Muchos gigantes han caído por reaccionar demasiado tarde a la evolución de las necesidades de los consumidores. Kodak, pese a desarrollar la primera cámara digital, no creía que este nuevo estilo de fotografía dominaría el mercado y, por lo tanto, no aprovechó las oportunidades que ofrecía su lanzamiento. Decidieron enfocarse en el cine, no en innovación, y cayeron tras un siglo de éxitos.

Ahora los bancos se ven amenazados por las fintech, los nuevos y ágiles proveedores financieros que ofrecen productos innovadores, con respuesta rápida y servicios impulsados por tecnología de última generación. Habilitados por los reguladores y alimentados por capital de riesgo, estas fintech se muestran esbeltas en el mercado y comienzan a generar ingresos significativos.

Los bancos deben responder al mismo dilema que Kodak enfrentó una vez: ¿aprovechar la tecnología disponible e innovar, o sentarse a esperar mientras su valor se erosiona?

Las grandes instituciones financieras pueden y deben jugar en este nuevo mercado digital. La banca minorista experimentó un cambio en las expectativas de los clientes, a medida que los nativos digitales se alejan de la banca tradicional y se posicionan a favor de los servicios de la móvil. Este grupo ha adquirido cuotas significativas del mercado no bancarizado, al que se puede acceder con el nivel de servicio adecuado. Al operar como compañías tecnológicas y ofrecer soluciones simples y centradas en la experiencia del cliente, los bancos digitales como N26 han evidenciado un crecimiento exponencial que demuestra el poder de este modelo de negocio.

El crecimiento a largo plazo de los bancos radica en optimizar la experiencia del cliente y conectarse con los nativos digitales alejados del sistema financiero tradicional. Para esto, deben construirse no para durar, sino para cambiar. Hoy en día, la agilidad no es una ventaja competitiva sino cuestión de supervivencia. Para avanzar, los bancos deben aprovechar sus considerables balances generales, una ventaja clave sobre las fintech, para crear una división bancaria digital o spin-off.

Podemos relacionar a los bancos establecidos como cruceros: grandes, costosos de operar y lentos para maniobrar. Por el contrario, los spin-off digitales se verían como una lancha rápida: operadores ágiles e independientes diseñados para el cambio, capaz de lanzarse en 12 meses, sin restricciones geográficas y pueden penetrar con facilidad en nuevos mercados. Sin ataduras de su banco original, la lancha se separa de los procesos organizacionales y avanza con agilidad.

Esta es la razón por la que los bancos deben lanzar su versión digital y operarla de manera independiente de la organización más grande, en lugar de invertir en costosos proyectos de TI de varios años para actualizar sus sistemas heredados, porque cuando esa actualización finalmente se implemente, es probable que el mercado y la tecnología ya hayan avanzado.

El spin-off debe ser un brazo innovador que aborde una necesidad o un segmento específico del mercado. Esto requiere un nuevo liderazgo centrado únicamente en el éxito del banco digital, sin generar fricción con las necesidades de la organización más grande. Además, estos líderes deben dirigir una cultura de innovación desde el primer día, permitiendo que el banco digital actúe como una startup, totalmente libre de las restricciones de los procesos heredados. Este enfoque se impulsa en una tecnología esbelta con una arquitectura en componentes, lo que permite el lanzamiento rápido de nuevos productos en respuesta a las demandas del mercado.

Si los bancos tradicionales adoptan una visión estratégica del mercado y permiten que sus spin-off digitales evolucionen sus procesos tradicionales, podrán volverse sostenibles a largo plazo. Una vez que el spin-off es exitoso, los clientes existentes pueden migrarse a la nueva operación. Si bien puede parecer una canibalización, esta opción resulta más rentable que perder clientes frente a los competidores.

Kodak se enfrentó a esta elección. Podrían haber seguido la fotografía digital, pero temían que consumiera su negocio del cine. Si se enfocaban en la creación de nuevas soluciones digitales, habrían ganado nuevos clientes y hecho una transición de clientes antiguos a nuevos productos, asegurando su liderazgo en el mercado.

Las instituciones financieras deben priorizar la agilidad para mantenerse relevantes. Mejorar los sistemas heredados no los hará a prueba de futuro, ya que el ecosistema fintech vivirá una evolución drástica durante esta década. Sin embargo, con un spin-off digital diseñado para el cambio, los bancos pueden operar a la misma velocidad que las startups. Los grandes cruceros podrían lanzar una lancha rápida o dos. Al aprovechar la banca de arquitectura en componentes, los socios adecuados y una visión a largo plazo, los bancos pueden asegurar su futuro.

Director general de Mambu para las Américas

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