En Estados Unidos avanzó para su aprobación un importante proyecto de ley que considera al fentanilo como arma química. El objetivo de esta iniciativa, promovida por el Congresista Michael McCaul, Presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, es combatir la crisis de salud pública generada por el consumo de esta sustancia. La ley promueve la cooperación global para combatir el tráfico de drogas sintéticas y fortalece la colaboración entre gobiernos.

La Convención sobre Armas Químicas (CAQ) es un tratado internacional que prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y el uso de armas químicas y también prevé su destrucción en un plazo determinado. La CAQ otorgó a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) el mandato de erradicar y verificar la destrucción de los arsenales de armas químicas, lo cual conlleva la posibilidad de inspeccionar al país señalado como poseedor de armamento para verificar su existencia y proceder a su destrucción.

En México no existe información que sugiera que la presencia de fentanilo pueda conllevar el ingreso del gobierno norteamericano para destruirlo al considerarlo como arma química. Tampoco existe evidencia para declarar a los cárteles como organizaciones terroristas por ser los responsables del tráfico de dichas sustancias. El promotor de la iniciativa ha sostenido que la ley busca la cooperación del Estado mexicano, comprometer al gobierno chino, además de solicitar recursos para efectuar los análisis y peritajes necesarios en las investigaciones relacionadas con el contrabando de ese opiáceo.

El hecho de que una organización esté implicada en el tráfico de fentanilo u otras sustancias peligrosas calificadas como armas químicas no la convierte automáticamente en una organización terrorista. El terrorismo se define generalmente como el uso de la violencia o la amenaza para lograr objetivos políticos, religiosos o ideológicos. La designación de una organización como terrorista suele implicar la determinación de que participa en actos de terrorismo o los apoya. Esta se basa en las pruebas y la información recabada.

Respecto de los cárteles, su implicación en el tráfico de fentanilo u otras sustancias peligrosas no los convierte en una organización terrorista, pero es un factor que se pudiera tomar en cuenta. Sin embargo, la legislación norteamericana exige otros elementos como son la naturaleza y el alcance de la implicación del cártel en otras actividades delictivas, como el tráfico de drogas, la trata de seres humanos, el blanqueo de capitales y la extorsión; el uso de la violencia y la intimidación para imponer sus objetivos; sus vínculos con otras organizaciones terroristas; y su impacto en la seguridad nacional e internacional.

Los cárteles tienen como principal motivación la obtención de ganancias ilícitas, de ahí que aun cuando pudiera considerarse al fentanilo como arma química, tendría que satisfacerse los factores y condiciones descritas anteriormente para justificar el carácter de organizaciones terroristas que amenazan a la seguridad nacional de los EUA. En realidad estamos en presencia de grupos de la DO trasnacional que requieren ser tratados bajo los procedimientos legales de prevención y combate de los mismos. La problemática es apremiante, pero no necesariamente sería la mejor solución.

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