En orden alfabético, las editoriales independientes Almadía, Era y Sexto Piso han iniciado la semana pasada una campaña que busca el apoyo económico de los lectores para sobrevivir a la crisis económica desencadenada por la pandemia del coronavirus. Es un esfuerzo necesario si queremos que una parte fundamental de la cultura de nuestro país siga adelante.

Esas editoriales son empresas privadas, sí, fruto de un empeño por hacer un nobilísimo y difícil negocio con los objetos más frágiles y, paradójicamente, más poderosos: los libros. Buenos libros, desde luego: si se tratara de editoriales comerciales que buscan a como dé lugar el éxito inmediato con “productos” de consumo fácil y de baja calidad, no estarían en semejante predicamento. Sexto Piso, Era y Almadía son buenas, excelentes, extraordinarias editoriales mexicanas, y merecen todo el apoyo que los lectores seamos capaces de darles.

El orden alfabético puede ser un poco injusto; en este caso, es injusto desde el punto de vista histórico: Ediciones Era es, de las tres, la más antigua. Almadía y Sexto Piso representan la vertiente, no diré juvenil, precisamente, pero sí más reciente de una tradición moderna representada por la hermana mayor; pues así, en términos de sororidad o fraternidad, debe entenderse la colaboración de las tres casas en los tiempos actuales.

Escribo estos renglones como lector de los libros de Era, Sexto Piso y Almadía, desde luego. Si alguien prefiriera pensar otra cosa —que lo hago interesadamente como autor— no haría sino confirmar la justificadísima sospecha de que una crisis como la actual despierta al mismo tiempo lo mejor y lo peor en la gente. Lo que necesitan esas editoriales y lo que necesitamos los lectores, entonces, es un amplio movimiento solidario para sacar adelante estas empresas admirables. Explicar las razones de tal necesidad no debería hacer falta pero hay que hacerlo.

Si esas editoriales están, como dicen sus directivos eufemísticamente, “en riesgo de suspender nuestra operación”, de desaparecer, dependen ahora de quienes pueden apoyarlos con el interés más diáfano imaginable: la existencia continuada de ediciones de alta calidad en México. Es el interés de los lectores y es un interés limpio, saludable y absolutamente indispensable para la vida de México.

No se trata únicamente de fuentes de empleo; se trata de eso, desde luego, pero también de algo más: del espíritu y de la inteligencia de nuestro país en una de sus zonas más sensibles.

La iniciativa no puede salir mal, no. Si saliera mal, si las tres editoriales tuvieran que declararse en quiebra y cerrar sus puertas, la nación en la que vivimos empezaría a convertirse de veras en un yermo inhabitable.

Pido a los lectores de esta columna que se sumen a la iniciativa de rescatar Sexto Piso, Almadía y Era. Para ello, pueden consultar la siguiente página: donadora.org/campanas/almadia-era-sextopiso.

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