intervenir en una decisión? En esta novela queda claro que recordar no es vivir. Monse tiene 30 años y siente que los tiene. Recorre la casa y experimenta un apego que se niega a tomar en cuenta. ¿Las casas hablan, mandan mensajes? Disfrutarán encontrarse, avezados lectores, con esta hermosa edificación donde corrió la vida y las mujeres que la habitaron dejaron grabados sus sentimientos en cada metro cuadrado. Les encantará María, una chica que hace cocteles y que sabe seducir con una mezcla especial llamada Cerezas en París, un coctel que contiene las memorias más importantes de Monserrat Montero , una chica que sabe mucho del amor, que bebe café, cerveza, tequila y que conoce los nombres ocultos de los placeres. No obstante debe tomar una decisión. Se echa un par de rounds con su hermana, busca a su antigua clica y bebe con ellos y comprende un par de significados de tener 30 años. Pronto encuentra un revelación que cambiará su vida, ¿cuál es? Los elefantes que barritan en mi jardín no quieren que lo descubra; de manera que no tienen más opción que leer Cerezas en París; además sentirán lo estimulante que es entrar en una novela donde uno queda atrapado desde el capítulo uno. Deléitense, Magali Velasco es de las buenas. Ya platicaremos saboreando Cerezas.

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