Rivales acérrimos en el estado, la exgobernadora, Martha Erika Alonso, y el exgobernador, Miguel Barbosa, compartían una cosa: la cercanía con quien, por azares del destino y de la política, se convirtió en el gobernador sustituto de Puebla, Sergio Salomón.

Siendo candidato a la presidencia municipal de Tepeaca en 2018 por la alianza del PAN, PRD, MC y PSI, quien se desempeñaba hasta el miércoles como líder de Morena y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado respaldó en redes sociales a Martha Erika Alonso. “Sin duda, Martha Erika Alonso es la candidata mejor preparada, con propuestas claras que garantizarán en nuestro querido estado #IgualdadParaTodos”, se puede leer en una publicación de Salomón en su página de Facebook. En ese entonces, Alonso competía por primera vez contra Barbosa por la gubernatura poblana. Paradójicamente, hace pocos meses, el hoy gobernador logró ser encartado por el propio Barbosa como una de sus “corcholatas” favoritas para sucederlo en 2024.

No sobra decir que Salomón Céspedes es el octavo mandatario estatal en los últimos seis años. Desde el panista Rafael Moreno Valle, quien murió en un accidente aéreo el 24 de diciembre de 2018, Puebla no ha tenido un gobernador que permanezca en el cargo un sexenio completo. A Moreno Valle le siguió Antonio Gali, quien gobernó sólo por un año y 10 meses, Martha Erika Alonso de Moreno Valle, quien fue gobernadora por 10 días tras morir en el accidente aéreo junto a su esposo, Jesús Rodríguez Almeida, quien fungió como encargado de despacho, Guillermo Pacheco Pulido, nombrado como gobernador interino, Miguel Barbosa, gobernador electo, Ana Lucía Hill Mayoral, también fungió como encargada de despacho, y Sergio Salomón, ratificado ayer como gobernador sustituto para concluir el periodo que le correspondía a Barbosa Huerta.

En esta desafortunada línea de los tiempos poblanos recientes, por encima del diálogo y la conciliación, ha primado en la entidad el encono y la inestabilidad. La adelantada y rápida sucesión de Barbosa incluso dejó entrever que tuvo por objeto atajar estas dos características y, en el camino, cifró mensajes con resonancia local y nacional.

El primero de ellos, quizá tiene que ver más con el destino que con la política. Aunque parezca, en política nada es seguro. El exgobernador Barbosa parecía tener el control de su sucesión en las manos. En las últimas semanas, destapó a la secretaria de Economía estatal, Olivia Salomón, al líder de Morena en el Congreso, Sergio Salomón, y al secretario de Salud, José Antonio Martínez, como sus perfiles predilectos para sucederlo en dos años. Con este movimiento, ató las aspiraciones por la gubernatura de dos figuras antagonistas: el coordinador de los Diputados de Morena en el Congreso Federal, Ignacio Mier, y el presidente del Senado, Alejandro Armenta. Sumado a ello, perfiles cercanos al exgobernador se hicieron cargo de la dirigencia estatal de Morena que, en 2024, encabezará el proceso electoral a nivel local. Hoy, esa presunta seguridad, está en entredicho para el “Barbosismo”. Muestra de que el tablero político se movió en las esferas locales y nacionales es el mensaje que publicó el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, minutos antes de que se concretara la elección de Salomón Céspedes.

“Nuestro presidente nos ha enseñado que para tener autoridad política hay que tener autoridad moral. Ojalá y nuestros diputados en Puebla tengan tantito respeto por la memoria de nuestro compañero Miguel Barbosa que todavía no es sepultado y ya quieren nombrar gobernador sustituto”, señaló en su cuenta de Twitter el dirigente nacional morenista y quien es considerado cercano a Ignacio Mier.

Otro mensaje tiene que ver con la adelantada sucesión del presidente López Obrador. En los últimos meses, la estructura desplegada por el grupo político de Barbosa —con los tres funcionarios encartados por él mismo para su sucesión y con el control de la dirigencia estatal de Morena— volcaron su apoyo a las aspiraciones presidenciales de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, en mítines y asambleas distritales, como lo documenté en otro artículo este mismo espacio. Una nueva incógnita en el panorama político local, pero con repercusiones nacionales, es si el Barbosismo, aún con la ausencia de su líder político, continuará alineado con Sheinbaum y, de ser así, si tendrá la fuerza necesaria que parecía tener Barbosa para otorgarle el respaldo de Puebla, uno de los padrones electorales más grandes del país, a su proyecto presidencial.

Internacionalista, periodista y analista político.

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@DiegoBonetGalaz

 

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